La Gestión del Talento

No soy un experto en Recursos Humanos, pero creo en las personas. Quizás soy muy ingenuo, pero me gusta saber cuáles son sus intereses, sus motivaciones y escuchar sus historias. Cada persona tiene una historia única y cada una de esas historias son importantes. Da igual que la persona sea conocida, reconocida, mediática… para cada uno sus “cosas” son las más importantes. Nadie es mejor que nadie.

Las personas son un universo con infinitas posibilidades. Y es así desde el primer segundo de vida. Uno ya nace siendo diferente al resto. Hay factores que condicionan: económicos, culturales, religiosos, etc. pero el hecho diferencial innato está ahí desde el inicio. Después depende de muchas cosas, pero fundamentalmente de cada uno, el que nos convirtamos en agentes de felicidad o de maldad.  Yo creo que estamos “programados” para lo primero, aunque las envidias, los egos, las avaricias nos llevan muy fácilmente a lo segundo.

De cuando en cuando surge algún “ser de luz” al que todos admiramos y que sin embargo está hecho de lo mismo que el resto pero que sabe explotar su “hecho diferencial” y utilizarlo en beneficio de los demás.

Todos tenemos talento. Eso que nos diferencia de los demás, a cada uno de nosotros, lo llamamos talento e insisto, habita en cada uno de nosotros. Me generaba estrés cuando mi padre me hablaba de niño de la mediocridad. En una sociedad que ya era bastante competitiva el temor de los padres era que sus hijos se quedaran en “mediocres”, sin entender muy bien cuál era el criterio de valoración para diferenciar entre esa categoría y la de triunfadores. ¿Era económico?, ¿popularidad? ¿reconocimiento mediático?... Lógicamente un padre quería que a su hijo le fuera lo mejor posible y no pasara por las dificultades que él hubiera experimentado en la vida. Podría considerarse parte del proceso natural.

Pero insisto. No creo que haya personas mediocres. Todos podemos ser seres de luz y el éxito se puede medir de muy distintas maneras. Lo importante es enfocar nuestro talento a aquello que nos puede hacer mejores y contribuir a nuestro entorno. Lo contrario no nos convierte en mediocres, sino en malvados.

El primer gestor y responsable del talento ha de ser uno mismo. El hecho de que este sea un concepto en que se ponga foco y que todos tengamos “algo que ofrecer” no puede servirnos de excusa para no ser proactivos. Debemos ser dueños de nuestro destino y si no se nos permite desarrollar nuestras habilidades hay que salir de la zona de confort y buscar en otro sitio. No vale echar la culpa “al jefe” o al de al lado.

La Gestión del Talento es un concepto que lleva varios años de moda, sobre todo en organizaciones grandes. Se trata de identificar a las personas con un alto potencial para que, a través de un desarrollo, más o menos estructurado, acaben siendo piezas clave en esa organización. Esto es una función que ejercen principalmente las áreas de recursos humanos y que cada día es más trascendente.

Estos recursos humanos deben asegurarse de que se dan las condiciones para que las personas se atrevan, para que salgan de su zona de confort y, haciendo aquello que saben hacer mejor y con lo que disfrutan, sean capaces de generar valor y felicidad en y para la organización. Es clave que la gente se divierta haciendo su trabajo (no es una ironía es una obligación), el que sea y a través de ese disfrute contagie, motive y aporte valor que sumado con lo que hace el resto de la organización supone crecimiento.

Gestionar el talento, sabiendo que depende de uno mismo y que la tarea de recursos humanos es favorecer las condiciones para que todos tengamos la oportunidad, es fundamental en este nuevo mundo digital.

Ojo, que también lo es en una familia. En mi época adolescente podría decir que recursos humanos en la familia era mi madre. En este caso unos recursos humanos muy enfocados a la felicidad, pero con una mala leche de vez en cuando…Es decir, el talento aplica a todos los contextos.

Sigo con las organizaciones. Cada vez más van a surgir nuevas necesidades en todo el ecosistema empresarial. Nuevos puestos de trabajo relacionados con esto que escuchamos tanto hoy de internet de las cosas, ciberseguridad, programación, etc. Pronto será casi realidad eso de que los coches conducen solos o aquello de que a través de múltiples conexiones seremos capaces de activar la lavadora en casa o realizar una transacción financiera que sólo estaba destinada a una minoría hace años. Incluso de buscar pareja o nuevos amigos con intereses comunes a través de una red social. Todo va a cambiar, de hecho, está cambiando ya.

Y las organizaciones, cada una en su medida, deben adaptarse a ello. El talento de sus empleados debe aflorar para construir esto y hacerlo de una manera responsable y disfrutando de la aventura. Repito que las áreas de recursos son facilitadores, pero también son responsables de que se den esas condiciones. Es una posición muy importante la que tienen.

Para poder facilitar ese camino y disfrutar de ello hay algunos elementos clave. Son pocos, pero imprescindibles. Sin ellos no aflorará, repito, no aflorará nunca el talento necesario para mejorar y transformar las organizaciones y habrá que “comprarlo” fuera, lo cual generará otros riesgos y otras oportunidades.

Esos elementos son la honestidad, la confianza, la objetividad y el reconocimiento. Todo ello debe estar refrendado con hechos. Es necesario explicar bien los porqués de algunas decisiones, individuales y colectivas y cumplir con lo que se compromete. Son cuatro elementos muy simples y que todos los que gestionamos equipos y fundamentalmente recursos humanos diremos que aplicamos, pero son el principal motivo de desconexión y desmotivación de muchas personas.

Nada “abstracto” se convierte en real si no se refleja en hechos. No lo olvidemos si hablamos de gestionar talento. La antítesis será gestionar frustración que es bastante más complicado.

La vida se mide en hechos y los que nos pasan a nosotros dependen en un grado altísimo de cada uno. No hay que mirar fuera y compararse. Ni egos ni envidias ni avaricias. Eso surge en las comparativas. La humildad, la felicidad por el éxito de los de al lado, el reconocimiento…eso está dentro de nosotros. Los hechos que dependen de uno para explotar lo que llevamos dentro debemos procurar que pasen y si no pasan tenemos que mover ficha. Quedarse quieto no es una opción.

Los hechos que dependen de otros, tendremos que persuadirlos, con argumentos, para que pasen. Y si no pasan, lo mismo, nos tocará mover ficha y cambiar de camino.

Pero nunca rendirse. Ahí sí que claudicamos, asumiendo que el talento lo tienen los demás y no nosotros, y nos convertimos en conformistas y en esa palabra que me causaba estrés. Mediocres.

#impossibleisnothing





Comentarios

  1. No es fácil gestionar equipos, motivarlo. No podemos hacer responsable a RRHH. Entrevistando perfiles de RRHH y financieros, me he dado cuenta que falta percepción,trato personal y singular que darías a una persona de familia.

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    1. Gracias por los dos comentarios. El principal responsable de lo que nos pasa en la vida somos nosotros mismos. Es algo que repito bastantes veces en el blog. En este post también comento que eso aplica a la gestión del talento que tenemos cada uno. No podemos estar esperando a que nos venga del cielo la oportunidad de desarrollarlo.
      En una organización grande creo que el papel de RRHH para facilitar las condiciones de que la gente pueda hacerlo y sólo dependa de ellos es clave. ¿Cómo?. Generando una igualdad de oportunidades, eliminando politiqueos y procesos de desarrollo ambigüos, etc. Aún así coincido contigo en que no es responsable porque cada persona tiene una estructura más o menos jerárquica y unos responsables directos e indirectos que son muy relevantes y que por supuesto también deben de promover el que sus equipos puedan tener ese desarrollo.
      En las organizaciones que conozco, la figura de responsable de talento, como el de cultura, depende del area de RRHH, entiendo que porque tiene más sentido y llegada a la hora de ejercer esa función facilitadora.
      Pero again, esto está en nosotros y si lo poquito que no depende de nosotros no ayuda, pues habrá que salir de la zona de confort...
      Mil gracias por el comentario

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    2. Totalmente deacuerdo David, soy de la misma pasta que tú, confío en las personas que forman empresas, no en Empresas formadas por personas, conozco las frustraciones de perfiles brillantes, sin desarrollo por rangos jerárquicos superiores en empresas de alto Standing (para mi percepción, anticuadas). Es importante el papel de RRHH como en la detección del mal funcionamiento de un equipo determinado en departamento o BU. El responsable de Talento depende del Director en cuestión, de su evaluación de desempeño. Gracias por hacernos pensar David, estos temas me encantan. Besos..

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  2. Hay profesionales motivados, frustrados, tóxicos etc. Como Líder de equipo, nuestra obligación es el saber. Confío en las personas, sacar lo mejor de cada una, con un trato individualizado. Saludos David! un gusto debatir sobre la motivación y valor humano Always ;-)

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