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Mostrando entradas de marzo, 2020

No te rindas

No me rendí cuando las patadas contaban más que los libros. No me rendí cuando mis ideas hablaban a una pared. No me rendí cuando el fantasma del futuro vino a visitarme. No me rendí cuando mis sentimientos eran un número. No me rendí cuando era “imposible” la remontada. No me rendí cuando me dijeron que no podría dibujar música. No me rendí cuando el cofre se quedó vacío. No me rendí cuando trabajaba para que el tiempo pasara. No me rendí cuando me miraban desde un trono. No me rendí cuando otro lo rompió y yo lo pagué. No me rendí cuando tropecé con esa piedra una y otra vez. No me rendí cuando el corazón se partió en trocitos. No me rendiré, aunque la primavera sea un invierno. No me rendiré, aunque no me entiendas. No me rendiré por mucho bicho que venga. No me rendiré mientras siga respirando. Porque cada segundo es mágico. No podrá con nosotros. No te rindas. Resiste. #impossibleisnothing

No estáis solos

En los momentos importantes de nuestra vida, estamos siempre nosotros frente a un espejo. No hay nadie más. Hay personas que nos quieren, nos empujan, nos dan su aliento, pero no están en el reflejo de uno contra uno mismo. Eso no es así porque estemos en una situación de Pandemia, es así porque es nuestra naturaleza, en lo más profundo las luchas son individuales . Es ahí donde se producen las batallas más salvajes . Y también donde florece lo mejor de cada uno . Hay muchos momentos y circunstancias que nos llevan a esa contienda interna. Hoy, por primera vez para casi toda nuestra generación, es un momento colectivo el que nos lleva a ella. No nos engañemos. Nadie va a librar por vosotros la guerra íntima de cada uno de los que estáis en los hospitales. Esa corresponde a cada uno. Es así de duro, así de bonito y también, así de esperanzador. Del gusano sale una mariposa , de esa lucha salen héroes. Lo que sí os garantizo es que vuestra guerra colectiva no es sólo de vo

Un noche tuve un sueño

Una noche tuve un sueño. No fue un sueño agradable. Era una pesadilla surrealista. Quizás consumir series o cine había hecho mella en mí. De repente el mundo se volvía un lugar hostil. Una epidemia arrasaba el Estado de Bienestar en el que había vivido desde que nací y nos ponía a todos en modo alerta. Era absurdo. No podía salir de mi casa, ni ver a mis amigos, ni siquiera acercarme mucho a mi familia. Hasta tenía que pedir a mi hermana que cancelara la fiesta de cumpleaños. El trabajo se hacía complicado. Niños en casa asistiendo al cole online mientras mi mundo laboral se convertía en un sinfín de reuniones telefónicas. ¿No querías teletrabajo? Pues toma 50 tazas. La gente que tenía que ir físicamente a trabajar se exponía mucho más, por lo que no me podía quejar. No dejaba de dar vueltas en la cama... Ir a la compra era una aventura. Primero el ejército, sí, el ejército, podía pararte para preguntar a donde ibas y se lo tenías que explicar. Si les convencías

La fuerza de la unión

Hace tiempo escribí un post con este título. En él os contaba la unión que surgía de un evento familiar que hacemos todos los años con hermanos, primos, abuelos y en el que participamos unas 50 personas. Hoy es una unión mayor sobre la que os voy a hablar. Por primera vez en 300 años nuestro “enemigo” no son los “rojos, azules” y la retaíla de colores habitual. No, por primera vez desde hace mucho no se trata de hacer la guerra entre nosotros. No. Si ya debíamos haber olvidado el guerracivilismo hace tiempo, hoy es una exigencia. Hoy tenemos que remar en la misma dirección. El enemigo, esta vez, es común. Y nos afecta a todos. Es un enemigo al que no le importa nuestro color político ni nuestras creencias. Tampoco el cómo nos damos caña unos a otros por redes sociales, ni nuestras excusas ni victimismos. Es un enemigo muy poderoso, porque juega con algo muy profundo, el miedo. Y además lo hace sin importarle que nosotros nos encarguemos de potenciarlo. No entiende de e

La Oportunidad

Un día todo se vuelve gris. Nada sale bien. Parece que los males vienen juntos y que las nubes no se irán jamás. A veces se ve venir, a veces no. Da igual. Es la hecatombe. No hay salida. El mundo conspira en contra. Incluso nos mimetizamos con problemas lejanos. Es el fin… Pero no. No lo es. Es el principio. Sólo hay que cambiar la perspectiva. Lo sabéis. La palabra crisis, en algunas culturas, como la China, se transcribe igual que la palabra oportunidad. Son caras de la misma moneda. El yin yang famoso que estaba tan de moda cuando éramos adolescentes. Los problemas, las caídas, los fracasos, los cambios, todo lo que nos saca de la zona de confort nos abre la posibilidad de reinventarnos. Y reinventarnos nos hace crecer, avanzar… Esto no es nuevo. Viene desde que el hombre era primate. La necesidad de mirar más allá nos “obligó” a pasar de cuatro a dos patas. La necesidad de calentarnos nos “obligó” a manejar el fuego…y así hasta hoy. Un tal Cervantes decía qu