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Mostrando entradas de 2020

Renacer

Eran las 12 y 1 minuto de 2020. Iba a ser un gran año. Lo tenía clarísimo. Mucho que hacer por delante. Como todos los finales de años nos juntábamos más de 20 personas entre abuelos, padres, primos, hijos, hermanos y brindábamos por ello. Era nuestro momento. Además, había otro aliciente, estrenábamos la casa de mi prima y la fiesta post uvas iba a ser sonada. Habían sido unos meses turbulentos y el nuevo año se presentaba como una pista de despegue. Veía las caras de mi familia y podía palpar esa sensación en varios de los que allí estábamos. Pero, ante cualquier cambio, siempre asalta la duda. Me preguntaba... ¿Quién no hace propósitos de fin de año? y... ¿Cuánto duran? Enero, más que una cuesta fue una montaña. Entendí que era el camino para que sucedieran cosas y, la casilla de mi cumpleaños, el 7 de febrero, la veía como el punto de inflexión. Pero el mundo giró, como siempre, aunque en este caso lo hizo inesperadamente y nos cambió a todos la partida. Estaba tan concentr

¿Qué es la magia?

Magia es cuando se detiene el tiempo. Magia es cuando te dice que sí. Magia es el primer beso. Magia es cuando los ves nacer. Magia es el aprobado del carné de conducir. Magia es cuando sale bien. Magia es mi primera película de cine. Magia es la chimenea de la casa del pueblo. Magia es el cocido de mi abuela. Magia es la mirada de una mascota. Magia es el gol de Iniesta. Magia son los libros antiguos. Magia es ganar al B. Magia es la NBA los viernes por la noche en La2. Magia es la música de los 80 y de los 90. Magia es un sacapuntas. Magia es la tiza que te deja blanca la mano. Magia son las noches de Benidorm. Magia es la primera vez. Magia son los Bruce y U2 en el Calderón. Magia es el pan recién hecho. Magia es tocar el piano. Magia son las luces de la primera discoteca. Magia es la piscina de aquellos veranos. Magia son los recreativos. Magia es el Corpus en Granada. Magia es el primer día de vuelta al cole. Magia es cuando al

Estoy harto

Estoy harto de tanto victimismo Estoy harto de tanta manipulación Estoy harto de tanto postureo Estoy harto de tanta etiqueta Estoy harto de que se valore más la vaguería que la iniciativa Estoy harto de l@s que buscan enemig@s permanentemente Estoy harto de l@s fanátic@s con piel de cordero en las redes sociales Estoy harto del “y tu más” Estoy harto del “tengo razón” Estoy harto de que el dinero pueda más que el amor o que la bondad Estoy harto de l@s que quieren mantener su estatus quo a toda costa Estoy harto de la hipocresía Estoy harto de tanta mentira Estoy harto de que la culpa siempre la tenga otro Estoy harto de tanta excusa Estoy harto de la mala fé Estoy harto de quien no respeta Estoy harto del “haz lo que yo diga” (pero no lo que yo haga) Estoy harto de las órdenes Estoy harto que sólo seamos responsables si nos prohíben y vigilan Estoy harto de la falta de liderazgo y referentes a quien imitar Estoy harto de tanta chorrada influe

¿Qué está pasando?

  ¿Qué está pasando? ¿Este es el mundo que queremos? ¿Importa más la apariencia en una red social que el mostrarnos tal y como somos? ¿Por qué se “juzga” tanto a quien hace propuestas para mejorar nuestro día a día y se premia a los que filosofan y posturean sin crear nada? ¿Qué nos pasa? Vivimos en un blanco o negro permanente. Nos hemos radicalizado un montón. Prejuzgamos, juzgamos, rejuzgamos, desconfiamos. Pero eso sí, no hacemos autocrítica. Siempre hay alguien que “tiene la culpa”. ¿Qué coño nos pasa? Pasa que somos seres humanos, con emociones y presuntamente, inteligencia y con unas “mochilas” culturales y de creencias, miedos y valores, con la que cargamos desde que nacemos, en función de cuándo y dónde lo hacemos. Pasa que estamos condicionados y mediatizados por todo lo que nos rodea. Y nos decimos liberad@s o libres, y no nos lo creemos ni nosotr@s mism@s. Ser libre no es soltar serpientes en Twitter ni enseñar cuerpo en Instagram. Es algo más profundo. El bombard

La vida y la muerte

  Hace años conocí a un muyahidín. Era el líder de un grupo en contra del gobierno de su país. Era un país con grandes desigualdades y una densidad de población de las más altas del mundo. Reivindicaban unas políticas más equitativas y que se reconocieran los derechos históricos de su pueblo, una etnia dentro de un sistema de etnias. Era un grupo numeroso y él era un líder que había sido educado en los mejores colegios y universidades de Europa. Todo empezó cuando un niño de unos 12 años, en un lugar perdido de Asia, donde probablemente no habían visto un occidental en su vida, vino a “invitarnos” a acompañarle. Su rifle de asalto hacía presagiar que no sería demasiado bueno declinar tal invitación. Unas calles más allá y con medio pueblo siguiéndonos, como si fuéramos un mandatario internacional, entramos en una tetería. Parecía una peli de Indiana Jones, donde había un pasillo largo y una habitación final, con una mesa, un foco apuntando a la mesa y dos sillas vacías. Al otro

Tiempos duros

No soy un columnista de El Mundo o El País. No pretendo tener millones de lectores. Sí que me gustaría que este post llegara lejos. Quiero daros mi visión de lo que tenemos por delante, sin sesgos de colores políticos ni falsas moralinas. Sólo con sentido común, con mucho corazón y con algún que otro conocimiento de Economía. Veréis. Nos estamos enfrentando a una de las situaciones más difíciles que viviremos nunca colectivamente. Los libros de Historia hablarán de 2020 como un año clave, al igual que 1789 (Revolución Francesa), 1914 (I Guerra Mundial) o 1939 (2ª Guerra Mundial). No nos estamos dando cuenta, pero será un punto de inflexión en nuestra era. En este siglo XXI, los años 2009 y 2020 han desencadenado acontecimientos que se analizarán durante siglos. Sabéis que soy optimista. No me gusta pensar que algo no es posible. Es cuestión de esfuerzo. Y el que se nos viene encima es mayúsculo. No lo estamos viendo, pero va a ser duro y debemos estar preparados. Nuestro país s

In memoriam: que haya valido para algo

Vivíamos en castillos con muros de papel, nos impresionaba la fachada, pero ni siquiera nos atrevíamos a tocarla. Confiábamos en que la mano invisible mantenía nuestro bienestar, sin querer ver las consecuencias futuras. Estábamos enamorados del tiempo, era el dueño de nuestras vidas, de nuestros sentimientos. Triunfar era ganar, mandar, tener razón, aunque no entendiéramos su significado. La protección, la salud, la educación, eran derechos que habíamos adquirido, porque los que vinieron antes gastaron sangre y esfuerzo para darnos ese regalo. No habíamos entendido su coste, sólo lo exigíamos como nuestro, sin ninguna acción, con mucho ruido. Pensábamos que éramos más listo que el otro, que siempre estaba equivocado. Las lecciones de moral eran nuestro patrimonio, la hipocresía no reconocida nuestra bandera. Éramos felices en un mundo irreal, no había pastilla azul ni pastilla roja, sólo para juzgar y etiquetar. Lo imposible no

Cuando esto acabe...ya verás

No se si habéis escuchado esta frase alguna vez. Es posible qu, últimamente, más de una. Suena a amenaza, a desafío y a explosión de algo…de vida. Estas semanas han sido muy duras. Para los que están en primera línea de batalla por el trabajo incansable con el riesgo que conlleva, para los que estamos confinados por la situación estresante y de falta de libertad que nos supone, para los que están enfermos porque su salud está mermada y en algunos casos de una manera peligrosa. No es nada fácil. Y parece que pronto vamos a ver la luz. Aún no sabemos cómo y miramos de reojo a lo que está haciendo el mundo, a ver si nos da pistas, pero no hay nada claro. Lo que si está claro es lo que repetimos y nos repiten las personas cercanas. Cuando esto termine…ya verás. Ese “ya verás” se sustituye a veces por alguna que otra exageración o burrada que no puedo escribir. Ese ya verás esconde una liberación de las cadenas imaginarias que nos están sujetando y que nos va a permitir r

Cuando brille el sol

Cuando brille el sol saldaré cuentas con el tiempo. Me ha robado la mitad del mes de marzo y me robará el mes de abril. Quizás para que aprenda a apreciar lo que realmente me importa y de recordarme que viva la vida. He entendido el mensaje, con creces y me vengaré. Cuando brille el sol será el momento de honrar a aquellos que se fueron. El momento de decirles, adiós muchachos, y por respeto, jurarles que la vida no seguirá igual. Si algo nos ha enseñado este tiempo es que hay que exprimir cada segundo. Cuando brille el sol miraré a los ojos a la fuerza del destino y le diré que mi destino lo escribo yo. Nadie más que yo. Con mis errores y mis aciertos. Mi canción será mi canción. Elegiré el tempo y el compás. La canción del pasado me ayudará a aprender, pero edificar el futuro será patrimonio mío. Cuando brille el sol iré al Mediterráneo, por supuesto, uno de mis sitios favoritos. Pero también a Maracaibo, a Copenhague, a New York, a las calles de Filadelfia o a Venecia

No te rindas

No me rendí cuando las patadas contaban más que los libros. No me rendí cuando mis ideas hablaban a una pared. No me rendí cuando el fantasma del futuro vino a visitarme. No me rendí cuando mis sentimientos eran un número. No me rendí cuando era “imposible” la remontada. No me rendí cuando me dijeron que no podría dibujar música. No me rendí cuando el cofre se quedó vacío. No me rendí cuando trabajaba para que el tiempo pasara. No me rendí cuando me miraban desde un trono. No me rendí cuando otro lo rompió y yo lo pagué. No me rendí cuando tropecé con esa piedra una y otra vez. No me rendí cuando el corazón se partió en trocitos. No me rendiré, aunque la primavera sea un invierno. No me rendiré, aunque no me entiendas. No me rendiré por mucho bicho que venga. No me rendiré mientras siga respirando. Porque cada segundo es mágico. No podrá con nosotros. No te rindas. Resiste. #impossibleisnothing