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Sobreviví

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Sobreviví a la tempestad, Sobreviví a la enfermedad, Sobreviví al bullying, Sobreviví a un accidente de avión Sobreviví a la ruina, Sobreviví al éxito, Sobreviví a un huracán de fuerza 5, Sobreviví a muchos huracanes de fuerza descontrolada, Sobreviví a crecer antes de tiempo, Sobreviví a los que me llamaban idealista, Sobreviví a la impotencia de la injusticia, Sobreviví a ver a madres con niños moribundos en brazo, Sobreviví al Himalaya, Sobreviví al desierto, Sobreviví a los talibanes que me invitaron a tomar el té, Sobreviví a la indiferencia, Sobreviví al desprecio, Sobreviví al reconocimiento, Sobreviví a la ambición, Sobreviví al amor, Sobreviví al desamor, Sobreviví al fuego, Sobreviví a las noches en blanco, Sobreviví al desfase desmedido, Sobreviví a ser padre, Sobreviví al esfuerzo máximo, Sobreviví a la decepción, Sobreviví a las mentiras, Sobreviví a mis mentiras, Sobreviví a mis errores, aprendí, Sobreviví a los

Se nos está yendo la pinza

N o soy periodista. Tampoco soy político. L@s que me conocéis sabéis que sí soy “revolucionario”. No me gusta eso de “siempre se ha hecho así”. Como dice mi padre, soy el abogado de las “causas pobres” o de las “causas perdidas”. Y durante muuuuchos años estuve muy activo a través de ONGs u organizaciones estudiantiles en todos los temas de igualdad. Participé en aquella “movida” que se montó en los 90 para reclamar una igualdad real de derechos entre hombres y mujeres y también para el colectivo LGTBI. En las concentraciones que hacíamos en la Puerta del Sol de Madrid un viernes de cada mes, nunca vi a ningun@ de los políticos que hoy posturean tanto de feminismo. Ni tampoco a es@s tuiter@s que se creen que lo han inventado ell@s. Lo que os quiero decir es que no soy “sospechoso” de no creer en ello y haberme implicado, con un alto coste personal. Hoy lo hago desde otro punto de vista, ayudando a emprendedores y a emprendedoras a desarrollar sus proyectos (me da igual si son chico

Cuando seas padre comerás huevos

¡Cuando seas padre comerás huevos! Mi padre no paraba de decírmelo y yo me sonreía pícaramente pensando: claro, claro… A much@s de mi generación (la X), sobre todo chicos, os resonará esa frase en la cabeza. Era común escucharla cuando llegabas tarde a casa un sábado despues de que “te hubiera sentado mal la cena”. A veces los padres lo decian como justificación a lo que venía después, limitación horaria, castigo, negativa a la compra de un capricho…era un decir “así es la vida” pero adaptado a adolescentes. Lo mejor de todo es que nuestros padres lo decían por nuestro bien y, sin embargo, nosotros lo veíamos como la manera poco graciosa de fastidiarnos un plan. Cuestión de perspectiva. Claro, el día que te conviertes en padre empiezas a entender esa perspectiva y, sobre todo, de que va esta vaina. Empiezas con una preocupación, porque la ciencia avanza tanto que ya es capaz de detectar nuestras imperfecciones desde el minuto cero. Que si la cabeza así o asá, que si el cordón umbilical

El arte de comunicar

Te dejas la piel, te esfuerzas al límite, echas horas como si no hubiera un mañana…pero luego no progresas. No sólo en tu trabajo, también en tu vida personal. ¿Qué pasa? Algo básico. Uno de los principios fundamentales del siglo XXI. Si no sabes contarlo es como si no hubiera pasado . Me dirás, "pero el resto ya lo ve" . Vale, lo que tu quieras, lo ve pero pasa desapercibido. Es necesario contarlo. En esta era del marketing, en el que casi todo se dibuja en imágenes, necesitas "perforar" en la mente de los demás para que cale el mensaje.  También puede ser que otr@s lo cuenten por ti (periodistas, jefes, profes, pareja), si es que estás dispuest@ a correr ese riesgo. No te lo recomiendo. Si sale bien que sea por ti. Si sale mal, que sea por ti. Depender de otr@s... Comunicar es un arte. La magia de hacerlo bien está en lo que somos capaces de hacer que el otro perciba. Un cuento, un chiste, nuestra propia historia…puede ser contada de manera que pongamos el pe

Una palabra

Una palabra es un principio. Una palabra es una intención. Una palabra es una emoción. Una palabra es un mensaje. Una palabra es fuego. Una palabra es agua. Una palabra es música. Una palabra es paz. Una palabra es guerra. Una palabra es amor. Una palabra es odio. Una palabra es una bala. Una palabra es miel. Una palabra es una mano. Una palabra es una patada. Una palabra es humo. Una palabra es el infinito. Una palabra es un final. Las palabras, son armas muy poderosas. Pueden se herramientas de construcción o de destrucción masiva. Elegir bien como utilizarlas. Se graban en el alma. Siempre me gustó eso de “soy dueño de mis silencios y esclavo de mis palabras”. Las mejores palabras son los hechos, aunque a veces cueste entenderlos y no seamos capaces de explicarlos con palabras. Utilizar las palabras para dar felicidad. Las guerras duelen mucho. Todos pierden. #impossibleisnothing

El caos bonito

Dicen q no importan las veces que te caes sino las veces que te levantas . Si caes siete tienes que levantarte ocho. Y yo digo que una leche, claro que importan las veces que caes. La paciencia es finita y el degaste pesa. Las fuerzas flaquean. Y mucho. ¿Cuánt@s de vosotr@s habéis recibido tantos palos que habéis pensado, “que se levante su madre”? ¿Cómo lo lleva quien lucha contra una enfermedad durante años? ¿Y quién vive en la calle? Lo de la frase motivadora está bien, sobre todo si la dices desde la comodidad de tu día a día. Hay que luchar, sí. No hay que rendirse, también. Quizás a veces podemos ayudar “al otro” en vez de decirle citas maravillosas. Lo mismo necesita un empujón y no un sermón de autoayuda. Dicen que hay que quererse mucho y estar muy a gusto con un@ mism@ para poder dar felicidad a los demás . Y yo pregunto, ¿conocéis a alguien que de felicidad porque se quiera mucho así mism@? ¿Apostamos? La felicidad son momentos. El equilibrio es una actitud, no un estad

¿Qué es un equipo?

Voy a ser oportunista. La selección española de baloncesto ha ganado el Campeonato de Europa hace unas horas. Nadie apostaba por ella. No estaba entre los favoritos. Después de una generación excelente de Gasol y compañía, parecía que venían unos años de sequía, de “desenganche” del basket. Pero no, resulta que no hay nada imposible. Mira por dónde, una selección prácticamente renovada, con 7 jugadores “desconocidos”, nuevos en estas lides, que no sabíamos ni donde jugaban, decidió cambiar el guion y demostrar que tomaron muy buena nota de lo que hicieron sus mayores antes. Y, que irreverencia, decidieron competir para ganar. Sin una superestrella, pero con 12 supercurrantes y un jefe de obra magistral. A mi me gusta mucho el baloncesto. Estuve presente en alguna desgracia de mi equipo, el Barcelona, por allá por los 90. Y también en alguna alegría. Aquí todo empezó con aquellos Epi, Martin, Corbalán, Solozábal, Margall, Arcega…que decidieron que, en Californa, por allá por el 84,