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Mostrando entradas de enero, 2020

Lo que no se ve

“Lo esencial es invisible a los ojos”. Eso dice El Principito de Antoine de Saint-Exupéry. Yo, estoy de acuerdo con él. Nuestro mundo interior es infinito. Nadie lo conoce. Sólo nos pertenece a nosotros. Todos, todos los que poblamos este planeta, tenemos una historia y un universo de emociones y sensaciones que nos inunda en lo que nadie ve, en esa esencia. Sí, algunos y algunas van de duros. No cuela. Iceman sólo existe en el cine. La mala noticia es que uno siempre está solo ante el peligro en los momentos decisivos. Esa amalgama de colores internos sólo la conoce uno mismo. Hay quien se acerca. Tenemos familia, amigos, personas que nos quieren… pero ellos ya lidian con sus propias voces internas. A nosotros nos toca la nuestra. Somos nuestros propios “vampiros emocionales”. Depende de lo que alimentemos, nuestra vida será una telenovela o una comedia…o ambas. Razones, sentimientos, miedos, impaciencias, experiencia…todo entra en la coctelera. Sólo uno mismo sabe

El misterio de la luz de las estrellas

Hubo un día en que las estrellas se empezaron a apagar. Fue de repente, inesperado e inexplicable para los científicos. Es sabido que los astros brillantes que vemos en el cielo están a años luz, es decir, a miles y millones de años y lo que se ve ahora es el reflejo de lo que realmente pasó hace mucho, mucho tiempo. Por eso, a los poderosos de La Tierra les entró mucho miedo. <<Si vemos ahora que las estrellas se están apagando, eso quiere decir que pronto puede apagarse la nuestra. Si se apagara el sol sería horrible, porque todos moriríamos congelados. Desaparecería el Planeta>>. Increíblemente todas las naciones se pusieron de acuerdo. Destinaron todos sus recursos a investigar qué podía estar pasando. Enviaron cohetes, naves de última generación, telescopios orbitales, drones supersónicos y hasta crearon una televisión espacial para que todo el mundo pudiera verlo por internet. Necesitaban todos los ojos del Planeta mirando todos los detalles para poder

2 de enero, un día más…otra oportunidad de cambio

Del 31 de diciembre al 1 de enero hay 1 segundo, o 23 horas, 59 minutos y 59 segundos, según se mire. Como mucho, un día. Es un día más en la naturaleza, no tiene nada especial. Sí lo tiene en el contexto cultural y, en cierta medida, en el psicológico y en el imaginario colectivo. En ese segundo se cambia de año y en algunas ocasiones de década, de siglo, o de milenio…No es en todas las culturas igual. Chinos, judíos, musulmanes y pueblos autóctonos de Latinoamérica y Oceanía lo celebran en otros momentos de los 365 días. Sólo es un día más. Es curioso que, ese día, hasta 1582, se celebraba el 21 de marzo, coincidiendo con el solsticio de primavera en el hemisferio norte (y el de otoño en el sur). Eso se debe a que, hasta ese año, el mundo se regía por el calendario Juliano, el de Julio César sí. Pero en esa fecha, en un mundo occidental de influencia cristiana, el Papa  Gregorio XIII  de terminó que el año comenzara el 1 de enero basándose que ese era el supuesto d