Lecciones de un viaje a Pakistán
Hace muchas lunas ya. Fue por allá por 1998. Cruzábamos Pakistan de sur a norte en un fokker (un avión de hélices) de la PIA (Pakistan International Airlines). El vuelo, de unas 2 horas, parecía apacible. Pakistán es un país muy extenso y abrupto. Tiene de todo, desierto y montaña. Cuando volábamos por encima del Desierto de Thar saltaron las pantallas del avión. En los 90, la PIA era de las aerolíneas más modernas del mundo, y ya contaba con dispositivos plegables en el techo del avión. Salió en imagen un imán recitando en árabe. Entendimos que eran rezos. Y el piloto dijo algo por los altavoces que provocó un gran revuelo en el avión. En ese momento, varias personas sufrieron un ataque de pánico. Costó un poco comprender qué pasaba. Había un problema mecánico en el avión. Íbamos a hacer un aterrizaje de emergencia. Ahí, en medio del desierto. Por supuesto, el terror se apoderó de nosotros. Lorenzo, uno de los que venía, balbuceaba “no quiero morir”. Y cada vez más la...