Los superhéroes también llorán


Algunas personas tienen cerca a otras que parecen muros inexpugnables. Transmiten la sensación que ninguna adversidad puede con ellas y que todo está controlado. Incluso en las situaciones más dolorosas mantienen la calma. El resto, hasta llega a pensar que son de hielo y que las emociones los atraviesan como si fuera la formación de una estalactita. Por una parte, asustan, pero por otra, reconfortan con su aliento y su seguridad cuando el resto de seres terrenales lo pasan mal.

Yo los llamo superhéroes (permitirme el genérico, aunque probablemente son más las superheroínas).

Son seres “especiales”. Se “comen” todas las “rayadas” que les eches. Las tuyas y las de los que tienen alrededor. Es como si el destino les hubiera escogido para hacer de psicólogo natural de los que le rodean. Son la válvula de escape para que muchos “escupan” sus demonios diarios, sin darse cuenta que no paran de soltar y soltar sin ni siquiera haber preguntado como están.

Son unos superhéroes maravillosos… hasta que estallan y ponen en evidencia que el resto los tienen un poco explotados.

Nos equivocamos en el básico. Los superhéroes también lloran, también dudan, también se enfadan, también conocen el miedo, también sienten los desgarros del corazón. No son de esa piedra que pensamos.

Puede que no quieran que se les vea, ni mostrar vulnerabilidad a su kriptonita o que no quieran que se conozcan sus momentos de bajón. Pero los tienen. Y caen. Y también necesitan a los demás para levantarse. A veces se sienten muy solos porque no tienen su propio superhéroe cerca. Necesitan su “llamada de ángel”.

Nadie es un bloque de hormigón. Es la grandeza del ser humano. Para bien o para mal, casi nunca es lo que parece.

Si tienes un superhéroe de estos cerca, deberías estarle dando un abrazo ahora mismo. Les gusta igual que gusta al resto de personas.

No es bueno dar por hecho su robustez ni inquebrantabilidad. Es de mentira.

Hoy vi un superhéroe herido. Y llega al alma. Para los de “fuera” es la caída de un mito. Para él es la evidencia de que es tan frágil como el resto.

Si os pasa con alguno que conozcáis, poneros un rato el traje de Capitán América. Hacer lo mismo que haría él. Lo mismo crea escuela.

No os hagáis los duros. Mostrar emociones sin extravagancias no está al orden del día, pero a veces ayuda, y trae sorpresas positivas. La vida es maravillosa, pero sólo pasa una vez.

#impossibleisnothing


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