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Mostrando entradas de agosto, 2012

La vuelta al cole

Cuando era peque volver al colegio era algo excitante. Era el momento de volver a ver a mis amigos de clase después de todo el verano y contarnos todo lo que habíamos hecho. Era un rollo volver pero la euforia de verlos era mayor que las ganas de quedarse en casa. Claro, al tercer día la novedad ya no era tal y quería otra vez vacaciones. Visto en perspectiva, era un tiempo muy feliz. A medida que fuí creciendo tenía más alicientes. Las chicas. La que me gustaba que podría volver a ver después del verano, las nuevas y por supuesto  los nuevos compañeros que tenían que pasar el "examen" de mi pandilla. Vamos, que a pesar de tener que estudiar no estaba mal. Quitando los exámenes el cole y el instituto "molaban". Tenía algo más profundo detrás, de lo que quizá no éramos conscientes, pero que sobrevolaba en el ambiente de ese día. Era el momento de comenzar de cero otra vez. Realmente no era exactamente así porque  todos arrastrábamos el pasado y ya nos conocí...

La fuerza del corazón

Dicen que el ser humano es capaz de todo, que es bueno por naturaleza, que no tiene límites, que tiene un potencial intelectual inimaginable y que es el ser más perfecto de la creación. También dicen  que nada es imposible y que creer en algo lo hace alcanzable, por complicado que sea. Ya veis algunos ilusos como el que escribe, dicen esto... Lo cierto es que en términos biológicos somos "máquinas". Mejor o peor hechas, depende de varias cosas, pero no dejamos de ser una serie de reacciones químicas.  Según la reacción del momento el cerebro y el cuerpo, segregan unas u otras sustancias que condicionan nuestro comportamiento y nuestros actos. Incluso, muchos dicen que nuestros sentimientos...como el amor son pura química. No voy a ser yo quien diga que no a la ciencia. Seguro que algo de eso hay. Cuando uno está enamorado segrega sustancias, como oxitocina, dopamina, endorfina... Incluso cuando alguien nos parece atractivo o atractiva, el cuerpo seg...

La cultura está en la escuela, no en las subvenciones

Últimamente voy mucho al Reino Unido, concretamente a Inglaterra, Londres y alrededores. Desde hace mucho soy un enamorado de ese país y su gente, parecida a nosotros en muchas cosas, pero sin esa alma latina que nos distingue a ambos. Y con algunas diferencias sensibles en cuanto al clima y la comida. Hay una cosa que me gusta. En realidad hay muchas, y otras que no tanto. Pero quiero reseñar una. Me gusta su manera de conducir, de circular. Se basa en el respeto. Una fórmula fácil, apenas suena el claxon y no hay gritos entre conductores (obviamente siempre hay excepciones, pero contadas). No se conduce “con prisa” como aquí, a pesar de que también la tengan y no se arriesga de forma absurda la vida de conductor y del resto de personas. Es una gran virtud que tiene el pueblo inglés en particular. Claro después llegan a Benidorm o se beben unas cervezas y la cosa cambia (aunque suelen ser unos pocos que hacen mucho ruido). Todo tiene una explicación. Desde pequeñitos se les en...