La cultura está en la escuela, no en las subvenciones

Últimamente voy mucho al Reino Unido, concretamente a Inglaterra, Londres y alrededores. Desde hace mucho soy un enamorado de ese país y su gente, parecida a nosotros en muchas cosas, pero sin esa alma latina que nos distingue a ambos. Y con algunas diferencias sensibles en cuanto al clima y la comida.
Hay una cosa que me gusta. En realidad hay muchas, y otras que no tanto. Pero quiero reseñar una. Me gusta su manera de conducir, de circular. Se basa en el respeto. Una fórmula fácil, apenas suena el claxon y no hay gritos entre conductores (obviamente siempre hay excepciones, pero contadas). No se conduce “con prisa” como aquí, a pesar de que también la tengan y no se arriesga de forma absurda la vida de conductor y del resto de personas.
Es una gran virtud que tiene el pueblo inglés en particular. Claro después llegan a Benidorm o se beben unas cervezas y la cosa cambia (aunque suelen ser unos pocos que hacen mucho ruido).
Todo tiene una explicación. Desde pequeñitos se les enseña en la escuela.  La educación vial y, me da miedo llamarle, para la ciudadanía, es algo habitual en las escuelas de aquel país. A los niños se les enseña que las señales de tráfico, los pasos de cebra, las preferencias de los demás, las papeleras, el escuchar, y no sé cuántas cosas más son actitudes de respeto al otro. Es difícil que un inglés corte a uno cuando está hablando, quizás también porque no tiene ese grado de apasionamiento de un latino.
El caso es que es una maravilla circular por el Inglaterra. Fácil fórmula, respeto.
Hay otro mensaje. En la escuela, al igual que en la familia, se pueden enseñar valores no sólo teóricos, que después todo el mundo se salta. En la escuela, se puede adquirir conocimientos útiles, para poder aplicarse al mundo que los niños se encontraran al final de su educación primaria. En la escuela se puede hacer mucho.
Y ahí es donde lo uno con la cultura. Nuestro modelo educativo enseña la teoría del respeto, pero no la práctica. Enseña la teoría del aprendizaje, pero no la práctica. Y es una pena, puesto que como he manifestado muchas veces, para mí la educación en España es una de las mejores del mundo desde el punto de vista de la igualdad de oportunidades y sus profesionales. Todo el mundo puede estudiar si quiere.
Pero después el sistema se politiza, se corrompe y a los niños se les mete mucha teoría y poca práctica. Sin olvidar la inmensa responsabilidad de su entorno familiar y demás.
Los niños crecen y cuando quieren ser artistas o dedicarse a una actividad cultural (que daría para muchos post definir a qué llamamos cultura) se encuentran una realidad muy distinta a la teórica del respeto. O se les tacha de perrofalutas viviendo de subvenciones o de niños mimados que su papa le ha dado el capricho. En pocos casos se reconoce un talento y una formación detrás, salvo cuando se hacen populares y ganan algo, que entonces nos apuntamos todos.
Creo que la cultura se debe empezar, desde la teoría y desde la práctica en la escuela. Donde se mire por los intereses del niño y su aprendizaje, no por los de un gobierno regional y su apoyo electoral en el futuro.
Si fuera así creo que nosotros mismos valoraríamos la cultura mucho antes de que los personajes se hagan populares. El mecenazgo y las subvenciones siempre han existido y son modelos muy, muy antiguos. No digo que haya que eliminarlos, lo que digo es que tienen que ir ligados a un sistema que sea capaz de valorarlos y en el que sus individuos después arriesguen y financien de manera privada, como hacen el resto de empresarios, desde el de la panadería hasta el dueño de una gran empresa.
Hay que encontrar el equilibrio entre subvencionar el riesgo que asume un artista, productor, editor, director, etc para mitigarlo y vivir en un modelo de subvención permanente a la cultura.
No quiero ganarme el odio de muchos ex colegas del cine y de la tele, ni mucho menos. Pero todos sabemos que el sistema no es sostenible. No es posible un sistema con una gestión de derechos nefasta en que lo que se premia es hacer una película de una u otra temática en función del gobierno de turno, y no el que esa “cultura” también sea rentable en el siglo XXI. Los artistas siempre valoran el cambio, pues cambiemos el modelo en vigor desde antes de los romanos.
También sería materia de muchos post el tema de la cadena de valor, la piratería y la razonabilidad de los precios. O del subidón del IVA. Ahí también hay que buscar un equilibrio, teniendo en cuenta la oportunidad que abren las nuevas tecnologías.
Pero ese será otro post. Hoy no voy de eso. Hoy voy de que no me parece lógico que si gobierna el PSOE se valor la producción de películas sobre la guerra civil y si gobierna el PP sobre el enaltecimiento de los valores nacionales. No se trata de ganar votos, se trata de que el público se divierta, aprenda y se pueda formar una opinión. Es impensable que pase esto en el cine americano, incluso en el de gran parte de Europa.
Y por supuesto buscando que sea rentable o que por lo menos nadie pierda, porque al final lo pagan los ciudadanos, no lo olvidemos.
Por no decir de las teles públicas que sirven de propaganda del Gobierno regional o central de turno, sin ningún tipo de objetividad, nada más que la de sus intereses partidistas y sin unos ratios de medida basados en la rentabilidad.
No señores, no es sostenible.
Hagamos que la cultura se valore desde la escuela, tanto como espectador o como creador.Busquemos más iniciativa equilibrémosla con subvenciones pero por favor, no hagamos al artista dependiente de ellas.
Si no, se acabó el arte...

Comentarios

  1. Mucho mejor si hubieras hablado del fish and chips. De lo las subvenciones está claro que no rascas bola.

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  2. Gracias por el comentario. No conozco lo del fish and chips pero si te animas ya sabes. De las subvenciones se lo suficiente como para entender que si hay crisis se acaba la cultura porque es absolutamente dependiente de ellas. Supongo que hay que buscar el equilibrio.

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