La victoria de las derrotas...
Perder, fracasar, abandonar... son palabras muy duras. Pronunciarlas ya nos molesta. Hablemos de lo que hablemos duelen. Nos tocan la moral y nos tocan donde más daño se le hace a los seres humanos, el orgullo. Tras una derrota uno tiene dos opciones. O asumirlo y aprender de lo que se hizo mal o no digerirla e insistir en los errores. Sea en el ámbito que sea, deporte, relaciones personales o profesionalmente si uno reconoce lo que ha pasado da el primer paso para construir sobre ese fracaso, a pesar del dolor. Por ejemplo, cuando uno realiza una actividad emprendedora, tan de moda ahora, la estadística nos demuestra que no siempre sale a la primera. De hecho, la mayor parte de las veces, ni a la primera ni a la segunda. Reconocidos emprendedores de nuestro país, ahora de la crême de la crême empresarial me contaban la primera o la segunda vez que se arruinaron porque el proyecto "fracasó" y los problemas colaterales que eso supuso. Claro que también me contaba...