La victoria de las derrotas...
Perder, fracasar, abandonar... son palabras muy duras. Pronunciarlas ya nos molesta. Hablemos de lo que hablemos duelen. Nos tocan la moral y nos tocan donde más daño se le hace a los seres humanos, el orgullo.
Tras una derrota uno tiene dos opciones. O asumirlo y aprender de lo que se hizo mal o no digerirla e insistir en los errores.
Sea en el ámbito que sea, deporte, relaciones personales o profesionalmente si uno reconoce lo que ha pasado da el primer paso para construir sobre ese fracaso, a pesar del dolor.
Por ejemplo, cuando uno realiza una actividad emprendedora, tan de moda ahora, la estadística nos demuestra que no siempre sale a la primera. De hecho, la mayor parte de las veces, ni a la primera ni a la segunda. Reconocidos emprendedores de nuestro país, ahora de la crême de la crême empresarial me contaban la primera o la segunda vez que se arruinaron porque el proyecto "fracasó" y los problemas colaterales que eso supuso. Claro que también me contaban que si eso no hubiera pasado, jamás habrían tenido finalmente éxito.
"El fracaso me enseñó"... ó "del fracaso aprendí"...Si no hubiera habido fracaso no hubiera aprendido la lección. Y ese tipo de lecciones que le tocan a uno en el orgullo os aseguro que no se olvidan.
El fracaso como motivación para mejorar es una práctica que deja momentos irrepetibles en el deporte. Imágenes que se nos quedan en la retina, de grandes deportistas que simplemente recordarlas estimula para no abandonar.
Maratones, atletas, nadadores... Nadal, Fernando Martin, Simeone, Phelps, Alí, Indurain, Jordan...deportes o nombres que nos traen a la memoria imágenes de lucha, de esfuerzo, de espíritu indomable...y que sin embargo también sufren o han sufrido derrotas...Si no las hubieran tenido nunca hubieran llegado a donde llegaron. Si no hubieran visto la otra cara del deporte o todo hubiera sido fácil, probablemente hoy no los conoceríamos.
¿Conoceis la historia de Jesse Owens, ese atleta de color capaz de romper con los "codigos" establecidos y clasificarse para representar a su país en los JJOO de Berlín en 1936? "Sólo" ganó 4 medallas de oro, negándose a dar la mano al mayor asesino de la Historia. ( http://es.wikipedia.org/wiki/Jesse_Owens )
Pues Owens las "pasó putas" para que un negro del sur de EEUU pudiera representar a su país en unos Juegos Olímpicos. Y lo de ganar al resto del mundo mundial creo que le costó unas cuantas horas de entrenamiento y tal.
Pero el esfuerzo, el tesón, creer...
Si vamos al mundo empresarial o de los grandes pensadores del último siglo nos encontramos ejemplos como Einstein, Steve Jobs, Walt Disney y muchos más que fueron poco menos que tratados como ignorantes y calificados de no tener futuro debido a su "falta de competencia". Me gustaría ver la cara de tontos del culo de esos iluminados que les dijeron tales lindeces. O quizás lo hicieron para estimularles...
En definitiva. El fracaso nos hace fuertes y nos permite aprender. Si hacemos autocrítica constructiva (eso tan poco común en mi país) sobre nosotros mismos, no sobre lo que hace o deja de hacer el vecino o el gobernante, podemos avanzar y llegar lejos, aunque suponga sufrir.
¿Qué victoria se consiguió en la Historia sin sufrir?
Hoy día en España, desgraciadamente, mucha gente se siente fracasada, desilusionada, desencantada. Su día a día es muy duro y eso hace que el día a día de todos vaya empeorando un poquito cada minuto.
Esa sensación de fracaso en muchos casos acaba con gente muy quemada arrasando contra todos en cualquier ventana que se le ofrece, como pasa frecuentemente en redes sociales.
Lo veo a diario y me sorprende. Todo fracaso siempre tiene una parte de responsabilidad nuestra. Aunque sea algo que dependa de un tercero, nosotros siempre tenemos una capacidad de presión y control. No vale con decir que nadie hizo nada, para eso estamos cada uno de nosotros.
Desde mi punto de vista lo primero es plantearse qué podemos hacer nosotros, seres individuales, con un cerebro, manos, pies, etc, (igual que el resto que pensamos que decide nuestro destino colectivo), cuando nos sentimos derrotados. ¿Os imaginais a un negro de Alabama como Owen en los EEUU de los años 30?
La sensación de cabreo y de querer arremeter contra todo no vale. Esa hay que mandarla a paseo en el primer momento. Si acaso darnos los cinco minutos de cortesía para el cabreo, contar hasta cien y empezar a construir.
El examen de conciencia, como decía el catecismo, viene después. Hay que asumir la responsabilidad de esa derrota. Porque digo yo que algo de responsabilidad tendremos en lo que nos pasa. Y después poner soluciones para que no nos vuelva a pasar. Sólo si somos capaces de hacer ese ejercicio con nosotros mismos podremos extrapolarlo a otros niveles.
Luego llega lo más complicado, toca mantener la coherencia de lo decidido en el tiempo. Cuando venga bien perfecto y cuando venga mal también. Esta es la parte que marca la diferencia y que transforma a las personas en mitos, líderes, etc...la coherencia.
Pero no hay que venirse abajo ni pensar que no es posible. El camino para superar las cosas que nos duelen es muy largo y muy "jodido". Si nos rendimos, sea al principio, a la mitad o casi al final de lograrlo, el resultado es el mismo. No vale rendirse. ¿Os suena eso de estar enrabietados y poder con todo lo que nos echen durante 20 minutos?
Y después qué...
Superar algo negativo es sobre todo la capacidad de ser paciente y la determinación y actitud de creer que se puede. Eso y por supuesto ejecutar las decisiones. Si no sale pues volver a levantarse y empezar. Y así...sin necesidad de buscar un culpable ajeno a uno mismo. La experiencia dice que al final pasa.
Aunque parezca que no hay salida la hay. A todos los que pensais que no, no dejeis de intentarlo. Recordar que rendirse no vale...como cuando erais peques y nadie podía con vosotros.
La victoria es nuestra, está esperándonos....
#vamosssss
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