Creer para ver


"Usted oye, pero no escucha, no se trata de ver para creer si no de creer para ver, usted crea, entonces verá"

Esta frase se la decía Geraldine Chaplia a Belen Rueda en "El Orfanato", película de Alejandro Amenabar del año 2007. Era la frase que le abría la mente a pensar distinto, a darse cuenta de que hay un sexto sentido, por allá por el interior de cada uno, al que hay que escuchar.

Las personas necesitamos creer. No es opcional. Está en nuestro ADN y es parte de nuestro instinto de supervivencia, incluso de los que dicen haber perdido la fe en todo. 


Necesitamos creer en los que nos rodean. Son la base de nuestra existencia. Necesitamos creer en su amor, necesitamos creer en que el ser querido enfermo se recuperará, necesitamos creer en que los problemas se resolverán, necesitamos creer en que nuestros hijos se levantarán cuando un golpe les tumbe... necesitamos creer... 

Por muy "de duro" que vaya uno es algo inevitable. Mientras hay vida hay esperanza, en todo.

La necesidad de creer no es nueva. Hoy estamos en tiempos en que parece que es más necesario que nunca, pero esto viene de la prehistoria. El primer humano con uso de razón se tuvo que inventar una creencia, la religión, para dar una explicación a aquellos rayos y truenos que venían del cielo.

Se trata de creer para entender, para ver, para convencernos de que siempre puede ocurrir lo inesperado. De que realmente, nada es imposible si se es capaz de visualizarlo.

Creer fue la base de grandes hazañas en la Historia. Que uno creyera cuando nadie lo hacía. Con sólo uno se decidieron batallas, se descubrieron nuevos mundos, se cambiaron destinos colectivos...

Aún así nos empeñamos en no creer. Nos empeñamos en ver un muro infranqueable que no puede caer. Sólo cuando tocan nuestro ser más profundo y nos dan en el orgullo, es cuando nos venimos arriba. Las situaciones límite nos hacen reaccionar. ¿Es necesario llegar a ellas?

Admiro a todos aquellos que son capaces de no perder la fe nunca, por muy malas que vengan. Aquellos que son de otra pasta y que nos enseñan a no perder nunca la esperanza a no parar de luchar...a no rendirse jamás, porque merece la pena.

En realidad, el resto, también somos de la misma pasta. Quizás las vivencias, las desilusiones, la vida nos pone en la difícil tesitura de tener que creer sin ver cuando no estamos para muchas gaitas. Ahí es cuando no podemos flaquear, es lo que distingue al ser humano del resto. Es lo que distingue al que supera cualquier obstáculo de los demás. Cuando parece que no se puede, sí se puede.

Me dicen que soy demasiado ingenuo, optimista, idealista....Me río. Prefiero serlo. Yo creo en la naturaleza que está dentro de nosotros. Creo en todos nuestros innumerables defectos. En nuestra mala leche y en nuestro orgullo cuando nos ayuda. Lo conozco. No es nuevo.

Y sobre todo creo en la capacidad de superación, en lo que veo cuando sentimos amenaza. En el poder infinito del amor, en la generosidad ante desgracias colectivas. Creo en la capacidad indescriptible de cambiar las cosas. ¿Por qué esperamos a que se manifieste sólo en situaciones insostenibles?

Hoy día estamos bastante "jodidos". Perdonarme la expresión pero es que es esa la palabra. Nadie cree en nada y al mismo tiempo estamos muy preocupados por nuestro yo mismo. Todo se hace con la espera de contrapartidas. Las luces son oscuras, y aún así, a veces, pocas, brillan.

Y no me gusta. No me gusta el ver constante acusación, cabreo, belicismo y falta de respeto a los demás, a sus símbolos, a su dignidad....simplemente por el hecho de creerse mejor unos que otros, de estar en una mejor situación económica en un momento dado o de querer convencer al resto para dividir y ver enemigos en todo aquel que piense distinto.

Para cambiar el mundo en que vivimos y no acabar siendo máquinas sin corazón, debemos tener la convicción de que se puede y la determinación para reflejarlo en hechos. Hemos de ser generosos cediendo cuando se trate de llegar a acuerdos por un interés mayor que el propio.

Hemos de ser capaces de iluminar a los que sólo ven oscuridad. No pasa nada por hacerlo. No es un signo de debilidad, es lo contrario.

Me encantaría que fuera así. Luces en luces...

#impossibleisnothing

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