Juguetes rotos
Son historias que se repiten todos los días. Grandes promesas, niños que apuntaban maneras, eternos aspirantes…y finalmente juguetes rotos. Pasa a menudo en el deporte, pero mucho más a menudo en nuestro día a día. Aquellos que parecían invencibles, destinados a un éxito innegable y que, de repente, cayeron en desgracia. Y es que el exceso de euforia o de crítica tras la victoria o la derrota es algo externo a nosotros. Incontrolable en cuanto a que normalmente son terceros quienes nos alaban o nos desahucian a la velocidad del rayo. El riesgo está en creérnoslo, y pensar que podemos vivir de eso para siempre en el caso positivo o que es un pozo del que nunca saldremos en el caso negativo. Juguetes que se rompen por sobrevalorar las opiniones externas, sin tener los pies en el suelo para relativizarlas. Pero la autoestima y la determinación no están fuera de nosotros mismos. La capacidad de entender que lo bueno nunca es tan bueno y lo malo nunca es tan malo, es algo que ...