La certeza de la duda

Las Tres Moiras eran las tejedoras de la vida en la mitología griega.


Cloto tejía el primer hilo, simbolizando el nacimiento de la vida.


Láquesis medía el hilo, la longitud de la vida.


Átropos, la más temida, cortaba el hilo por donde le parecía conveniente. Era la muerte que podía llegar en cualquier instante.


Los dioses las tenían miedo. Incluso Zeus, dios de dioses, no estaba libre de sus designios.


Las tres traían una certeza. La vida, con una duración limitada y a veces cortada de una manera inesperada.


Las tres generaban dudas en los demás. ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Cuánto durará? ¿Qué debo hacer?. Generaban una incertidumbre que podía bloquear a quien no supiera gestionarla.


Dudar es humano. Es otra certeza. No somos Moiras y no conocemos nuestro destino. Lo forjamos día a día. Pero las incertidumbres nos bloquean. Nos entra la desconfianza, primero con nosotros mismos y luego con los demás, y eso nos lleva al caos...a un barranco imaginario en el que parece que caemos.


Las Moiras están ahí. Si nos preocupamos por ellas nos olvidaremos de vivir el día a día. Es ahí donde los hechos, no los pensamientos, pueden eliminar esas incertidumbres y dudas.


Si quieres cambiar la dinámica, olvídate del abismo de Átropos y toma acción. Quedarse quieto es una decisión, pero suele ser la peor.


Vivimos el período más próspero de la Historia de la Humanidad. Aún así, individuos y empresas estamos sumisos y, a veces, deprimidos, con tanto bombardeo de negatividad y duda.


Permítete dudar, ya sea en tu vida o en tu responsabilidad profesional. Duda para aprender, para crecer. Y actúa. Menos queja y más hechos.


Se puede.


#impossibleisnothing




Comentarios

  1. Partir de la duda descartiana para buscar algo indudable. La muerte, aparentemente, es la única certeza; y es ahí, en ese límite, donde la duda deja de ser duda al cuestionar su propia existencia. En su esencia, sin embargo, solo hay opciones… y la vida.

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