¿Ser correcto o ser auténtico?

Imaginemos la situación. Una persona entra en el ascensor del edificio donde trabaja hablando por el móvil. Lo hace en voz alta, como si estuviera en su casa. Aprieta el piso 9 de los 13 que tiene el edificio. Y para más “sufrimiento” del resto, el ascensor, se detiene en cada planta. Los otros pasajeros miran para todas partes, deseando salir, incomodados por la situación de una persona hablando de sus temas personales en un espacio público y en un tono elevado. Sale del ascensor y el resto respira con alivio, generándose algún comentario al respecto.

 ¿Falta de educación? ¿Naturalidad? ¿Y si la situación se produce a la hora de “abordar” a un inversor en el mismo ascensor para contarle un proyecto emprendedor? ¿O si se hace abordando a un famoso actor para pedir un autógrafo? ¿Y a un conferenciante para mostrar el desacuerdo? ¿Ahí como lo llamamos?

Partamos de la base que todas estas situaciones se producen en un ámbito de corrección, sin falta de educación, dirigiéndose a las personas de una forma cortés. ¿Es mejor no arriesgar y mantener la prudencia y lo políticamente correcto? ¿O, sin embargo, “echarle morro” y no perder la oportunidad de poder explicar tu proyecto, por ejemplo, a ese inversor tan refutado?

Para gustos los colores decimos en España. En mi opinión, uno debe siempre mostrarse como es. Ser políticamente correcto, si uno es así, creo que es el mejor método para conseguir objetivos, aunque se pueden pasar algunas oportunidades por delante.

Ser auténtico, puede ser arriesgado. Tocar ciertos temas “tabú” en sociedad, como la política, la religión, el sexo, pueden generar prejuicios a la hora de que algunas personas estén dispuestas a escuchar nuestros proyectos o nuestras quejas de un examen o nuestra petición de mejores condiciones laborales.

Pero claro, ser lo que uno no es no da buen resultado. Se acaba viendo a la legua por el resto. Algo forzado salta a la vista.

Quizás, como en todo, en el punto medio está la virtud. Aquellos que intentamos “vender” nuestros proyectos a los demás para que nos den su feedback, o para que inviertan en ellos, creo que debemos ser nosotros mismos. No debemos olvidar los diferentes auditorios que podemos tener enfrente, o la solemnidad e informalidad de determinados actos, pero si dejamos de ser nosotros mismos nos convertimos en un producto que pierde su esencia, sin alma, sin pasión…

A mí me gusta decir lo que siento. De momento no me ha ido mal así. A veces genera disgustos y otras muchas alegrías. Si alguno de mis compañeros del proyecto @clip_book (dentro de un mes lo podréis ver) fuera distinto, el proyecto también lo sería. No digo peor, digo distinto. Esto le daría otra alma, otra esencia… Si algún día el proyecto triunfa y alguien pregunta ¿cómo lo habéis hecho? la respuesta será: siendo nosotros…

Pero hasta entonces….toca trabajar mucho… J

¿Y vosotros, qué pensáis?

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