El ajuste que nos supera
Érase una vez un lugar en el que todo el mundo era feliz. En el que los ciudadanos consumían y se endeudaban por encima de lo que podían. En el que los señores alcaldes especulaban recalificando suelo para poder sufragar los costes de las administraciones locales y pagar los polideportivos, rotondasy maravillosas fiestas patronales que a su vez les proporcionaban votos. En el que sus jefes de las Comunidades Autónomas sólo se preocupaban de llevarse una parte de la tarta y en el que un Estado central, cogido de los testículos por partidos minoritarios, se dedicabaa hacer concesiones y mirar para otro lado.
Éranse, en ese lugar también, unos señores cuya representación en el subconsciente colectivo es la de un señor calvo, con tirantes, gafas o casi monóculos y simbolitos de dólar en sus ojos, que se dedicaban a dar créditos sin medida, contribuyendo a esa felicidad de los ciudadanos. Financiaban hasta el 100% de las hipotecas e incluso de propina, a quién pedía más para comprarse un coche o hacerse el megaviaje, se lo concedían. Gente generosa.
Y éranse unos ciudadanos superfelices. Viviendo por encima de lo que podían pagar. Sin decirlo, claro. Aunque era un poco abuso pagar lo que se pagaba por una casa, fruto de la especulación ejercida por los de los dos párrafos de arriba, no se quejaban. Al final conseguían la pasta de los de las gafas de monóculo... Los niños nacían con todo...era idílico.
¿Os suena?
En ese lugar no ví las protestas de "la gente pequeña". Las protestas de verdad, no el maquillaje de unos y otros. Tampoco vi las protestas de esos que ahora se quejan por todos, los campeones de la calle o de las redes sociales...Señores, ¡¡no les ví!!
Y tampoco estábamos el resto. La cosa iba bien, aunque algo nos olía un poquillo mal. Algo hacía un poco de ruído, de si burbuja o no se qué. Mejor pasar del tema. Sin darnos cuenta o siendo conscientes, éramos cómplices de esa felicidad de mentira de aquel lugar.
¿Y ahora qué? Ahora se acabó la felicidad de mentira. La felicidad, la verdad es que es algo que dura un ratito y nuestro ratito feliz lo tuvimos, pero acosta de llevarnos un buen palo en algún momento. Y ese momento ha llegado.
Es sencillo, esos señores que nos han endeudado a todos (el Estado, al igual que la selección, es de todos) y los que les han hecho el juego ya no tiene dinerito para pagar las facturas. Y cuando van a otros señores, que son como ellos, a pedirles, como hacían antes, resulta que están igual, o que se aprovechan, como muchos especuladores de Centro Europa.
Y la conclusión es que no hay pasta para pagar las facturas
Y el caso es que hay que rebajar la cuenta. Es como si te gastas 200 euros de luz al mes porque tienes conectadas todas las luces constantemente y un día te llega el recibo, se te salen los ojos de sus órbitas y te das cuenta que no puedes pagarlo, y que en realidad nunca pudiste porque vivías "de prestao". Vas a tirar de ahorrillos y no hay, vas a pedir a tus padres, hermanos, y les pasa lo mismo. Vas a pedir a gente que no conoces y no se fia. Vamos, que te cortan la luz.
Esto es lo que pasa ahora. Y claro, para empezar a poner orden ese Estado, primero debe ser capaz de pagar las facturas. La verdad es que tiene dos opciones, o endeudarse más pero a un interés inalcanzable, para que los buitres y vampiros especuladores que están sacando tajada diciendo que no se fian, hagan lo propio, o empezar a recortar por todas partes y subir los impuestos para tener más billetes que gastar.
Si se diera el caso que decidiéramos endeudarnos más, el Estado podría utilizar ese dinerito en darle un empujón a la economía. Podría gastar (palabra maldita) de una forma racional, sin planes eñe ni tonterías del estilo. En cosas que nos reportaran un beneficio, como tecnología, cualificación de los trabajadores, sistemas productivos más eficientes e incluso fomentar la creación de nuevas empresas que a su vez generen empleo... A esto se le llama una política fiscal expansiva.es decir el estado gasta pasta para reactivar la actividad económica. Es una teoría de allá de depués de la segunda guerra mundial, que siguió medio mundo en aquel momento y enunciada por un tal Keynes. Claro, tiene un coste, que es que la cuenta hay que pagarla, no lo olvidemos. Y además exige unos tíos con cabeza que sepan dónde es donde hay que gastar para que sirva de palanca.
Pero se puede ir por la otra vía. El Estado puede decidir "sanear". Limpiar todo aquello que le genera el agujero. Si alguien queda en el paro y está apurado de dinero, ¿que hace? Se desapunta del gimnasio, de pilates, de teatro... Pués esto es lo mismo. ¿Para qué gastar dos veces en una misma cosa? ¿Para qué gastar en cosas que se solapan en una comunidad autónoma y el Estado central? ¿Para qué gastar en aquello no esencial para vivir? pues eso. Y de paso para cuadrar la cuenta se necesita ingresar más, y el Estado sólo tiene una manera, los impuestos. Aunque digo yo, ¿y si hubiera alguna otra manera?
A esta segunda vía se le llama el ajuste fiscal. Eso que últimamente visualizmos como una señora que nunca ríe que parece "Eduardo Manos Merkelas". En este caso es un ajuste muy especial, porque un país con mil años de historia común, no tiene capacidad de decidir por su cuenta. Deciden unos señores que han gastado más que nosotros, que en parte nos han financiado, a nosotros y a alguna reunificación que ha habido por el camino, y que, al cesar lo que es del cesar, han puesto más pasta que nadie en laUnión Europea, de la cual nos hemos llevado un buen pedazo por allá por los 90 y de lo que nunca noshemos quejado.
Vamos, que parece que estamos jorobadillos. Pues es evidente. La situación es seria, muy seria y los radicalismos de ambas opciones posibles son,en mi opinión, igualmente malévolos. Aquí hay una posibilidad,se llama el gris. Se puede gastar más y hacer un ajuste almismo tiempo, de una forma más dilatada en el tiempo. Este enfermo no va a curar en dos días por muchas medicinas a la vez que le demos. Incluso corre el riesgo de tener una sobredosis. Necesita más tiempo de recuperación, porque ha sido un mal enfermo.
En esto también tenemos voz. No se trata de que ahora que gobiernan estos salgan a la calle los otros, y antes a la inversa. No, no hablo de eso. Hay centenares de plataformas ciudadanas queriendo proponer cosas. Y no hablo de "perroflautas" o de"niños pijos con master" . Hablo de personas, p-e-r-s-o-n-a-s que están en el mismo barco. Ojo con eso.
Os imaginais que las mismas personas que celebran la victoria del Mundial de la selección, o del Madrid o Barcelona en los campeonatos, pidieran a los señores políticos, banqueros y gente con poder de cambiar en el corto plazo las tendencias, que se sentaran en la misma mesa y nose levantaran hasta haber logrado acuerdos por unanimidad por el bien de este país y por tanto de Europa y más alla?¿ Lo podeis imaginar? ¿creeis que no se puede?
Se puede.¿Quién empieza?
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