Los superhéroes y sus rescates

Cuando era peque soñaba con ser el superhéroe que rescataba a mi familia o a la chica que me gustaba de un malo malísimo. El acto de rescatarlos era la apoteosis, la confirmación de ser el más fuerte el más listo. El mejor. Claro era un niño…
Hoy un rescate tiene que ver con otra cosa. El rescate que nos viene no es de unos superhéroes con poderes especiales y donde triunfa siempre el bien. El de hoy o de dentro de unos días será un rescate para arreglar el lío en el que nos hemos metido. No habrá sensación de relax, no, será lo contrario, sufriremos un poco más.
¿Cómo llegamos aquí? Bueno, hay varias causas. La primera la de alto nivel, la de unos señores, políticos  y gestores del sistema financiero que durante años y para sus propios beneficios (bien electorales o bien monetarios) fueron inflando una burbuja, basada en el sector de la construcción y distribuida en la pésima gestión de las 17 comunidades autónomas que componen España. El político para ser reelegido, necesitaba hacer cosas, polideportivos, rotondas, fuentes. Como no tenía dinero suficiente, endeudaba al municipio y especulaba con lo que sí tenía, potestad para calificar suelo. El sistema financiero entraba en operaciones en las que valoraba ese suelo por encima de su valor real y daba hipotecas sin control. Nosotros las comprábamos. La burbuja crecía.
Sí, la segunda causa somos nosotros. La “gente pequeña” que entramos al juego. No salimos millones a la calle, sin importarnos el color, a derrumbar ese círculo vicioso. No lo hicimos. Nos aprovechamos de la barra libre de los bancos, y debemos asumirlo. Eso sí, confiamos en un sistema y en unos representantes y gestores que nos engañaron (de todos los colores). Es nuestra excusa…
La tercera razón por la que estamos aquí es porque hay unos señores, del sistema financiero internacional, con nombres y apellidos, que para hacerse ricos han especulado con los ahorros y sueños de millones de personas. Cuando han visto la debilidad de la nave se han acogido a un fondo al que contribuimos todos, para pedir dinero prestado al 1% y especular contra las fuentes de financiación de los países debilitados. Han tumbado a Grecia a Irlanda a Portugal y ahora vienen a por nosotros. Y no son entes abstractos o señores de negro. Son gestores de bancos Europeos fundamentalmente, alemanes y franceses, que han ido a por nosotros. Y que ahí están en su yate, probablemente en una isla griega o española. Estos señores deberían estar en la cárcel, pero sus gobiernos les protegen, porque como no tienen escrúpulos, si fueran contra ellos los tumbarían también.
Y la cuarta razón, la confianza. Nosotros mismos estamos todos los días quejándonos de nuestro país. Los señores de negro se la pasan especulando. Los políticos a sus temas electorales, cada vez con mayor irresponsabilidad. Y ello lleva a la falta de inversión y de consumo en nuestro país. Todo esto unido ha conseguido meternos el miedo en el cuerpo. La inseguridad que tenemos como país y la desconfianza con la que nos miran desde fuera hace que se repita constantemente una frase entre nosotros “está todo parado”. Los que estamos parados somos nosotros. Parece como que necesitáramos un empujón para ponernos a funcionar otra vez, ¿no?
Pues amigos, se puede. Repetíroslo 1000 veces, se puede. No es idealismo barato. En este país sigue habiendo dinero, aunque más de uno lo está sacando. Sigue habiendo posibilidades de inversión (nosotros en nosotros) y de consumo. Lo vemos en momentos puntuales, como las vacaciones o los puentes. Afloran todas las posibilidades otra vez y la gente consume.
Se puede. El Estado debe contribuir a ello. El objetivo del déficit es duro pero hay que cumplirlo. Eso sí, a nuestro paso, no al de fuera. Igual le pasó a Alemania con su reunificación y se lo permitimos. Debemos marcar una línea roja y no cruzarla. Y si se cruza echar al gobierno de turno, del color que sea y poner otro. Y sí, nosotros podemos hacer eso. Incluso podemos forzar a que de una vez los dos partidos mayoritarios hablen y acuerden cosas por el bien de todos. ¿Por qué no lo hacemos?
Podemos forzar que desaparezca una organización del Estado desastrosa, que valió hace 30 años pero que ahora sólo beneficia a unos pocos (acordémonos de eres por el sur o terras míticas por poner dos ejemplos). Ahora no vale. Forcemos el cambio. Podemos hacerlo. Los mismos que salgamos a la calle celebrando los éxitos de la selección, salgamos antes defendiendo nuestro propio futuro. Con sólo salir esos, unidos, juntos, las cosas cambiarían.
Confiemos en nosotros. En la creación de empresas, en los emprendedores, en las posibilidades de volvernos menos “ladrilleros” y más tecnológicos. Invirtamos a largo plazo, en cosas que dentro de 5 años nos reportaran los primeros éxitos, en tecnología, en educación. Pero hagámoslo nosotros, como agentes económicos, y dejemos al Estado pagar sus déficits y sus líos autonómicos. Creamos en nosotros.
Seño@s. Hoy o en unos días nos van a rescatar. Es decir, le van a dar un préstamo a nuestros bancos para que paguen las deudas que contrajeron con los mismos que les están prestando ahora. A nosotros no nos va a revertir nada. Sufriremos algún ajuste duro adicional, en un sistema en el que por otra parte vivíamos por encima de nuestras posibilidades y nos molaba, sin quejarnos. Hoy nos ponen los pies en el suelo, pero no dejemos de creer en lo que somos y en todo lo que podemos hacer. El rescate no es la caída en un agujero negro. Es un préstamo. No es la destrucción de un país.
Recordemos cuando éramos superhéroes rescatando princesas y volvamos a tener ese valor para hacer cosas, que ya nos va tocando.
Hablemos menos de lo malo que es todo y ¡¡¡despertemos!!!

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