Momentos de Calma


Me hago mayor, está claro. Dejarme que comparta una reflexión muy personal hoy con vosotros. Paranoias de un lunes en el avión a las 8 de la mañana.

¿No os da la sensación de que Vamos muy rápido?. ¿De que todo pasa deprisa?

Hace nada era un adolescente y de repente...¡¡Pero si han pasado ya 50 años de Kennedy!! (A ese no lo conocí, pero sí a Naranjito y más o menos).

A esa velocidad no nos enteramos de lo que pasa a nuestro alrededor. Vamos en un  fórmula 1 cada vez más lanzados y cuando queremos parar los frenos no responden. Ni siquiera vemos la meta a veces...es inercia.

Que si el trabajo, que si la familia, que si el día a día, que si las nuevas modas tecnológicas, que si las redes sociales, que si... Y al final no saboreamos lo que hacemos.

Para colmo, la democratización del acceso a la información hace que seamos poco menos que teletipos andantes. Bombardeo constante de todo tipo de mensajes, 24 horas. Non stop. Con los propios amigos nuestras tertulias se derivan a aquello de lo que hemos sido masivamente bombardeados antes.

Eso y claro está, el fútbol...que dejó de ser deporte hace tiempo.

Y sin embargo, vamos a ese lugar mágico llamado cine o teatro (algunos ni hacemos eso) y durante dos horas el mundo se para...curioso. ¿Debe ser que hay que apagar los móviles?.

Afortunadamente el ser humano es sabio, aunque sólo sea en el subconsciente. Cuando parece que el cohete no puede parar aparecen las pausas, muchas veces forzadas, los instantes. Una canción, una mirada de un niño...incluso el atasco de tráfico o perder el tren. Los instantes nos recuerdan que a pesar de tanta velocidad y tanta tecnología, a pesar de las presiones del trabajo o de inventar como llegar a fin de mes o de mil más que pasan a la velocidad de la luz seguimos siendo personas.

Personas...seres únicos y mágicos. Con posibilidad de amar, sentir, luchar... de cambiar las cosas. Seguimos estando vivos.

Ayer iba en un avión después de un fin de semana complicado, con la rutina viajera habitual. Que si un poquito de mirar no se qué presentación, que si un poquito de la peli esa que he visto en 3 tramos, que si un poquito de música... Y de repente...se alinearon los astros. La peli se acabó, la presentación no daba más de si y en la música sonó una canción de esas, de las de hace años, de las de recuerdos bonitos...y por la ventanilla un colchón de nubes. Magia. Un reseteo de un minute pero intenso.

Eso me ha hecho pensar. Oye, ¿no irás muy deprisa? (y no lo digo por el avión) Con lo que se disfruta saboreando instantes como este... Y digo yo, ¿merece la pena ir siempre corriendo?.

Es retórico porque al final el día a día manda pero estas "señales" hay que escucharlas. Seguro que pasan por algo.

Así que me lo he autoprometido. Hay que hacer por  buscar esos momentos de calma antes de que el relámpago en el que vamos montados nos engulla.

Menos mal que ahora viene una época tranqulita. Sin mensajes "sociales" constantes. Sin compromisos... La Navidad...

Ahí lo dejo, ea.

Comentarios

  1. Sí David, a mi también me da a veces la impresión de que todo va demasiado rápido... de pequeños el verano era eterno y no veíamos el mometo de "ser mayores"...
    Ahora estamos tan metidos en nuestra rutina, nuestras "obligaciones" que nos olvidamos a veces de vivir... Creo que merece la pena pararse a pensar dónde estás, de dónde vienes, hacer balance, y sobre todo ver a dónde quieres llegar... Si no la "vida de locos" que llevamos nos engullirá.
    Yo también soy de las de ver el vaso medio lleno y me gusta parame y disfrutar de los pequeños momentos y "placeres" del día a día que es lo que creo da sentido a todo lo demás...
    Pepa

    ResponderEliminar
  2. .. Si supieras que estos son los últimos minutos.. qué,con quien y como...
    Piensa así cada minuto de tu vida..exprime tu tiempo y valora a quien te lo dediqué...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cuando seas padre comerás huevos

Se nos está yendo la pinza

El arte de comunicar