Imaginación al poder


Cuando era niño me gustaba ir a jugar al fútbol en el "patio" . El patio, era un parque cerrado, en medio de los edificios de una manzana con forma de rectángulo, en nuestro barrio, Carabanchel. Digamos que estaba un poco aislado de jugar en plena calle y nos protegía en ese sentido.
 
Me gustaba cuando Fran, Roberto y Ricardo venían a buscarme con el balón. Siempre era el último. Era un poco lento comiendo y a ellos les gustaba venir a casa a que mi abuela o mi madre les repartieran cualquier chuche mientras el "pesado" acababa.
 
Era mágico el momento en que pensábamos que éramos grandes futbolistas de la época, marcando el gol de la victoria de su equipo. Debimos de ganar 30 ligas y 5 mundiales cada uno.
 
Era una época de Maradona como ídolo extranjero y de López Ufarte o Gordillo como ídolos nacionales. No había tanto merchandasing de camisetas como ahora, pero aquí, un servidor, tenía una de Maradona en el Barcelona y de Gordillo en la selección. Una selección sin Mundiales...pero con un corazón indomable. Nunca olvidará mi generación aquel 12-1 irrepetible a Malta.
 
No había videojuegos (salvo las máquinas de recreativos) y aunque había pequeñas maquinitas como el Donkey Kong la mayor parte del juego estaba basada en la creatividad.
 
Había dos canales de TV, La 1 y el VHF hoy rebautizada como La 2. Y programas como el un, dos, tres o las series de dibujos animados justo después del telediario los fines de semana.
 
Las aventuras que vivíamos y los mundos imaginarios a los que viajábamos eran cosa nuestra y de nuestra imaginación, nuestros sueños.
 
Luego crecimos, cada uno con su vida, sus estudios, sus trabajos, sus enfados, sus novias. Y después los hijos...¡y lo que nos queda! Vamos el ciclo de la vida.
 
Sin embargo, hay algo que supongo que permanece en los cuatro. Latente. Quizás no utilizado en todo su potencial. Por lo menos no igual que entonces: La imaginación.
 
Cuando uno crece  se supone que "madura". Vive experiencias y poco a poco va ajustándose más a unos patrones sociales no escritos. Es como si naces en un océano sin fronteras y poco a poco vas desplazándote a una carretera imaginaria, bien definida, que está sobre él.
 
La ingenuidad y falta de malicia inicial se disuelven. El mundo de los adultos llega y sin quererlo o, sin poder evitarlo, nuestras motivaciones cambian. Ya no valen sólo los sueños, o eso parece.
 
Lo sé, esto es muy general. Pero el caso es que esa alienación a alineación con lo que nos rodea va minando nuestra creatividad y desplazándola al fondo del baúl.
 
Luego llega la tecnología, el acceso a la información, la red, etc, que es maravilloso y nos permite cosas inimaginables cuando jugábamos en ese patio, pero que en parte limita nuestra realidad hacia una forma muy sesgada de verla. El entorno, la cultura, los medios...todo nos condiciona.
 
Pero la imaginación, los sueños, las ilusiones...siguen ahí. Intactos. Hay que mirarse dentro para encontrarlos a veces. Pero os lo aseguro, están ahí. 
 
Y es cuando llega un momento de convulsión colectiva, como el actual, cuando en los momento ms complicados recordamos todo aquello, aquello de cuando éramos invencibles. Y una vocecita nos dice..."eh tío, si has llegado hasta aquí, tú puedes".
 
Aunque esa vocecita, en la mayoría de los casos dura un suspiro. A veces la activa una canción o una imagen o un detalle muy pequeño que nos evoca al momento en que pensábamos sin intoxicaciones sociales...
 
Y sin embargo, se desvanece, y volvemos al discurso de la búsqueda de culpables (Estado, políticos, banqueros, la familia, etc...) de todo lo que nos pasa o al bloqueo mental de si es imposible o de si nunca lo conseguiré...
 
Sí, hay mucho a nuestro alrededor que causa la situación en que se encuentra gran parte del país. Claro que sí. A mi también me cabrea y mucho (podéis cotillear el blog) Pero, ¿sólo está fuera de nosotros la causa?.
 
Y el caso es que en nosotros el potencial está. Y ese potencial, si fuera colectivo tendría un efecto multiplicador. Pero con que sólo uno, simplemente uno, una gota en un océano, fuera capaz de prender la llama, todo el conjunto se contagiaría. 
 
De cuando en cuando "aparece" alguien que consideramos excepcional, y lo admiramos, incluso lo idolatramos por confiar en su potencial, creer y no rendirse cuando pinta mal la cosa. Sobre todo cuando ejecuta esos sueños, cuando nos muestra lo grande que es el ser humano con hechos. Y quizá lo único excepcional es que se atreve, es que confía, cree.
 
Hoy necesitamos sueños cumplidos. Creer en que es posible. Destapar el baúl de la imaginación y dejar a nuestra cabeza que empiece a tener ideas. Y luego, ejecutarlas.
 
A veces es la ejecución lo que nos paraliza. Todo lo que nos condiciona nos da miedo y lo buscamos como excusa. pero, y si no hubiera condicionantes, ¿y si el fracaso fuera sólo la primera etapa del éxito?. No busquemos excusas. No se ejecuta porque nos da miedo. Acepto y aplico el discurso de "encontrar el momento", pero ese momento no puede estar en el infinito.
 
Espero que Fran, y Roberto y Ricardo sigan teniendo toooodas esas ideas "locas" en la cabeza. Esas ideas locas hacen avanzar el mundo.

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