Inolvidable

Mis primeros recuerdos son de un verano en Bellreguart en el que me puse muy malito. Recuerdo ir a un hospital a altas horas de la madrugada y la preocupación de mis padres y mi abuela.

El siguiente tiene que ver con el 23 F y aquel España - Malta después del Mundial 82. Ese 23F mi madre lloraba con mi hermana pequeña recién nacida pensando que venía otra guerra. Me acuerdo perfectamente de no dormir aquella noche viendo dibujos, que es lo que se hinchó a poner la tele junto con marchas militares.

El 12-1 de España -Malta fue una celebración en mi barrio, Carabanchel, sin precedentes. Tras la desilusión del mundial del Naranjito (otro de mis recuerdos con aquel cromo de Nueva Zelanda imposible) parecía que habíamos conseguido algo "imposible". Un éxito colectivo, deseado por todos, unidos en un mismo objetivo con aquel famoso jugador número 12.

Recuerdo 1º de EGB con la señorita Mariluz en mi cole, el Virgen de Ronte, y 2º de EGB con el "Cipri" el profe, con el que hicimos una representación teatral en el que yo era el que anuncia al Rey quien viene a visitarle.

Recuerdo mis padres buscando casa para mudarnos y aquellos veranos en la sierra, en Las Matas, que ahora es un pueblo más integrado en el extraradio de Madrid pero que antes parecía como ir muy lejos en un interminable atasco.
 
Eran años de avance. Recuerdo pasar de aquel Dodge al R18 donde íbamos 6 con el maletero a tope en viajes de 10 horas, atasco incluído,  a Torrevieja. Aquella carretera que cruzaba Albacete por unos semáforos que siempre pillaban en rojo.

Recuerdo los años de cole y de BUP en el Instituto Veritas, con los que hoy, afortunadamente,  siguen siendo mis amigos y sin los que uno no sería como es, para bien o para mal.

Recuerdo el primer beso en una discoteca de Benidorm cuando sonaba "Everybody is free" de Rozalla, una de las canciones que siempre está en mi lista.

Aquellos tiempos de Felix Rodriguez de la Fuente, Tierno, La Movida, la explosión de vida en las calles. Ese Un,Dos...Tres, Barrio Sésamo, La Bruja Avería, Con las Manos en la masa...o la familia Telerín.

Recuerdo a mis padres pasarlo mal, muy mal, por algo que se llamaba "crisis". Un montaña más alta que el Everest que se había plantado en la puerta de mi casa y era "imposible" de escalar.

Aquellas devaluaciones de la peseta. Las corrupciones, las mentiras y la lacra de la muerte diaría en la Tele por culpa de unos malnacidos llamados ETA.

Recuerdo cuando empecé a trabajar de becario en una gestoria y cuando tuve la suerte de viajar por el mundo haciendo documentales sobre temas de historia y "cosas raras" con aquel inolvidable Fernando Jimenez del Oso. Allí entendí las diferencias culturales y que la sonrisa de los niños se mezcla con la esperanza de sobrevivir en lugares donde la pobreza existente no es imaginable por ninguno de nosotros si no la vemos delante.

Aquellos años de ONG de idealismo, de sueños, de querer cambiar el mundo, que afortunadamente hoy siguen en lo alto.

Recuerdo las horas y horas y hora y más horas aprendiendo sobre el mundo de las finanzas primero como auditor y después en la experiencia de trabajar en Telefónica, con todos sus defectos sí, pero con sus no bien contadas virtudes, mucho mayores que lo primero.

No se me olvidan las expresiones colectivas de alegría, como las deportivas, con el inolvidable prender de aquel pebetero que nos encogió la respiración, el éxito de Cacho o de la selección Española de Fútbol, Indurain, el basket...

Y de las expresiones populares de unidad con la tristeza de Miguel Angel Blanco, o el día después del 23 F o el fatal 11M que todavía me hierve la sangre al recordar.

Aquellos tiempo universitarios en que nos revelábamos contra todo. Las subidas de tasas, los nuevos planes...

Muuuuchas cosas, muchas nos han pasado en lo individual y en lo colectivo. Avanzando en ambos sentidos. Y es curioso, pero cuando miramos hacia atrás, lo hacemos pensando en la parte buena de las cosas, aunque sean muy tristes. Incluso cuando recordamos a seres queridos.

Cuando lo hacemos desde el punto de vista colectivo, de manera inconsciente, nos emocionan los momentos de unidad y de causa común. El más reciente, tal vez, el de los éxitos de España en fútbol. Fue impresionante el recibimiento tras ganar el mundial de Sudáfrica en las calles de Madrid. Daba igual si era del Madrid o del Barça, sólo había una idea compartida detrás.

Y digo yo...si desde el punto de vista individual, como colectivo, tenemos mucho más positivo que recordar y muchas más cosas comunes que nos emocionan a las que nos desunen, ¿por qué coño veo un lamento contínuo y un Estado de Depresión Nacional permanente en los que hemos construído tanto? ¿Es que se nos ha olvidado?.

No es la primera crisis y no será la última. Ni es la primera vez que una gran parte de la clase política sale aparentemente impune de los escándalos que se van levantando. Pero, es que eso se puede cambiar, depende de nosotros. No depende de, ¿cuantos?, ¿100 poderosos que visualizamos como el tío Gilito o con tirantes y bombín y barrigón?. 

No, no depende de esos, depende de nosotros. Los ciudadanos, los 46 millones de ciudadanos somo los que propiciamos que cambien las cosas y los que hacemos que el país avance o que se produzcan hechos de los que sentirnos orgullos desde el punto de vista colectivo.

Por supuesto siempre estará quien no esté de acuerdo por sistema o quien no lo esté con argumentos. Respetable, pero no pueden condicionar a la inmensa mayoría. Y si realmente son corrientes con mucha fuerza, el pueblo y sólo el pueblo, se las dará en las urnas. No los medios o las difamaciones, las urnas.

Recuerdo que son urnas a las que a este país le costó mucha sangre disfrutarlas.

Por supuesto también habrá radicalismos y populismos, de todos los colores. Pero recordar que a los que nos levantamos todos los días,  cogemos el metro, el tren, el autobús o el coche en el atasco de las 7 de la mañana, para buscar el mejor bienestar de los nuestros y que nos dejamos la piel todos los días por ello, lo del radicalismo nos entra por un lado y nos sale por el otro. 

Los que desafortunadamente están sufriendo más la crisis son los más maleables en ese sentido, pero no os dejeis engañar, reclamando cosas que sabéis que en circunstancias normales no haríais. Luchar sin descanso por lo mejor, pero dentro de las teglas que nos hemos dado todos. Y por supuesto a vosotros es en los que la Sociedad y el Estado tiene que volcar todo para salir del pozo. Pero será mucho más fácil sin división.

Yo os prometo que estoy convencido que todos los "hijos de puta" que se ríen de nosotros con corruptelas o enriqueciéndose a costa de los más débiles lo pagarán. Estoy seguro. 

Pero dejemos nosotros también, incluyendo los sesgados y muchas veces irresponsables medios de comunicación, que los jueces actúen con independencia. Y si no lo hacen los cambiamos. Si tenemos que salir 20 millones de personas a la calle para que haya jueces independientes que condenen a los chorizos pues saldremos, pero juntos y de manera pacífica, sin división ni distinción de colores.

Recordemos que "las dos Españas" es algo muy, muy triste que sucedió por este país y condujo a una guerra y una postguerra cruel y por favor, dejemos ya el discursito de marras de los rojos o los fachas. ¿O es que al que piensa distinto tenemos que convertirlo en un radical para demostrar "que la tenemos más larga"?

No os aburro más. Desde lo inolvidable de esas sensaciones individuales y colectivas que nos inspiran esos momentos de unidad, como pueblo que camina junto, intentemos cambiar las cosas,  no destruirlas más.


Vamos, se puede, siempre se puede.

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