A dónde vamos...de dónde venimos

Conozco una familia que cada año hace algo excepcional. Algo único para los tiempos que corren. Son capaces los tíos de reunir, durante 3 días, en un viejo molino bautizado como “la casa rural”, a todo un ejército de amor. Desde los abuelos más mayores hasta a los recién nacidos de la familia. 50 – 70 personas cada vez, de los diferentes orígenes, padres, hijos, abuelos, tíos, primos, hermanos, etc… con la intención de compartir, disfrutar….UNIDOS en un fin de semana largo. Cada uno viviendo en lugares diferentes, con niveles socioculturales variados, educación distinta…no importa, hay una base común, se llama Historia.

Cada año hay nuevas personitas que se incorporan a esta tradición y grandes personas que se van. A unos les enseñan esos valores que los unen y de los otros no se olvidan nunca. Pero siempre avanzando. Utilizando sus raíces, su origen, como motor de lo que hacen a futuro. Sabiendo que para mirar hacia adelante no pueden olvidarse de dónde vienen y cómo han llegado hasta ahí.

Y siempre con el objetivo de avanzar, de crecer, de construir, de no pararse…

Es como los montajes que se ponen a los novios en las bodas donde, con música emotiva y con fotos que se encadenan, recordando su infancia y hasta el momento de la boda, se pretende emocionarles y al mismo tiempo hacer que lloren todos los del evento.

Se trata de eso pero sin power point. Con personas reales que sustituyen a las diapositivas de esas presentaciones. En vivo y en directo y durante tres días.

Lo pasan muy bien. Las lágrimas de “el día después” están aseguradas.  El curso de cocina conjunto impartido por los principales chefs de la familia (estrellas michelín, pero no por la guía) o las partidas de siete y media interminables y la correspondiente fiesta nocturna se suceden con una demostración permanente de cariño y de interés real sobre la vida de los demás. Es una experiencia mágica.

Toda esa experiencia les permite reafirmarse en lo que son.

Curiosa familia esta.

El futuro se construye así. Siendo consciente de nuestra Historia. Aprendiendo de los errores y mejorando los éxitos. Es muy difícil tratar de empezar de cero queriendo borrar de la memoria todo lo que nos ha pasado. Nuestro propio instinto nos lo recordara más de una vez.

Lo importante es el presente pero lo mejor siempre está por llegar. El éxito o las desgracias siempre deben mirar de reojo al camino recorrido y no olvidarse nunca de él. Para bien o para mal, pero como origen del lugar en el que estamos y como aprendizaje que nos condujo hasta aquí.

Me da la sensación que el día a día de una sociedad muy individualista en cuanto a objetivos no nos deja apreciar esto. Admiro a aquellos con templanza suficiente como para no cegarse en intereses particulares y tener un poquito más de altura de miras, con un pensamiento general. Con claridad en cuanto a al cómo alcanzar las metas siendo coherente con ellos mismos.

Individualmente no nos da tiempo en muchas ocasiones para acordarnos de nuestros valores cuando estamos en el en el momento clave, en el momento de cruzar la linea roja. Depende de la relación rentabilidad / riesgo el que haga que no nos dé tiempo o que no queramos que nos dé.

En el trabajo, en la familia en la sociedad…muchas veces pensamos en términos cortoplacistas, en el suculento botín de cualquier tipo que ello comporta y nos traicionamos a nosotros mismos. Nos decimos, “solo esta vez”, como si fuera insignificante, no importante, y renunciamos a pensar si es coherente con nosotros mismos. Cuanto más grande es el botín y amplia es la ambición, menos pensamos en si nos estamos saltando nuestros límites o no.

Claro, eso conduce a dos caminos. O el pasar de todo esto de la coherencia, los valores y tener esos principios variables que decía Groucho o el sentir el remordimiento de habernos traicionado y la lucha interna que ello supondrá para la próxima.

El caso es que no podemos borrar todo lo anterior para progresar. Nuestro propio instinto nos lo recordará.

Desde el punto de vista colectivo, no me gustan aquellos que piensan en el futuro como una ruptura total del pasado y la construcción de algo nuevo a lo que le han robado el alma antes de nacer. Si queremos borrar de la memoria colectiva los hechos pasados, buenos o malos, estamos privándonos de la capacidad de aprender de ellos y por tanto repetiremos errores.  Cuidado con esos enfoques de reseteo arrasando con todo lo anterior.

Como sociedad hemos de avanzar en interés general, común, sin egoísmos, con capacidad de tolerar y cambiar y al mismo tiempo de ser inflexible en lo que consideramos esencial, en los cimientos. Sin despellejarnos por ideologías, mirando ser mejores y arreglar los problemas de la mayoría con los máximos acuerdos sobre ello, olvidándonos de colores. Caer en la tentación de manipular lo colectivo para obtener un interés individual trae más problemas y en el fondo explota.

Esto es muy típico de muchos "poderosos"…y al final lo acaban pagando. Olvidarse de lo que les llevó a su sitio privilegiado en la sociedad les pasara factura, bien en unas urnas, en la cárcel, en su patrimonio...

Os aconsejo que, como esa familia que mencionaba, de vez en cuando os hagáis esta reflexión y por un instante miréis cuánto de lo que habéis vivido hay en vuestro presente y en los planes de futuro. Los sueños, los valores, el aprendizaje…todo eso debería estar ahí.

Si no algo falla….

Por cierto, que poquito queda para ese evento anual…a ver que me cuentan este año.



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