Qué es un emprendedor

En España somos muy “del momento”. Que si somos todos doctores en fútbol cuando hay un mundial, que si todos expertos médicos cuando tenemos un caso de ébola (y no os digo si hay un perro de por medio), que si expertos en economía si la prima de riesgo se dispara… y así. No es sólo algo nuestro, en general pasa en todos los países “desarrollados” y tiene que ver bastante con la influencia de los medios de comunicación y en nuestro caso con ese carácter latino de nuestra gente.

En los últimos años se ha puesto de moda lo de “emprender” y gracias a programas maravillosos que fundamentalmente han nacido de la iniciativa privada, estamos rodeados de “emprendedores”.

Esto, bien hecho, es una bendición para cualquier sociedad. Pero cuando se hace como “moda” y porque “ahora toca” pues como que puede convertirse en un problema y no ser tan glamuroso como parece.

Vamos por partes. En las economías de mercado, desde hace mucho tiempo, hay personas o grupos de personas que en un momento dado deciden arriesgar con el objetivo de i) hacer lo que les gusta (traducido en el idioma glamuroso emprendedor de hoy, cumplir un sueño) y ii) ganar pasta (también traducido a lenguaje moderno vendérsela a google y cía).

Mirar a nuestros padres o abuelos, ellos levantaron un país en ruinas. Preguntarles cómo.  

Lo de montar un negocio no es algo nuevo. Es cierto que gracias al auge de la economía digital y a la cantidad de talento “suelto” tras una de las peores crisis de la Humanidad, el hecho de montar algo, es una de las pocas alternativas que tiene mucha gente para poder salir adelante o al menos intentarlo (recordar, rendirse jamás).

Sin duda, es algo absolutamente legítimo. A esto se le une la iniciativa privada que ha visto en estas jóvenes start ups una herramienta de I+D o banco de pruebas para definir productos futuros y por esa razón se potencian y arriesgan con ellos. Sin esa iniciativa privada no habría hoy el movimiento ni las condiciones que se están produciendo para desarrollar nuevas ideas.

Y todo esto está muy bien. Pero chicos, la start up o emprender no es algo glamuroso que uno se monta con varios colegas después de hacer un máster en una escuela de negocios y tener un feedback positivo de este ecosistema que se ha generado. Va más allá.

Conseguir inversiones significa responsabilidad, significa tener que retribuir al que confía (poniendo la pasta) o en su defecto tener que devolver lo que nos dejan a modo de préstamo. Sí, ya se lo de F&F&F de (Family & Friends & Foolish) pero seamos sinceros, ¿cuánto se levanta con este tipo de inversiones?.

Lo que quiero decir es que el primer momento de tener una gran idea (todas lo son) y dar los primeros pasos, que es sin duda ilusionante, pasa y viene seguido de otros momentos que requieren muchísima responsabilidad y no son tan glamurosos (por ejemplo tener que despedir gente) por mucho que “emprender” esté de moda en la tele ahora. La responsabilidad es algo que no se puede perder de vista si uno decide esta aventura. Salga bien o salga mal, pero actitud responsable, honesta.

Emprender supone arriesgar. El primer momento nos podemos llamar emprendedores o superhéroes, lo que queráis, pero cuando esto se pone en marcha somos empresarios. Ah, que no suena tan glamuroso y tiene connotaciones de “explotador” o similar. Lo siento. Pero es así.

Un empresario fue emprendedor igual que uno que ama tuvo el enamoramiento. Pero el enamoramiento pasa y toca el día a día, dirigir, gestionar, decidir…y eso no es tan fácil. Me hacen gracia los que van de emprendedores después de una década gestionando la empresa, son empresarios.

Cuando la cosa va bien es todo idílico. No hay discusiones, hay un alineamiento total, etc. Pero cuando va mal o toca un cambio importante (decidir internacionalizarse por ejemplo) esto no es tan idílico. Puede suponer contratar mucho o despedir mucho. Asumir endeudarse o no…y claro, valorar que cada uno tiene su situación personal…y perdonarme la expresión, pero acojona.

Por eso, no os olvidéis que un emprendedor es un inminente empresario si es que sobrevive los primeros 6-12 meses (sólo el 20% de las nuevas empresas lo hará). Y como tal estará sujeto a obligaciones muy importantes, con todo el entorno (stakeholders), que deberá cumplir a rajatabla.

Ya no mola tanto, ¿eh?.

No es lo único. Es importante mantener siempre la humildad y los pies en la tierra. Es igual de emprendedor el que monta una frutería que el que monta el mega market place on line. No nos engañemos por el glamour mediático, todos arriesgan y a todos se les exige retorno, si no la aventura se acaba.

El 2.0 o 3.0 es muy chulo. Es el presente y futuro sin duda. Pero el 1.0 es el que nos permite que exista lo demás. Si el agricultor no planta y recoge (y para ello puede necesitar inversores también) el del mega market place de la fruta top quality no la venderá nunca. Me entendéis, ¿no? Humildad, que no se os olvide si algún día alguno monta un google o parecido.

Pero esperar, que llega la Administración. Esa que lo pone todo tan fácil. Claro, como está “de moda”, todos los colores hablan de leyes de emprendedores y de temas fiscales que los benefician. Mentira. Al que le sale mal se lo devoran. Si no es de una manera es de otra.

Los procesos desde crear hasta disolver una empresa son eternos y de aflojar muuuuuchos euros por el camino. Vivimos en un Estado burocrático donde los funcionarios (que son el talento que lo compone) no están nada motivados ni valorados para que esto funcione mejor. Si tienen que mandarte a siete ventanillas te mandan. 

Si se tarda 28 día en constituir una empresa en este país, pues ea, 28 días. Y no por culpa de los funcionarios (que hay de todo tipo) si no porque no hay motivación ni alineamiento de toda la administración para que lo que puede hacer crecer al país sea una prioridad. Hay “buenísima voluntad” de muchos de ellos pero no motivación.

Difícil de creer, ¿verdad? Os invito a pasar por un juzgado de lo mercantil de cualquier ciudad grande de España y que me contéis si encontráis al currito de turno entre la montaña de papeles que los come. 

Lo de la regulación y el mercado único de 27 países ya lo dejamos para otro día. No os lo creáis, son 27 cuerpos legislativos de la prehistoria. Mucho que aprender tiene la UE en esto.

Sigo, el emprendedor es un futuro “explotador”. Ya sabéis que en España no se tolera (y ojo, no es cosa de políticos, es de los ciudadanos) que al vecino le vaya bien. O es un “enchufado” o tiene “mucha potra” o a “untado” a alguien o “ya caerá”. No se concibe que una persona haga un sacrificio personal enorme, arriesgue por recibir una formación (muchas veces acumulando deudas), se arriesgue más montando un negociete y le vaya bien. En el momento que pasa a ser empresario y le va bien (y comienza a recuperar, incluso a ganar más que el vecino), entonces la envidia aparece.

Increíble, sí, pero para cambiarlo tendremos que inculcarles a los más pequeños que eso, por defecto no está mal. Otra cosa son los estafadores, delincuentes, etc. Pero no caigamos en el error de enseñar nuestros hijos que si alguien triunfa, por sistema, no se lo merecía. Hablarles del esfuerzo, la recompensa y prediquemos con el ejemplo, sin dar tanta caña al de al lado. Sin que le etiquetemos de "casta" u "opresor" gratuitamente.

En resumen, la responsabilidad de convertirse en empresario, la humildad para entender a los demás, la paciencia de tener que “luchar” a veces con la Administración (del color que sea) y el sufrimiento de la envidia de los demás son factores con los que debéis contar antes de dedicarse a algo tan glamuroso hoy como emprender.

Y de propina algo más, los compañeros de viaje. Aprenderéis que lo más importante no es el dinero, ni las batallas que se ganan, lo importante son las personas. Siempre las personas. Sin ellas, sin escoger bien a vuestros socios, equipo y a aquellos sobre en los que en un momento dado tendréis que confiar y creer, no hay empresa, start up o multinacional que sobreviva.

Esta es la tarea más difícil y más decisiva de un emprendedor. Aprender a distinguir con que colegas os vais de copas y con cuales emprendéis esta aventura.

Claro, todo esto quizás os ha desanimado un poco. Pero si sois capaces de lidiarlo os aseguro que os espera la aventura más maravillosa a nivel profesional que uno pueda tener. Crear algo relacionado con lo que más le gusta y decidir el rumbo. Sin duda, es alucinante.

Algunos nos quedamos en el camino, de momento, pero os aseguro que el gusanillo siempre queda. Si os sale mal tomarlo como una experiencia y un aprendizaje y vuelta al ruedo.

Que nadie os diga que no se puede.


Feliz 2015.

Comentarios

  1. Me encanta tu optimismo, ojala fuera contagioso como el ébola
    Feliz 2015

    by PacoMan

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