Todos buenos por Navidad

Hace casi 35 años, los países "ricos", integrantes de las Naciones Unidas aprobaron una resolución para destinar el equivalente en recursos al 0,7% de su Producto Interior Bruto en ayuda al desarrollo. Básicamente se quería frenar la creciente desigualdad que había entre países económicamente potentes y países en vías de desarrollo, que fundamentalmente habían sido colonias de antiguos imperios.

Como idea estaba muy bien. Pero eso, como idea.

Nadie la ejecutó, excepto casos aislados en los países del Norte de Europa. Aquellos que se esforzaron algo más, llegando al 0,2%, utilizaron este "donativo" para condicionarlo a la exportación de otro tipo de cosas, léase armas, productos nacionales, o a la importación de materias primas del país de destino, léase petroleo, minerales, etc.

Es más, se generó un burbuja creciente mezclando la ayuda oficial al desarrollo con deuda y recargando unos intereses leoninos de mercado de destino (no del mercado en el que se financiaban los prestadores). Ello, unido a las corruptelas de los países de destino hicieron que esa "ayuda" que había nacido como algo realmente noble se quedara en una dependencia creciente de Occidente y una forma de retribuir a dictadores para explotar los recursos de país de turno, cuya dinámica era difícil de romper.

Conozco a unos cuantos que salieron a la calle hace años en nuestro país para protestar por esto. Con un eslogán que era "0,7% y +". Guardo algún pin todavía. 

E increiblemente, cayeron simpáticos a la gente. Estudiantes idealistas movilizándose: molaba. Y por ello, algo (poco) de como gestionaba y controlaba España su ayuda al desarrollo se consiguió arreglar. Pero hoy día (me da que porque dejé de ser estudiante hace mucho) tengo la sensación que nadie se acuerda de ese "tercer mundo", excepto los de siempre o todos cuando hay una desgracia inmigratoria o nos ponen imágenes de negritos famélicos en la tele.

Y en esta época de final de año esas imágenes se multiplican. Las ONGs, en aras de la captación de fondos,  hacen todo tipo de campañas, unas más agresivas que otras, para que la Navidad ablande nuestro corazón y nos rasquemos un poco el bolsilo.

Incluso los medios de comunicación, por una vez, aunan esfuerzos y se concentran en sus telemaratones, galas benéficas, operaciones kilo y demás acciones solidarias.

A mi no me parece mal. Es como cuando los jugueteros anuncian en Diciembre o las agencias de viaje antes del Verano. Es aprovechar la oportunidad.

Pero claro, en este caso, los receptores del anuncio, nosotros, somos un pelín hipócritas. Todos buenos en Navidad, y como es Navidad pues hombre, ¿habrás apadrinado, llevado kilos de lentejas a cualquier punto de recogida o colaborado con la cruz roja, no?

Y digo yo. ¿El resto del año qué pasa?. ¿Los niños (y sus padres) famélicos no se mueren? ¿No sigue habiendo guerras tribales instigadas por los intereses económicos de occidente (sí de nosotros)? ¿No hay problemas inmigratorios de los que nos escandalizamos pero eso sí, que no vengan aquí a quitarnos el trabajo? ¿No somos unos falsos con todo esto?

Y os digo más, no es cuestión de políticos o banqueros. Tienen su parte sí, pero no nos volvamos a mirarles a ellos para justificar nuestra limpieza de conciencia siendo solidarios en la época del año que toca porque todos somos buenos.

Se que me estoy poniendo bastante radical con esto pero es un tema de los pocos en los que nace cierto fanatismo en mi. No me gusta, odio el ver que por una semana somos más comprensivos, solidarios, tolerantes y el resto del año perdemos la paciencia por nada.

La Navidad tiene un sentido religioso, entre otros. Creo que la gran mayoría, creyentes o no, estamos de acuerdo que el mensaje de Jesús (que es el supuesto protagonista de esa semana) es un mensaje que nos gusta. Paz, amor, comprensión, armonía...¿quién no compra esto?

Pero amig@s esto no es gratis. No viene del cielo como en las alegorías Bíblicas. Hay que poner de nuestra parte. Y ese mensaje, que todos respetamos, no se acaba el 26 de Diciembre o el 6 de Enero. No. Es una actitud, una forma de afrontar cada día. Y no hablo de doctrinas eclesiásticas ni de rezar 3 padres nuestros como decía el cura de mi cole. No va de eso. Va de "ser bueno" por sistema, no por el día del calendario.

La solidaridad es un tema apasionante. Muy complejo en cuanto a la ejecución de la misma. Nadie que no se de una vueltecita por el "tercer mundo" es capaz de dimensionar el trabajo vital, a veces en circunstacias inimaginables, que las ONGs y otras instituciones (sí, también la parte que nos gusta de la Iglesia) hacen en el mal llamado "tercer mundo". Con sus fallos y con ovejas negras a veces, pero salvando y dando esperanza a millones, repito, millones de seres humanos.

Cuando a mi me hablan de las ONGs yo siempre digo que estoy "retirado". Ya tuve mi dosis de desilusión con el ser humano cuando se trata de demostrar con hechos lo que decimos delante de nuestros colegas para quedar bien.

Sin embargo, ese poso no se va. Y aunque uno quiere desengancharse tiene una evidente subjetividad y defiende con toda su artillería el trabajo que miles de personas hacen por los demás, incluso cuando el calendario no marca "portarse bien".

Yo me uno a esas campañas navideñas y os pido que ayudéis a todos aquellos que hacen lo que el resto "no podemos" hacer. Que llegan a donde el resto "no podemos" llegar y que se la juegan en lo que el resto "no podemos" jugárnosla. Son los héroes anónimos de la época que nos ha tocado vivir. 

Y no hay que irse a África para verlos. Puede ser nuestro vecino...incluso os puede "enganchar" a los miles de proyectos que hay aquí, cerquita, a donde "sí podemos".

Pero por favor, que no se quede en la Navidad. Que no se quede en que socialmente nos tienen que ver dejar un kilo de arroz en el polideportivo o en la puerta del cole. Que sea la actitud, no la excepción.

Hubo una frase, creo que de alguna campaña del domund, que decía "cambia tu vida para cambiar el mundo". Pues eso, cambiemos el mundo, porque os voy a decir un secreto: SE PUEDE

Feliz Navidad y 3 de Enero, 17 de Febrero, 28 de Marzo, 13 de Mayo...y los otros 360 días del año.

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