No somos enemigos

Unos dicen que no por repetir mucho las cosas tiene que calar un mensaje. Otros dicen lo contrario. No sé, voy a probar la segunda opción, a ver que pasa.
Vamos a ver. En España tuvimos uno de los momentos más duros de nuestra historia en el año 1936. Ya veníamos de varios conflictos y durante siglos habíamos guerreado entre regiones. Pero un episodio con la escala del 36 no había sucedido nunca.
Fue durísimo y tuvo repercusiones durante los siguientes 40 años, donde los vencedores trataron de alinear a los vencidos bajo sus propias ideas. No entro si Franco fue mejor o peor, pero los hechos son que tuvimos una dictadura de 40 años donde siempre hubo vencedores y vencidos. Había un “enemigo” en la sombra para el Régimen. Y la “sombra” consideraba su enemigo al Régimen.
Llegamos a la democracia. El ejercicio de reconciliación fue algo nunca visto en 20 siglos de Historia de Hispania. Hubo figuras que fueron muy relevantes en aquel momento y que hoy denostamos. No lo juzgo, sólo lo digo.
Los españoles dejamos de ser “enemigos” por un momento. El día 24 de Febrero de 1981 es el momento más importante del s.XX en el que el pueblo se reconcilió, por fin, consigo mismo. La gran manifestación post golpe lo fue de todos. Rojos y azules, con su preocupación común. Con su interés común, dejando de lado diferencias ideológicas (que no son tantas) y reforzando lo que nos une. Esto nos duró una temporada en la que realmente se avanzó, con defectos pero con responsabilidad, en la construcción de un Estado de Bienestar privilegiado, a pesar de todo, como el que tenemos.
Hay otro día clave. El 11 de Julio de 2010. Parece mentira pero una pelotita y el que parece el hijo de un vampiro consiguieron unirnos durante 3 – 4 horas. Un tal Iniesta consiguió que, sin complejos, se pudiera caminar por la capital de España con nuestra bandera constitucional, símbolo de esa unión.
Qué momento. Qué poco duró. En un país en constante proceso electoral es difícil mantener a la gente unida. Los políticos, los poderosos, los medios de comunicación irresponsables… y nosotros, los ciudadanos, no paramos de etiquetarnos y tratarnos como “enemigos”.
Es cierto que la crisis ha puesto de manifiesto muchas cosas. Cuando antes mirábamos para otro lado y obviábamos la parte de responsabilidad en lo que estaba pasando, cada uno con su granito, ahora acusamos al “enemigo”, el otro, el perro flauta o el pijo explotador de ser el que, con su apoyo al inútil o chorizo de turno, nos ha metido en este pozo. Buscamos el responsable sin ser autocríticos, y es legítimo, pero no es justo.
Lo peor es que la dureza de la crisis convierte el odio a ese “enemigo” en algo muy intenso. Se odia al coletas o al barbas, a bambi o al bigotes. Se odia porque “no son de los mios”.
Y digo yo. A ti, al que lees esto, ¿qué te preocupa? Te lo pongo más fácil. A mí me preocupa pagar la hipoteca, la salud, el tener un trabajo, la educación de los hijos, el bienestar de los de mi alrededor y que mi vecino no me tangue con lo que es de la comunidad. Ojo, no estoy hablando en genérico diciendo que me preocupa el empleo, o la sanidad o la educación, la corrupción o la prima de riesgo de la que en un momento dado todos fuimos catedráticos. Digo que me preocupan cosas tangibles en mi entorno.
También lo otro, sobre todo para debatir y cabrearme, pero no me arregla la vida.
A ti, seas rojo, azul, morado, marciano o del color que más te guste, ¿no te preocupa lo mismo? No me hables de prima de riesgo o de la deuda, háblame de ti, de un ciudadano más.
Y si nos preocupa lo mismo, ¿por qué estamos en una “guerra” constante con el de al lado porque uno es de “derechas” y otro de “izquierdas”? Es más, y llevado al extremo, ambas propuestas, de “derechas” o “izquierdas”, hoy día son similares. Los objetivos bonitos de los programas electorales son los mismos (crecer, educar, sanidad para todos….) los caminos son muy similares, no nos dejemos engañar por el romanticismo de hace dos siglos donde se identificaba esto como una lucha de clases. Eso ya no existe. No hay “explotadores”, “opresores”, “dictadores” en nuestro país, no es verdad. Hay excepciones y hay leyes. Hay derechos y ojo, obligaciones también.
He repetido varias veces que yo no votaré a Podemos (ni PP ni PSOE). Creo que los primeros son humo y los otros dos son una vergüenza por seguir premiando a los chorizos. Pero si os digo que respeto a sus votantes. Podemos no son perro flautas con rastas y un perro que no se lavan en una semana. Los habrá, pero son la minoría. Y aunque los hubiera son personas, con propuestas que son respetables, nos gusten o no. Tampoco los del PP son pijos engominados o niños de papá forrados que no han dado palo al agua. También los habrá y son minoría, y también tendrán propuestas respetables nos gusten o no. Pero no generalicemos con los estereotipos ni excluyamos a las personas por que se visten distinto.
No somos enemigos unos de otros. Entiendo la rabia que mi abuela, de 95 años, tiene cuando salen ciertos temas. Puedo entender el posicionamiento de mis padres, de 65, hijos de una dictadura en algunas cosas. Pero ¿mi generación? ¿Los hijos dela democracia? ¿Andar con el rollito de “izquierda” o “derecha”, “rojos” o “azules” o “comunistas” y “fascistas”? No me podáis, que estamos en el siglo XXI.
Pensar en la irresponsabilidad que cometemos cuando prejuzgamos o damos bombo a estos estereotipos. Bastante tenemos con que los políticos, incluso los nuevos, sigan ahondando en esto porque electoralmente (que es lo que les mueve) les interesa. O que medios irresponsables redunden en una división nacional permanente….Bastante tenemos con eso y quedarnos parados porque decimos que “no podemos cambiarlo”.
Pero no les hagamos el juego. Somos hijos de un momento histórico único. Es la primera vez en España que no hay guerras ni dictaduras en un período de 40 años. ¡La primera vez! No me vengáis más con la canción de “los otros” o del “enemigo”. Yo no estoy en guerra con nadie porque piense distinto (e insisto que no tan distinto). A mí me preocupa la hipoteca, la educación de los hijos, el que me ayuden en el hospital cuando estoy malo, el que no me la juegue en el que confío, etc.
Sacar de vuestras cabezas de una vez el estereotipo y trabajemos unidos para cambiar lo que no funciona. No tengo que avergonzarme por ir por la calle con la bandera que nos damos todos. Y la que nos hemos dado ahora no es la que veo en esos movimientos masivos “sin ideología”, “de dignidad” y “de todos”. Si queremos otra pues perfecto, pero hagámoslo democráticamente y siempre respetando a los demás.
Estoy muy aburrido de que los “líderes” de mi país,  las redes sociales y los medios irresponsables me informen de que estoy en guerra y yo no entienda por qué ni quién es mi enemigo….
Y mientras los que dividen beneficiando sus intereses… que ingenuos somos

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