Derechos y deberes
Hay cosas que quedan grabadas a
fuego en el disco duro que tenemos cada uno en nuestra cabecita. No sé por qué
tengo dos frases repetidas en mi adolescencia que dudo que se me olviden nunca.
Una, la de la madre de mi amigo y hermano Francisco “la obligación antes que la
devoción” y otra la de mi profe de Historia en el cole “a cada derecho le
corresponde un deber”.
No es lo único. Luego volveré sobre
ellas. Mi disco duro también almacena situaciones adolescentes, en particular
una numerosas veces repetida. Algo habitual de cuando quedaba con mis amigos en
el Mc Donalds de Moncloa. En la época sin móviles se podía esperar a uno 30
minutos y llamar a su casa desde una cabina para asegurar que había salido con
destino a nuestra cita, y cuando el personal se ponía nervioso, si no llegaba, nos íbamos, pensando…”ya nos buscará”.
Había quien llegaba justo en ese
momento. Casi siempre los mismos (aún hoy les pasa). Que si el metro, que si el
autobús…excusas. Y venían con su “¿a dónde vamos? Ufff, yo paso de ir ahí”.
Esto era lo peor, después de
aguantar más de media hora con frío, con los del “chavalito déjame una monedita”
y tal, llegaba el tardón diciendo que pasaba de ir al sitio escogido.
Así que establecimos una norma. Se
hacía lo que dijera la mayoría (no todo el mundo era capaza de aceptar esto) y
si alguien no estaba de acuerdo con el sitio que se había propuesto tenía que
dar otra propuesta alternativa, que se votaba. No valía “ese sitio no me gusta”,
había que dar propuesta.
Enlazo con las frases.
Obligación/devoción, derecho/deber y cambio de planes/propuesta alternativa. No
sé si me hago mayor (es lo más probable) o ahora lo veo de otra manera pero me
da que esto se está perdiendo.
En el fondo hay un nexo común, se
llama responsabilidad y respeto. Todos (y no me vengáis con que yo no), todos
tratamos de arrimar el ascua a nuestra sardina cuando nos interesa. TODOS.
Todos somos muchas veces interesados y “manipuladores” con medias verdades para
que se haga lo que nosotros queremos. Y si no se hace muchas veces nos
cabreamos y pataleamos, sin aceptar una decisión mayoritaria. Incluso tratamos
de desacreditarla o deslegitimarla.
Nos pasa a TODOS y hoy día cobra una
mayor importancia. Las sociedades nos “obligan” a vivir en comunidad y aceptar
unas reglas de juego y unos mecanismos para cambiarlas.
Vivimos en el me quejo por todo. Es
que no paramos chavales. Lo de las redes sociales es un filón reivindicativo.
Por supuesto, etiquetándonos y convirtiéndonos a enemigos unos de otros. Ya sabéis,
pijos y perroflautas, fachas y rojos…bueno ya me habéis leído muchas veces esta
canción.
Nos olvidamos de lo esencial.
Estamos condenados a entendernos y a construir cosas juntos. En este barco
estamos todos y no sólo para darle barniz y ampliarlo, sino para trazar el
rumbo y llegar a puerto.
Si sólo destruimos lo que hacen “los
otros” tenemos un futuro muy negro, pero mucho. De odio y rencor permanente.
Leo hoy en el periódico que somos un
desastre con eso de salir de trabajar a las 8 de la tarde. Que deberían ser las
5. Y estoy de acuerdo, tienen razón, deberíamos salir antes y no pensar tanto
en el “qué dirán”. Pero a ese derecho le corresponde la obligación de llegar
cuando debemos llegar, de esos cafés, cigarritos largos y de esas comidas de
dos horas. Creo que debemos tender a la flexibilidad en general y a aprovechar
las tecnologías, y quizás las empresas (las grandes y las PYMES, ojo) deberían
fomentarlo más, pero con el respeto de los trabajadores a la productividad que
se espera de nosotros, que es la otra cara del derecho que se reclama.
Vamos que reivindiquemos todo lo que
queramos, político, social, laboral o del tipo que sea. Tenemos un marco legal
y social que nos lo permite (a pesar de leyes mordazas absurdas) pero que
seamos conscientes de eso de derecho y deber que van unidos.
A veces oigo el comentario de que aquí,
en España, somos alegres. El Norte Europa parece que son tristones y viven
encorsetados y se desmelenan cuando vienen al sur. Pero nosotros “sí sabemos
vivir”. Puede ser que el clima, la cultura, nuestro origen latino nos haga
valorar más algunas cosas que otras, lo cual no es bueno o malo, es distinto,
pero también debemos cumplir con nuestros compromisos. Eso de hacer esperar a
alguien 30 minutos porque como somos españoles pues parece que es la excusa que
nos protege y etc…
Lo digo de nuevo, derecho/deber.
No sé, espero que la nueva ola de
cambio político que se ha iniciado (sabéis que a mí me gustan los cambios, sin
radicalismos claro), traiga cordura al desmadre generalizado inicial que me da
que se está produciendo. Es importante saber qué es lo urgente, qué es lo importante y
cuáles son los derechos y los deberes. Cuando se toman decisiones que afectan a
todos debe ser con sentido común, sin revanchismos ni rencores…pensando en
todos.
Los cambios se hacen con propuestas,
con el apoyo de la mayoría y con el carisma para alinear a los que quieren y a
los que no. Los cambios “por cojones” sin tener en cuenta eso de derechos y
deberes…multiplican el lío.
Espero que el sentido común y la
responsabilidad venzan a los complejos y gilipolleces que nos gusta lanzarnos
unos a otros para demostrar que “tenemos razón”.
Tengo otras frases y situaciones
mejores que el Mc Donalds, claro, mucho más lúdicas, pero esas me las guardo para
otro día…
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