Nuestro problema de fondo: "tengo razón"
No
pretendía hablar de esto. Pero cuando tratas de contrastar opiniones con otras
personas se refuerza mi idea de que no somos capaces de entendernos y buscamos
siempre “tener razón”. No queremos resolver el problema, sino “ganar” la
discusión. Cuando vemos que va mal, incluso, cambiamos de tema o ridiculizamos
lo que estamos hablando. Y hay mucha miga detrás de eso.
El
tema del taxi y las VTCs tiene muchas aristas. Todos se equivocan y todos
tienen razón. Pero, sobre todo, todos tienen que aceptar y reconocer al otro y
estar dispuestos a llegar a un acuerdo, si lo que quieren es arreglar el
conflicto. Si por el contrario, uno se quiere imponer sobre otro, bien a través
de presiones sociales o económicas, o bien a través de un Gobierno que no ha
sabido estar a la altura (ni el de antes ni el de ahora, sólo con remiendos),
entonces todos perderán.
Porque
amig@s, las guerras no las gana nadie, tod@s pierden. ¿es tan difícil de
entender? ¿No estamos hartos de verlo?
Como
os decía al principio, esto me lleva al núcleo del problema. No sólo para los
taxis – VTC, sino para todo lo que pasa en nuestro país. Nos equivocamos gravemente cuando nos
creemos los justicieros de la vida y damos por hecho cosas que no conocemos.
Hay tantas “sentencias” sobre un tema de discusión, como seleccionadores
nacionales en España, 47 millones.
Y
somos lapidarios, sin piedad. Mi opinión ha de imponerse porque “tengo que
ganar”. ¿Para qué coño voy a escuchar y tratar de consensuar una postura común
a partir de la cual construir? No, es más fácil destruir el argumento del otro,
“porque yo lo valgo”.
Veréis.
No queremos aceptarlo, pero la realidad nos lleva siempre a la misma
encrucijada. Si apoyas las VTC eres facha y defraudador, si apoyas al taxi eres
rojo y despilfarrador. Así funciona. No queremos admitirlo, pero es que es así.
Y la prensa, que debe ser garante de la Democracia, actúa manipulando en ese
sentido. Si eres un periódico progre, pobres taxistas y cabrones defraudadores
las VTC, si eres un periódico “facha” pobres innovadores de las VTC y cabrones
taxistas del monopolio.
Y
mientras la casa sin barrer…
Repito.
No sólo en este conflicto. Es en todo. En las TVs públicas, en la Educación, en
la Sanidad, que si la Vivienda, que si las Subvenciones, que si los Impuestos.
En todo. Estamos todo el puñetero día con el “deje” de fondo de si un progre
tiene que defender a muerte no sé qué principios y un conservador no sé qué
otros. Porque claro, aquí o se es rojo o azul. ¿O es que no teníais abuelos en
algo que pasó hace 80 años?
Eso sí, bien cerraditos en nuestras ideas (aunque luego en las encuestas y en las redes sociales ya postureamos que somos muy tolerantes y tal), para que se vea que uno es
más listo que otro.
Por
supuesto, “la culpa” es del otro. ¿Cómo voy a pensar y reconocer yo que me
puedo equivocar? ¿Cómo le voy a dar la razón al otro y pensar que podemos
construir juntos? Venga ya…
Sí,
estoy cañero. Pero es que me enfada mucho. Muchísimo. No sé qué mundo le vamos
a dejar a nuestros hijos. No veo humanidad a la hora de discutir opiniones
enfrentadas ni de tratar de llegar a acuerdos. Todo es ira, quizás impersonal,
pero ira. No querer entenderse.
¿Sabéis?
Más de una vez lo he dicho. Creo que, en el caso concreto de España, una cosa
que nos supera es el haber tenido una Guerra Civil hace 80 años y seguir
utilizándola como argumento de lo que no me gusta. Enteraros tod@s, rojos,
fachas, azules, amarillos, rosas, morados, naranjas, granates, verde fosforito,
arcoiris y cualquier gama de color posible, la Guerra Civil se acabó. El
Dictador, afortunadamente, pasó. Somos hijos de la Democracia, ¿por qué nos
empeñamos en dinamitarla constantemente? ¿Eso es lo que queremos para los que
vengan después?
Y
es que quizás nos falta o nos faltó el enemigo común. Sólo nos sentimos unidos
con las desgracias más absolutas y terribles o con un éxito deportivo de
calado. Si no, lo dicho, rojos y azules.
Mi
propuesta sigue siendo la misma. Educación, educación y educación. Un sistema
con valores, que obligue a los adultos a participar de él y a practicar con el
ejemplo. Consensuado, donde todos aporten, con miras a largo plazo y sin
politizar. Y, aun así, tardaremos tres
generaciones en cambiar. Pero si no empezamos desde ya, ¡DESDE YA!, ese reseteo
cultural y desterramos todos nuestros vicios de siglos de Historia, acabaremos
en una anarquía que será nuestro fin como comunidad.
Dejemos
las etiquetas y pongámonos a construir. Si no somos capaces de respetarnos ni
escucharnos en una discusión de amigos, ¿seremos capaces de construir un mundo mejor?
Yo
le daría una vuelta como individuo…sin mirar al vecino si lo hace o deja de
hacer o al político si es un corrupto o no. Construir también implica legislar
bien para el que se salta las normas, porque se cree el más listo del lugar,
acabe pagándolo.
Pero
insisto, la primera reflexión y toma de decisión, de actitud y de ponerse manos
a la obra es de cada uno. Hasta aquí hemos llegado de enmierdarnos unos a
otros. Si no cambiamos y pronto, luego lloraremos.
No
sé a qué estamos esperando.
#impossibleisnothing
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