“Connecting the dots” en la educación
Hay
un mítico video de Steve Jobs en la ceremonia de graduación de los estudiantes
de la Universidad Stanford en el año 2005 https://youtu.be/HHkJEz_HdTg
. En ese discurso, el bueno de Steve, relataba tres hechos secuenciales de su
vida, aparentemente inconexos, pero que, mirados con perspectiva, dejaban una
clara relación entre sí. “Debido a que pasé por este lugar, llegué a este otro”.
”Connecting the dots”…conecta los puntos…entiende las relaciones…causas y
efectos.
Es
un discurso motivador y excepcional que os recomiendo que veáis.
El
ser humano es único, irrepetible y maravilloso. Cada historia es asombrosa. La
tuya, la mía, todas, sin excepción. Y además hay una Historia común, con luces
y sombras que, a la larga, nos han hecho pasar de comer plátanos en un árbol a
mandar naves más allá del sistema solar. La perspectiva nos hace comprender la
importancia de lo que ha pasado.
Durante
los últimos 5.000 años (aunque ya sabemos que el homo sapiens y antepasados
lleva mucho más por aquí) hemos sido capaces de desarrollar todo tipo de conocimientos
que han hecho nuestra vida más fácil (y a veces más terrorífica) y han
permitido que lleguemos a donde estamos hoy.
Si
no hubiéramos desarrollado la industria de la piedra en el Paleolítico, no hubiéramos
sobrevivido a través de la caza. Gracias a ello pasamos de ser nómadas, con
alto índice de mortalidad, a ser sedentarios y organizarnos en sociedades
agrícolas y ganaderas, donde el bronce y la metalurgia permitió que nos desarrolláramos
como especie, fundando comunidades neolíticas. Y si no hubiéramos pasado por
allí, tampoco hubiéramos llegado a la sociedad de la Era de los Metales, donde
nos sitúa a partir de 5.000 años antes de Cristo.
Es
decir, porque avanzamos en nuestro nivel de conocimiento, avanzamos en nuestra
posibilidad de supervivencia, con el lado oscuro de empezar a amenazarnos entre
nosotros.
El
conocimiento ha sido clave en esta peli. El conocimiento y como aplicarlo
permite al ser humano avanzar. Repito, el conocimiento y como se aplica. Es tan
importante el puro “saber” técnico como los valores con los que desarrollamos
ese “saber”.
No
voy a enrollarme con que el conocimiento, en gran parte, ha venido empujado por
la necesidad de ser superior militarmente que el vecino. La tecnología nace,
desde mi punto de vista, por la necesidad de supervivencia primero y por el
afán de dominación después. Hay que ponerlo en contexto y entenderlo. Quizás,
durante mucho tiempo, era imposible sobrevivir sin dominar al de al lado.
El
caso es que, desde el fuego, la rueda, la agricultura, el arco, la ballesta, la
pólvora, etc, para cubrir ambas necesidades, hemos ido aumentando nuestra “independencia”
de los dioses, nuestro desarrollo tecnológico y social e incrementando nuestras
probabilidades de supervivencia.
La
transmisión del conocimiento, inicialmente con las enseñanzas de padres a hijos,
también se ha sofisticado. De la tradición oral a la escrita, de la escrita a
la impresa, de la impresa a la industrializada, de la industrializada a la
digital…Muchos personajes, historias, pioneros y emprendedores que nos
enseñaron a mirar con distintos prismas, incluso a costa de sus vidas, y que
nos traen hasta el momento actual.
“Connecting
the dots” …gracias a que todas estas cosas pasaron, tú y yo, tenemos una vida
mucho más completa y mejor que hace 100, 1000…o 10000 años.
En
los últimos años hemos dado pasos de gigantes. En nuestro día a día sabemos que,
cada vez, tenemos más herramientas para mejorar nuestra vida. Quizás demasiadas
a veces.
En
los últimos 100 años hemos pasado de una sociedad profundamente machista y
llena de prejuicios (era su contexto), a una sociedad mucho más abierta, o al
menos con más capacidad de pensar cada individuo por sí mismo, sin distinción
de sexo, raza, religión, etc. Al menos en la regla general, ya sé que hay
excepciones.
Hagamos
un poco de historia sobre ese contexto. El sistema educativo, ha ido cambiando.
A lo mejor no tanto de formato, pero sí en el ecosistema. Es curioso que, desde
la Edad Media hasta más o menos 1.857 la educación estaba prácticamente
monopolizada por la Iglesia, con sus pros y sus contras. En 1.857 se aprobó la “Ley
Moyano”, ley de consenso entre un gobierno progresista moderado y las
diferentes tendencias políticas (consenso en España, sí). Esta ley estuvo
vigente hasta 1.970 (¡¡más de 100 años!!), y promovía eso de que la educación
era para todos y todas y era pública, estableciéndose también una educación
privada bajo supervisión del Estado.
El
grado de cumplimiento de la escolarización infantil obligatoria y la tasa de
analfabetización fue cambiando y mejorando a lo largo del s.XX, así como la
presencia de la mujer en las aulas. A pesar de eso, imperaba la disciplina, la “masculinidad”,
y el aprendizaje a base de poca práctica. El maestro era el capitán en el más
puro sentido militar y la creatividad no estaba demasiado fomentada en el
sistema. El contexto Histórico de España durante los últimos 150 años ayudó
poco y existían demasiados prejuicios y tabús.
Durante
la transición y la Democracia hubo apertura. Se pasó de un sistema tan rígido a
otro más flexible y se introdujo la práctica. Se pusieron unos buenos
cimientos, aunque después los intereses políticos de unos y otros han
ralentizado el avance y generado fuga de talento. A pesar de las facilidades de
acceso a la educación (con salvedades, pero que hay que reconocer a los
gobiernos de la Democracia), se han perdido oportunidades de capitalizar todo
el potencial que existe en nuestras aulas.
Y
con todo esto llegamos a hoy. Tenemos un sistema en el que afortunadamente
(casi) todo el mundo que quiera, puede estudiar. En el que la mujer tiene un
papel fundamental, en el que han, casi, desaparecido viejos clichés y
prejuicios y en el que hay infinidad de herramientas para poder aprender. Por
otra parte, el maestro del siglo pasado es el profesor de hoy, donde a veces
incluso le cuesta lidiar con la disciplina de los alumnos y donde cada vez se
convierte en un eslabón más débil, sobre todo en aquellos lares donde hay
problemas sociales graves.
Quiero
detenerme aquí. Son una parte más de la educación, pero fundamental. Es
impagable la función de los profesores, que deberían ser figuras mucho más
valoradas en una sociedad que ha pasado de ir a cámara lenta hace 40 años a ir
a cámara “demasiado” rápida. Los profes son transmisores de conocimientos, y
aunque esto también es labor de casa, son transmisores de valores. Es una pieza
crucial de este “puzle”.
“Connecting
the dots” … porque pasamos por todos estos caminos llegamos a la circunstancia
actual. La decisión y el empuje de algunas personas, progresistas o
conservadoras, religiosas o no, blancas o negras, hombres o mujeres, etc…nos ha
traído hasta aquí. Por otro camino hubiéramos llegado a otro sitio distinto, no
digo ni mejor ni peor, sino distinto. Pero estamos aquí.
Y
este es un momento que marcará el desarrollo de los próximos siglos. Aunque no
lo vemos, muchos sentimos que es un punto de inflexión en la Historia del
hombre. Ojo, puede serlo para bien…o para mal. Depende de nosotros.
Es
aquí donde, mirando con perspectiva lo que nos ha traído hasta aquí, yo me hago
la siguiente pregunta, que también te hago a ti: ¿qué es la educación?
No
es una pregunta retórica. Es una pregunta que quiero que me contestes aquí o en
mi twitter (@david_de_miguel ). Quiero saber qué piensas.
Te
diré lo que es para mí. Cuando yo aprendía Jiu-Jitsu con mi Maestro, no
aprendía un montón de técnicas que repetíamos muchas veces, aprendía un estilo
de entender las cosas, un estilo precioso, donde era tan importante la técnica
como el respeto a todos los que aprendían conmigo, a mi Maestro, a mis “adversarios”
en competición. Era importante saber ganar y saber perder y sobre todo era
importante mejorar, avanzar, y no sólo era cuestión de aptitud, lo era de
actitud también. Cuánto le debo yo a mi querido Kyoshi Jose Luis.
Moraleja,
la educación no es sólo aprender conocimientos con unas u otras herramientas o
métodos, ni con un sistema público, privado o mixto. Va más allá.
Son
valores. En mayúscula, VALORES.
Valores
que se aprenden en casa con el ejemplo y también en el aula, y en el centro
educativo, y socializando y en las nuevas maneras de comunicación digital. Se
aprende ahí y se ejercen ahí, en todo un ecosistema. Sin valores da igual lo
inteligentes que seamos o la cantidad de física o lengua que sepamos. Nuestras
vidas no tendrán un sentido. Nuestra conexión de puntos, se distorsionará.
Desde
mi punto de vista se equivocan aquellos que, por otro tipo de intereses, se
pasan el día afeando a quienes trabajan en esa dirección. El debate de público,
privado, religión, analógico, digital, prohibición, permisividad… es un debate
inútil si no hay otro sobre la “razón de ser” detrás.
Las
generaciones actuales tienen demasiada información y facilidad de acceso a la
misma. Utilicemos la tecnología para que el conocimiento se transmita de una
manera más sencilla. No seamos tontos, aprovechemos la era digital,
audiovisual, el big data, la inteligencia artificial. Utilicémoslo, el hacerlo
no es “pervertir” nada, es convertir en rutina en todo el ecosistema algo que
el alumno ya hace.
Pero
no nos quedemos ahí. El conocimiento es una parte, relativamente pequeña. La
actitud, el reforzar lo que una persona necesita, el “individualizar” cada
caso, el facilitar la vida al profesor, el potenciar las habilidades con juegos…todo
eso nos lo permite la tecnología también. La motivación es fundamental y hoy
día existen herramientas para tocar la tecla concreta que cada persona tiene
para estar al 200%.
Pero
tampoco nos quedemos ahí. Ha de ser integral. Hay que involucrar a los padres,
en todo el proceso. Se educa en casa. Sin esa parte nos quedamos a medias.
Involucrémoslo más, no sólo con celebraciones de Halloween o festivales de
Navidad. Y para mitigar sus restricciones de tiempo, usemos la tecnología. No
seamos estúpidos. Sin que sean el “amigo coñazo” pero siendo los que actúan en
base a los valores que queremos que nuestros hijos aprendan…si es que queremos
que aprendan esos, claro…
Los
profesores, los centros. Pieza clave. Hay que convertirlos en el catalizador de
lo que los chicos traen de casa, más lo que posibilita la tecnología, más el
seguimiento individualizado. El potencial es individual. Pero el seguimiento
individual se lo ponemos muy difícil con los medios tradicionales. Hay futuros
maravillosos artistas, que no serán Einsteins, pero serán Picassos, trabajemos
para que afloren los talentos, cada uno el suyo.
Y
señores responsables. Y pueblo en general. Invirtamos en educación. Cerremos
los debates políticos y de postureo. Quiero que los niños, TODOS, tengan
medios, tengan unos objetivos claros de desarrollo, unos objetivos claros de
habilidades sociales, unos objetivos claros de valores necesarios para ser
mejores personas y crear un mundo mejor. Eso supone invertir de verdad, no el salir en la foto de los responsables políticos actuales. Incluyo a las empresas y a
todas las instituciones públicas y privadas, las cosas se demuestran con hecho,
menos palabras.
En
definitiva, conectemos los puntos de verdad. Un camino de luces y sombras nos
trajo hasta aquí. No le demos más vueltas, ya nos trajo. Ahora hay que
conectarlo con el camino que todavía no está explorado. Si queremos un mundo de
10.000 millones de personas en breve, mejor, tenemos que trabajar para que
nuestros hijos sean mejores que nosotros, aprovechando lo que sabemos, usando
las nuevas tecnologías y poniendo los cimientos de los valores como pilotes de
hormigón armado.
Yo
lo creo de verdad. Es más, trabajo para ello. Conozco a formidables
profesionales de guarderías, colegios, institutos, universidades, escuelas de
negocios, academias, de internet (sí de internet), que trabajan para ello,
proponiendo cambios que nos hagan avanzar y que hagan de la educación un todo
integral.
“Connecting
the dots” …escucharlos. Quitaros los prejuicios. Avancemos junto a ellos.
#impossibleisnothing
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