8 de Marzo: Igualdad de las personas
Hoy
es 8 de Marzo. Es una fecha que recientemente se ha proclamado como el día de
la mujer y en la que diferentes colectivos políticos y sociales reivindican su “feminismo”
y su reconocimiento a la contribución, durante toda la Historia, de todas las
mujeres.
Yo
le debo la vida a mi madre. Fue quien me llevó dentro y quien cambió su vida
radicalmente para adaptarla a la mía. No puedo olvidar que mi padre también
contribuyó a ello, ni tampoco que la naturaleza (y no los prejuicios
culturales) es la que determina esas diferencias físicas entre macho y hembra,
que luego pueden condicionar otras circunstancias.
La
mujer es la pieza clave en la Historia de la Humanidad. Además del proceso
natural (es quien pare), ha sido el sustento del hombre durante miles o incluso
millones de años. El hombre, sin la mujer, no sería nada, estaría incompleto.
Pero también a la inversa. Son seres que se necesitan, en todos los aspectos.
La
naturaleza en parte y, la socialización, primero en clanes, luego en poblados,
luego en urbes, etc, etc han fomentado que, durante muchos siglos de Historia,
el más fuerte fuera el que mandaba. El más fuerte era el que tenía el mejor
ejército o la riqueza para pagarlo y durante miles de años ha sido un “juego de
hombres”.
Pero
la mujer siempre ha estado ahí. Y ha tenido ese papel determinante, no
suficientemente agradecido ni reconocido a nivel colectivo. La Historia de la
Humanidad no es una Historia de hombres es una Historia de hombres y mujeres.
El
hombre ha caído en muchos errores. Las evoluciones culturales, religiosas y
políticas han convertido a la mujer en una comparsa durante siglos. El hombre
ha dejado que fuera así, porque le convenía y porque implícitamente, le daba el
“título de propiedad” sobre la mujer. Grave error, sin duda.
En
los últimos 200 años, la explosión industrial, cultural y social ha ido recortando
esa brecha. La mujer ha ganado su merecido reconocimiento social paso a paso.
Lentamente, pero asegurando cada conquista. Extraordinarias científicas,
políticas, doctoras, abogadas o amas de casa han ido reclamando y afianzando su
derecho a ser reconocidas. Con lucha, con sacrificio, con esfuerzo y con la
admiración de todos los que vemos el mundo sin fanatismo. Curie, Beauvoir, Kahlo,
Chanel, Parks, Teresa de Calcuta, Campoamor y un sinfín de ellas que son
admiradas por la mayoría de nosotros. Ejemplos que nos inspiran a todos, sin
distinción de sexo.
Y
hoy estamos en el siglo XXI. El siglo de la tecnología, de los Estados del
Bienestar al máximo exponente, de poseer lo que jamás soñaron ni siquiera
nuestros abuelos. El siglo de las personas, porque afortunadamente, la brecha
de género, se ha reducido y se sigue reduciendo.
Y
hoy “celebramos” lo que ya sabemos, que la mujer tiene un papel crucial en la
sociedad y que merece, como no puede ser de otra manera, los mismos derechos
que el hombre, porque se trata de personas, no de tener un órgano genital u
otro.
Sigue
habiendo mucho que mejorar. Es necesaria la responsabilidad de todos para que
eso pase. De gobiernos, medios de comunicación, partidos políticos, asociaciones civiles y en definitiva de todas las personas que formamos este
mundo.
Y
es aquí donde existe un punto de fricción. Todos los colectivos buscan su
propio interés. Réditos electorales o económicos. Promulgan acciones, como una
huelga, solamente para demostrar algo muy masculino, que es a ver “quien la
tiene más larga”. Se fomenta el postureo y la confrontación, dividiendo a la
sociedad y señalando a muchos hombres por el hecho de serlo.
Y
eso, permitirme que os diga, con todo el respeto, no está bien. Hay problemas
colectivos que debemos resolver, pero que creo que han mejorado y que el ruido
o la irresponsabilidad de muchos medios de comunicación y personajes públicos, magnifican,
estigmatizando o convirtiendo en “sospechoso” al que no hace acciones de
postureo como la de hoy.
Soy
hombre. Respeto mucho a la mujer. Cuando me ha tocado hacerlo he contratado a
mujeres “en edad de embarazarse”, importándome la persona y su contribución profesional, no su estado civil
ni su edad. Lo he hecho con el mismo sueldo que un hombre que haga el mismo
trabajo y he procurado premiar los méritos, no su género. Repulso a los
violadores y a los maltratadores y colaboré durante muchos años con ONGs, entre otras cosas, atendiendo casos horribles de maltrato cuando los medios de comunicación no los
consideraban noticia.
Creo
que no soy sospechoso de ser un “machista”. Y como yo otros hombres, la inmensa
mayoría.
He
visto también como leyes mejorables mandaban a inocentes 3 días a comisaría y les juzgaban en el mismo lugar que a asesinos o
dejaban meses a hombres sin poder ver a sus hijos. Creo que también hay que
decirlo y también hay que trabajar para que esto no pase.
Pero
amig@s, en 2019, necesitamos creer en las personas. Todas las personas, todas,
deben tener los mismos derechos. Es de cajón y es algo que hemos tardado
milenios en aprender y en implementar. Y nos queda mucho recorrido. La mujer
tiene todo el derecho a trabajar, a vivir libre e independientemente, a tener hijos
o no tenerlos, a ser respetada y no ser discriminada por ninguna de esas razones, a ser
retribuida igual que un hombre, en función de su aportación, como también debe
ser retribuido un hombre. Es decir, se trata de personas, no de volver a
argumentos de hace dos siglos.
El
ruido de colectivos interesados hoy, del color que los queráis pintar o con el
interés económico que puedan tener no debe desviar la atención. Incluyo en esos
colectivos a medios de comunicación, los cuales cada vez son menos
independientes.
No
es un día de enfrentamiento ni de señalar con el dedo a unos y a otras. No.
Es un
día, como todos, en el que en nuestra actividad habitual debemos respetarnos como
personas, debemos trabajar juntos, con generosidad, olvidando el interés de
asociaciones o individuos concretos, para que el mundo sea mejor.
La
igualdad se demuestra en el día a día. La igualdad no es un panfleto ni un lema
para posturear. La igualdad es mirarnos igual, reconocernos igual, y
demostrarlo con hechos.
Hechos…esta
es la clave de todo en la vida. #impossibleisnothing
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