Y la red cambió nuestras vidas
El 12 de marzo se cumplieron 30 años desde que Tim Berners-Lee redactó el primer
borrador que definió la web y el hipertexto, lo que sentaría las bases de la
red global de conocimiento colectivo. Es decir, 30 años del nacimiento de
internet.
Como
culturilla general sabemos que internet, o como se llamara entonces, pretendía ser una herramienta que sirviera para conectar, fundamentalmente, instalaciones militares. Nació en 1969,
cuando en plena Guerra Fría el Departamento de Defensa de EE.UU. decidió crear
un sistema de comunicaciones capaz de resistir un ataque nuclear.
De ahí
evolucionó a ese 12 de marzo de 1989.
Sea
como sea, desde 1969 o 1989 ha llovido mucho. El mundo es mucho más “pequeño”,
las personas nos comunicamos con unos dispositivos de los que no nos podemos
separar, podemos jugar videojuegos, ir a un concierto o ver pelis cuando
estamos en el metro. Ni siquiera hace falta ir a la frutería para comprar fruta
o al concesionario a comprar un coche.
Los
nacidos en los 90 no son capaces de visualizar como era el mundo anterior a ellos,
que catalogan de prehistórico. Es una era de continuo cambio y del “más difícil
todavía” tecnológicamente hablando.
La
red ha hecho posible gran parte de ese cambio. El e-commerce, la capacidad de
compartir información, de socializar, de sentirnos más cerca, de conocer
lugares en los que nunca estaremos, de seguir nuestro estado de salud, de formarnos,
de educar, de infinitas cosas que podéis pensar.
Y
además ha conseguido que, personas “solas” por diferentes motivos, se sientan
acompañadas. Todo el mundo puede tener sus amigos en el ciberespacio. Incluso
habrá muchos de ellos que no conozcas nunca físicamente. Es un mundo nuevo el
que se abre a personas introvertidas, solitarias o por ejemplo, ancianos que se
sienten solos.
La
Historia nos demuestra que no hay ying sin yang. No hay cambio que no genere
incertidumbre y posiciones encontradas. Es intrínseco a la naturaleza del
hombre. Toda fuerza positiva genera una fuerza negativa de sentido contrario.
La intensidad de ella depende de nosotros.
La
red abre una nueva era donde todo se acerca, se democratiza y donde caben
infinitas posibilidades. Se desarrolla tecnología para y por ella y mejora
nuestras vidas. Pero también necesita que surjan nuevos consensos sociales,
políticos, regulatorios, económicos, éticos…
Internet
permite opinar libremente en una red social, por ejemplo. Pero, ¿debe haber
límites? ¿deben revisarse los ya establecidos? También permite una mayor
competitividad en precio o una “elusión” fiscal de algunos ingresos que se
generan ¿es necesario cambiar el marco actual? Y, sobre todo, proporciona
muchísima información sobre cada uno de nosotros a las compañías más relevantes
de este ecosistema, ¿debe haber una regulación específica el respecto?
Vamos
que, el marco actual, pensado para un mundo analógico no es válido. La adaptación
de todo, desde la educación hasta la fiscalización, a este nuevo modelo social
y económico debe producirse cuanto antes. No es posible desarrollar esta nueva
era de los algoritmos y la materialización de sueños que eran ciencia ficción
ayer, sin la adecuación de leyes, de objetivos colectivos, de la educación y en
definitiva de los valores.
La
tecnología sin valores puede ser un arma muy, muy peligrosa y nociva. La
tecnología, con valores, y que además sean compartidos, es el instrumento para hacer un mundo
mejor.
Es
responsabilidad de todos, desde la política, la empresa hasta los individuos, es normalizar estos valores. La tolerancia, el respeto, la libertad, la justicia,
la equidad, incluso el humor y muchos más deben estar presente siempre, en cada interacción de cualquier individuo con la red. Y por supuesto con un principio irrenunciable nunca, que es tener en
cuenta la dignidad de las personas, teniendo claro que no debería hacer a los
demás lo que no me gustaría que me hicieran a mí.
Sólo
hay un camino para ello. El liderazgo público y privado con iniciativas
concretas y sobre todo el fomento de la educación, tanto en el conocimiento
como en los principios fundamentales que nunca debemos perder de vista. La
educación es el único instrumento que, en el medio plazo, puede llevarnos a
construir una sociedad mejor, apoyándonos en esa tecnología y usando la red
como canal.
La
educación, no es sólo el conocimiento, es mucho más. Y no empieza en un aula,
física o virtual, sino que empieza en casa, y sigue con el ejemplo de los
referentes que tenga cada uno.
El
mundo que se nos abrió en 1989 es ilimitado. Jamás en la Historia de la
Humanidad ha habido un momento como este. Crecer todos sin necesidad de
matarnos entre nosotros. Es una oportunidad única.
Aprovechémosla.
#impossibleisnothing
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