Cuando esto acabe...ya verás


No se si habéis escuchado esta frase alguna vez. Es posible qu, últimamente, más de una. Suena a amenaza, a desafío y a explosión de algo…de vida.

Estas semanas han sido muy duras. Para los que están en primera línea de batalla por el trabajo incansable con el riesgo que conlleva, para los que estamos confinados por la situación estresante y de falta de libertad que nos supone, para los que están enfermos porque su salud está mermada y en algunos casos de una manera peligrosa. No es nada fácil.

Y parece que pronto vamos a ver la luz. Aún no sabemos cómo y miramos de reojo a lo que está haciendo el mundo, a ver si nos da pistas, pero no hay nada claro.

Lo que si está claro es lo que repetimos y nos repiten las personas cercanas. Cuando esto termine…ya verás. Ese “ya verás” se sustituye a veces por alguna que otra exageración o burrada que no puedo escribir.

Ese ya verás esconde una liberación de las cadenas imaginarias que nos están sujetando y que nos va a permitir retomar vidas, y sobre todo, priorizar cosas.

Ese ya verás suena a “ahora sí” voy a ir a muerte a por mi sueño.

Ese ya verás…

Ese "ya verás" esconde varias enseñanzas. La primera es que, nada es imposible, ni para bien ni para mal. Y por eso tenemos la obligación de estar alerta. Como sociedad, como mundo, pero también como individuos. Todos tenemos una responsabilidad en este planeta. No es una responsabilidad delegada en los “poderosos”. No vale con quejarse en redes sociales o alzar la voz sólo cuando nos viene mal. Tenemos que tomar conciencia de esa responsabilidad y ser consecuentes.

Me encantaba aquel lema de una ong que hicimos nuestro cuando montamos aquella campaña universitaria del 0,7% y +. El lema decía “cambia tu vida para cambiar el mundo”. Si no tenías claro cuándo, es ahora.

Otra cosa que nos enseña es que vivimos en un paraíso. Lo sé, unos más que otros y nos vienen unos meses duros. Para ello tendremos que arrimar todos y ser solidarios, con cabeza, con buena gestión pública y fomentando la iniciativa privada, pero remando todos juntos.

Eso no quita la suerte que tenemos. Este país ha tenido que sufrir mucho para estar donde está. Y estas últimas 6 semanas hemos aprendido a valorarlo. Nuestro entorno natural, interior o exterior, nuestra forma de relacionarnos, nuestras ganas de vivir, los bares, la fiesta, los amigos, la necesidad de tocarnos, abrazarnos, besarnos…preocuparnos por el de al lado, conectar con quien no conectábamos…todo. Lo valoramos y sabemos lo que ha costado tenerlo y lo rápido que se desintegra. Esto no debemos olvidarlo. Y ese “ya verás” tiene que incluirlo.

Ese “ya verás” suena a megafiestón. España va a ganar 5 mundiales seguidos y nos vamos a pegar la fiesta de aquella noche, pero de 5 días sin parar. Suena a la vamos a liar parda.

Sí. Vamos a hacerlo. Vamos a demostrar a los que queremos y de los que hemos estado separados físicamente que los queremos. ¿Y sabéis? Creo que va a ser, por primera vez en mucho tiempo, de manera general, sin esperar nada a cambio. Lo hacemos porque nos apetece, porque lo deseamos. Va a ser un ejercicio de generosidad brutal. Estoy seguro. Se nos van a poner los pelos de punta y los ojos de lágrimas más de una vez. Va a ser una explosión de amor que hace mucho que no conocía este país. Y además de una manera responsable. Ese ya verás es te voy a coger y estrujar como los que salen en la lucha libre. Y eso…mola, aunque sea con mascarilla.

Ese “ya verás” es de valorar todo lo inmaterial que tenemos a nuestro alrededor. Emociona pensarlo.

Ese “ya verás” nos deja otra enseñanza. Y es que hemos asistido al mayor curso de formación de la Historia. Hemos aprendido en unas semanas lo que se tarda años. Una gran parte del país ha “sufrido” una transformación digital acelerada. Su trabajo se lo ha requerido. Es más, en muchas empresas ha pisado el acelerador de otra transformación mayor: la cultural. Ahora el jefe no piensa que te escaqueas por teletrabajar. Ahora es la norma, no la excepción.

Otra gran parte del país ha sufrido la transformación digital social. Los abuelos son unos expertos en el uso de watsapp, teams, skype, zoom, house party y multitud de plataformas que nos han acercado. Sin la tecnología, habría sido una prisión.

Por eso, la vuelta tiene que cambiar nuestra manera de trabajar. Tiene que facilitar la integración de la tecnología en nuestras vidas, sin intrusismo, con innovación. La tecnología no tiene que ser un bombardeo de herramientas sin sentido. No. Debe tener un propósito, unos valores y una regulación. El uso de todas esas herramientas nos tiene que ayudar, no dividir o alejar. Tampoco convertirnos en máquinas productivas. Hay mucho trabajo por delante.

Ese “ya verás” nos enseña que precisamente por eso, por esa transformación, debemos repensar y cambiar aquello de nuestro sistema económico que no vale. El mundo va a cambiar y además del tema digital hay reformas estructurales que vienen pidiendo paso hace mucho. Toca hacerlas. Para ello toca ponerse de acuerdo y para ello toca ser generoso y tolerante y todos debemos ceder, empezando por los que nos gobiernan.

Realmente, en la que viene, nadie se puede quedar atrás. El sistema (todos nosotros) tiene que ayudar a todos los que lo van a pasar mal. Va a haber paro, descenso del consumo, involución del turismo y una merma importante de recursos públicos y privados. Vamos a ser “menos ricos”. Tenemos que ser conscientes. Y tenemos que fomentar mecanismos de equilibrio. Sí, fiscales también. Pero no sólo eso. De dinamización del mercado laboral, de producción cosas nuevas que el nuevo mundo exige, de reforma de aquello que no vale, de acompañamiento a los empresarios y autónomos y de protección de los que se van a quedar sin trabajo. Y todo ello de la manera más equitativa y justa. Con consenso. Parando de una vez esta partida de ajedrez electoral en la que vivimos hace mucho.

Ese “ya verás” también nos enseña que toca mojarse. Las organizaciones pueden comportarse de una manera solidaria o egoísta. Cada uno debe hacer el examen de conciencia, sin condicionantes, sin prejuicios, de manera justa, de lo que ha pasado aquí. Quiénes han mirado por el bien común, desde todos ámbitos, político, económico, empresarial, etc y quienes no. Saco de la ecuación a los héroes de primera línea por no merecen un aplauso a las 8, no. Merecen unas condiciones de trabajo que hagan que se enorgullezcan de los que aplaudimos. Todos ellos, no sólo sanitarios. Nos han mantenido en pié. Eso no se paga con dinero.

Ahora tú y yo podremos decidir. En forma de qué organizaciones consumimos, a cuáles recurrimos para pedir fondos y sobre todo a cuáles delegamos el honor de gobernar, en todos los ámbitos de la administración. Es decisión nuestra y hemos de ser consecuentes. No vale quejarse en twitter y luego pensar que esto no va conmigo. Ese “ya verás” implica mojarse también en esto.

Y, por último, ese ya verás nos enseña algo muy importante. Soñar es siempre. Arriesgar por el sueño es ahora. Siempre hay una excusa para no hacerlo. Nunca viene bien salir de la zona de confort. Pero yo te pregunto ¿y cuándo algo “imposible” viene y nos saca a todos? ¿No te has adaptado? ¿No ha pasado el momento duro y has sido capaz de hacer lo que pensabas que no podías hacer? Pues no esperes a otra desgracia. El momento es ahora. No lo dejes pasar. Los sueños no son una parada de tren, los sueños son un viaje de aventuras. No esperes en la parada, haz el viaje de una vez.

Ese “ya verás” nos pide ser mejores. Más humanos. Más vivos.

Me apunto al día siguiente. A la fiesta, al nuevo mundo, al trabajo digital, a aportar lo que pueda de manera constructiva y a perseguir mi sueño aquí y ahora.

¿Te vas a quedar esperando otra pandemia?

#impossibleisnothing





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