¡Cuando seas padre comerás huevos! Mi padre no paraba de decírmelo y yo me sonreía pícaramente pensando: claro, claro… A much@s de mi generación (la X), sobre todo chicos, os resonará esa frase en la cabeza. Era común escucharla cuando llegabas tarde a casa un sábado despues de que “te hubiera sentado mal la cena”. A veces los padres lo decian como justificación a lo que venía después, limitación horaria, castigo, negativa a la compra de un capricho…era un decir “así es la vida” pero adaptado a adolescentes. Lo mejor de todo es que nuestros padres lo decían por nuestro bien y, sin embargo, nosotros lo veíamos como la manera poco graciosa de fastidiarnos un plan. Cuestión de perspectiva. Claro, el día que te conviertes en padre empiezas a entender esa perspectiva y, sobre todo, de que va esta vaina. Empiezas con una preocupación, porque la ciencia avanza tanto que ya es capaz de detectar nuestras imperfecciones desde el minuto cero. Que si la cabeza así o asá, que si el cordón umbilical
N o soy periodista. Tampoco soy político. L@s que me conocéis sabéis que sí soy “revolucionario”. No me gusta eso de “siempre se ha hecho así”. Como dice mi padre, soy el abogado de las “causas pobres” o de las “causas perdidas”. Y durante muuuuchos años estuve muy activo a través de ONGs u organizaciones estudiantiles en todos los temas de igualdad. Participé en aquella “movida” que se montó en los 90 para reclamar una igualdad real de derechos entre hombres y mujeres y también para el colectivo LGTBI. En las concentraciones que hacíamos en la Puerta del Sol de Madrid un viernes de cada mes, nunca vi a ningun@ de los políticos que hoy posturean tanto de feminismo. Ni tampoco a es@s tuiter@s que se creen que lo han inventado ell@s. Lo que os quiero decir es que no soy “sospechoso” de no creer en ello y haberme implicado, con un alto coste personal. Hoy lo hago desde otro punto de vista, ayudando a emprendedores y a emprendedoras a desarrollar sus proyectos (me da igual si son chico
Te dejas la piel, te esfuerzas al límite, echas horas como si no hubiera un mañana…pero luego no progresas. No sólo en tu trabajo, también en tu vida personal. ¿Qué pasa? Algo básico. Uno de los principios fundamentales del siglo XXI. Si no sabes contarlo es como si no hubiera pasado . Me dirás, "pero el resto ya lo ve" . Vale, lo que tu quieras, lo ve pero pasa desapercibido. Es necesario contarlo. En esta era del marketing, en el que casi todo se dibuja en imágenes, necesitas "perforar" en la mente de los demás para que cale el mensaje. También puede ser que otr@s lo cuenten por ti (periodistas, jefes, profes, pareja), si es que estás dispuest@ a correr ese riesgo. No te lo recomiendo. Si sale bien que sea por ti. Si sale mal, que sea por ti. Depender de otr@s... Comunicar es un arte. La magia de hacerlo bien está en lo que somos capaces de hacer que el otro perciba. Un cuento, un chiste, nuestra propia historia…puede ser contada de manera que pongamos el pe
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