Crear es soñar

Vamos a describir una situación. Imaginar una sala de montaje audiovisual. Dos de la madrugada. Un editor, un realizador, el director y algún ayudante. Al día siguiente se va a emitir ese programa/serie/documental, etc. Hay tensión, pero sobre todo hay pasión, mucha pasión. Esto trasladarlo a un estudio de composición o a la soledad de un escritor, de un pintor o de mil ejemplos que se nos pueden ocurrir. Hay dos denominadores comunes, un sueño y una pasión. Y un hecho irrefutable: muchísimo trabajo.
Este es el mundo de los contenidos. Así se fabrican. Quizás hay una imagen mucho más glamurosa  de viajes, experiencias, eventos y cosas que se vienen a la cabeza cuando se habla de arte, pero, la única certeza es que hay mucho trabajo y miles de bocetos para llegar a una gran obra. Y esto lleva pasando desde la prehistoria, de diferentes formas en diferentes momentos. Pero desde que existe el ser humano, esto pasa.
Sin embargo llegamos a un momento muy interesante. Hasta ahora parecía que la creación estaba reservada a unos pocos. Unos cuantos grandes genios o grandes mentes imaginativas. No parecía que la gente común, la “gente pequeña”, pudiera ser creadora de contenidos destinados a un gran público.
Pero eso está cambiando. Y sólo es el principio. Internet nos acerca a todos a ese mundo de contenidos. Nos permite ser los artistas de la red y convertirnos en el guionista, productor y director de una pequeña obra que después colgamos para la difusión a millones de personas.
Y claro, esto lo cambia todo. Cambia un modelo, el del sector audiovisual, pero es que además cambia nuestra propia rutina de vida. Podemos convertirnos en periodistas escribiendo un blog en vez de pasar un rato viendo la TV o de cena con amigos (espero que esto segundo nunca pueda ser sustituido). Ya no hacemos lo mismo, destinamos parte de nuestro tiempo a ser creadores de algo con lo que no nos atrevíamos hasta ahora.
Ah, y en la mayor parte de los casos de forma totalmente altruista…
Y es que crear no es nada fácil. Exige imaginación y comunicación. Y la red nos da la oportunidad de hacerlo con descaro, sin la timidez de “el qué dirán”. Nos permite mostrar aquello que nos apasiona sin miedo a que nadie se ría de ello.  
En realidad, todos creamos todos los días. Porque amigos, crear es soñar. Todos soñamos, todos visualizamos momentos que vendrán en nuestro trabajo, con nuestras parejas, con nuestro amigos, con nuestros hijos. En definitiva la red nos ayuda solamente a darle forma a una parte de nuestro propio “yo” y convertirnos en contadores y protagonistas de historias.
Desde la aparición del mundo online y el llamado 2.0 todo es más interactivo y posible. Aparecen miles de artistas anónimos que no se dedican profesionalmente al mundo audiovisual pero que cuelgan sus propias creaciones o las monetizan a través de una tienda online de aplicaciones.
Incluso es más cercano y sencillo montar un negocio en el que se cree. Las barreras administrativas y de falta de información para el estudio de viabilidad ya no existen. Internet las acerca.
Si me permitís un consejo, no dejéis nunca de soñar, y sobre todo, ahora es el momento de convertirlo en realidad.
Si creéis en ello pasará…

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