¿Cuándo acabará la crisis?

El 15 de Septiembre de 2008 el banco de inversión Lehman Brothers, tras 158 años de historia,  acudió a las autoridades de Estados Unidos para pedir la protección del “Chapter Eleven”  sobre situaciones de quiebra. Las caídas de las bolsas en todo el mundo parecían no tener fondo. La desconfianza se había apoderado de los mercados. Este día, en el que oficialmente empezó la crisis, cambió y sigue cambiando la vida de todo el planeta.
Realmente, diversos Bancos Centrales habían tenido que intervenir en los mercados a lo largo del año 2007, pero fue el anuncio de Lehman en 2008 el que precipito una caída tras otra de todos los mercados, como si fueran fichas de dominó.
Porque nuestro modelo, o sistema, nos guste o no, es el de los mercados. Tiene sus ventajas y desventajas (de esto ya hablaremos) pero de momento es el que mejor ha funcionado en la historia, aunque genera enormes desigualdades muchas veces.
En economía todo está relacionado. Cualquier variable que cambie dentro de un modelo económico arrastra a otras. Si por ejemplo sube la inflación, se actúa subiendo los tipos de interés para contenerla y al final acaba repercutiendo en el recibo de la hipoteca que pagamos todos los meses.
Lo interesante, o peligroso,  es que hay variables que pesan más que otras. Si cae el consumo privado arrastra a todo. Si consumimos menos, los empresarios ganan menos y vienen los recortes. Entonces hay gente que acaba en el paro y se producen otros problemas sociales. En fin, una espiral que parece que nunca acaba.
En este caso además hay una variable, que es un pilar para los sistemas capitalistas, que fue herida de gravedad aquel 15 de Septiembre. Se llama confianza.
La confianza es motor de todo en la vida. Uno confía en su pareja, en sus amigos en sus padres, etc…si deja de hacerlo surgen problemas y si la crisis de confianza se hace muy grande los problemas parecen irresolubles. Esto, aplicado a la economía es lo que lleva pasando desde el 2008. Desde el inicio de la crisis internacional, la caída de los mercados, y los ataques especulativos de algunos interesados (de esto hay mucho que hablar) han colocado a algunos países en el ojo del huracán. Entre ellos los llamados PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España).
En España el caso tiene un aliciente más. Durante los diez años anteriores, se había generado una burbuja inmobiliaria que nadie quería ver. Por diferentes causas, que ya se han comentado en este blog, los Gobiernos de turno incentivaron una burbuja especulativa sobre el valor del suelo, amparada en una desastrosa ley de financiación autonómica y local. La facilidad de obtener un crédito, junto con los incrementos de precio de la vivienda año tras año, hicieron que, diversas instituciones independientes,  anunciaran que había un problema, pero ni los que tenían la responsabilidad de gobernar, ni los que la financiaban, ni nosotros mismos quisimos escuchar. Se tachaba de catastrofista a aquel que osara insinuar que había un problema.
El después lo sabemos, explosión de la burbuja, ajustes, recortes, paro y más paro, intervenciones en otros países, etc…
Y para colmo, la pésima gestión del Gobierno y de los responsables políticos,  junto con la incesante desconfianza instaurada en los mercados contra España, entre otros, han “conseguido” que el agujero sea cada vez más profundo, sumiendo al país en una crisis mayor y a la gente en una profunda depresión.
Y así es difícil salir. Cuando a uno le van mal las cosas y encima no se siente con fuerzas es difícil salir. Ya lo dije hace tiempo y me reafirmo: cuando parece que no hay salida, que se hunde irremediablemente el barco, es cuando tenemos que pensar en que SI la hay. Que nadie diga que no se puede, SI se puede.
Si seguimos tal y como estamos, habrá un cambio de gobierno. Esto, unido a la recuperación internacional que ya se ha iniciado,  podrá tener un efecto, temporal, positivo devolviendo algo de confianza  e ilusión al país. Sobre todo a los votantes del nuevo Gobierno. Esos diez millones de votos podrán estimular al resto del país y contagiar ese nuevo optimismo e ilusión.  Pero será temporal. No solucionará el problema de fondo porque para eso ya se nos ha dejado claro que ni este Gobierno ni el que venga, van a hacer las reformas estructurales y de calado necesarias. Ninguno se atreve ni a plantearlas y cuando se plantean hay uno de los dos que no las apoyan.
Y así llegaremos al colapso. Y será grave, muy grave. Yo siempre soy optimista y no me gusta nada ser agorero, pero en este caso hay que decirlo muy claro. Si no hay reformas estructurales llegará un momento en que realmente haya 4 o 5 millones de parados reales (más aquellos que estén pero se beneficien de economía sumergida). Esto puede llevarnos a situaciones en la calle y en otros ámbitos muy preocupantes.
Fulminarse una clase media no creáis que necesita un período largo, preguntar a nuestros hermanos Latinoamericanos que han pasado o pasaron por esa experiencia.
Es probable que siguiendo igual haya una recuperación estable en cuatro  años, con crecimientos positivos que se acerquen a la cifra mágica del 3%. Pero el país, económicamente, estará herido de gravedad. Cualquier catarro, por pequeño que sea tendrá efectos devastadores.
Hay otra forma de salir, sin secuelas. Un Gobierno de Concentración Nacional ó un Pacto de Estado. Es necesario que haya consensos en temas estructurales. Si esto fuera así, tendría un efecto inmediato, no temporal. Devolvería la confianza del mercado a España. Generaría un impulso y aceleraría la recuperación. Después habría un período duro de ajuste, para todos, pero en crecimiento y con confianza. Habría que hacer reformas estructurales, de las Comunidades Autónomas, reconversiones industriales, impulso de la I+D, reformas fiscales, laborales, políticas, de la ley del funcionariado e incluso de la Constitución.
Pero en consenso todo sería más fácil. Y esta vía, señor@s, esta vía existe y es posible. Se puede. SI se puede.
Los ciudadanos debemos reclamar esto, desde todos los ámbitos. No podemos dejarlo pasar.
En definitiva, a la pregunta de ¿cuándo saldremos de esta?, si seguimos como hasta ahora, aunque haya cambio de gobierno, tardaremos 4 años y con secuelas graves. Si hay consenso y se hacen las reformas estructurales tardaremos un par de años en tener crecimientos sostenibles positivos y habremos arreglado los problemas de fondo.
Yo lo tengo claro….

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