¿Hacemos un griego?

El término "democracia" deriva de la unión de dos palabras griegas: demos ("pueblo") y kratos ("gobierno"). Etimológicamente, entonces, democracia significa "gobierno del pue­blo", es decir, gobierno ejercido y controlado por el conjunto del pueblo.

La democracia tuvo su origen en la Grecia antigua, especialmente en la polis de Atenas, entre los siglos VII y IV a.C. El órgano máximo del gobierno de la polis era la Asamblea, integrada por todos los ciudadanos libres. La cantidad reducida de habitantes y el hecho de que las mujeres y los esclavos no participaran permitían que los ciudadanos pudieran reunirse en la plaza pública para discutir los asuntos públicos.

Posteriormente  Roma cogió el testigo. Aunque la Historia de Roma inicialmente se escribe con una monarquía y un sistema de nobleza, posteriormente, incluida en su fase imperial, fue evolucionando a un sistema de República (509 a.C.) y de Senado, que poco a poco se erigió en una especie de Parlamento donde se llegó a seleccionar por un sistema de elección a sus miembros. Obviamente no todos tenían derecho a voto. Dependía de la clase social, pero en su última fase era necesario el apoyo de los más débiles económicamente para gobernar.

En Oriente, culturas muy poderosas como los egipcios, persas, babilonios, cartagineses, chinos… sin embargo no evolucionaron igual. Sus monarquías casi imperiales se perpetuaron durante varios siglos y sólo en pequeñas comunidades se establecieron algunas formas de participación ciudadana en el Gobierno de las mismas.

Vamos, que el deseo del hombre por tomar decisiones de forma “democrática” no es nuevo. El mensaje de trasladar el poder al pueblo, con más o menos restricciones, nace hace tres milenios. Ni con Syriza ni con Podemos.

Pero lo que sí hacen Syriza y Podemos es recordarnos qué significa eso de la soberanía popular. Yo lo he dicho por activa y pasiva y lo repito. No me gusta Podemos y no conozco la trayectoria de Syriza. Creo que en el caso español, lo que nació como movimiento de participación ciudadana, acogiendo todo tipo de ideología, con el único objetivo de que los ciudadanos hicieran nuevas propuestas para poder cambiar aquello que no funciona y nos afecta a todos, se ha convertido en un mensaje con buena música pero mala letra. Ya no veo esa diversidad de ideas ni la aplicación de la misma vara de medir para aquello que se critica y que sucede en sus casas.

Pero esto, afortunadamente lo dirimirán las urnas, como ha pasado en Grecia. Lo que nadie puede quitarles es el mérito de haber “despertado” a una parte de la población y de haber metido “el miedo en el cuerpo” a los que se apoltronan en el poder durante décadas y no quieren ningún cambio. El que no quiera ver esto y los menosprecia no tiene ni idea de en qué país vivimos y que problemas tiene la “gente pequeña”. Claro, que muchos lo hacen en una nube y todo esto le suena a chino.

Aunque Grecia no es España y los problemas son distintos la evolución de como Gobiernan unos marcara el destino electoral de otros. Os voy a decir algo muy duro, y espero que se entienda bien. Sabéis de mi optimismo y de mi firme convicción en que juntos, sin señalarnos por rojos o azules y desterrando de una p. vez las dos Españas podemos salir de esta. Sabéis también mi constante reclamación de que los que la hacen la paguen cuanto antes y se pudran en la cárcel, caiga quien caiga. Pero dicho esto…..

Todos debemos reconocer nuestro granito de arena para estar en este agujero.

En Grecia se engañó. Sí, se engañó. Se engañó al de fuera, al nuevo socio. Los socios y los prestamistas no son ONGs. Pretenden rentabilizar lo que prestan y suelen exigir el cumplimiento de determinados indicadores que Grecia falsificó. Nunca debía de haber entrado en el euro en las condiciones en las que estaba, debía de haberse aplazado. Pero claro, el miedo a quedarse descolgada y las rencillas históricas con algunos vecinos hizo que todo el país creara una gran mentira, cada uno a su nivel. Y los ciudadanos eran conscientes. Se permitió el engaño y ahora lo pagan con creces, sobre todo los más débiles y seguramente los que menos contribuyeron a crearlo.

En España no fue este el origen. También engañamos, pero a nosotros mismos. Casi todos sabíamos lo de las “mordidas” al gobernante de turno (incluyo los ayuntamientos pequeñitos) para recalificar o adjudicar servicios. Todos sabíamos que eso de endeudarse por el 120% del valor tasado de la casa, aunque nos lo permitiera el banco irresponsable, podía darnos un disgusto en época de vacas flacas. Aun así metíamos el viaje y el coche nuevo en la hipoteca. Ya que nos poníamos...

Todos hemos oído o participado en el “con IVA o sin IVA”. Hemos llamado crack al que “regateaba” a Hacienda (que nos estaba engañando a todos) y hemos sido tolerantes con los que caminaban al borde de la ley en términos económicos. Muchos hemos ido a urgencias “porque me lo hacen todo de una vez” y hemos “abusado” conscientemente de los servicios públicos. Y lo peor, aunque no lo hayamos hecho, hemos mirado para otro lado cuando lo hacen “los nuestros”.

Claro, ahora lo pagamos con creces y nos rasgamos las vestiduras. 5,5 millones de teóricos parados, una economía sumergida del 20% y una quinta parte del país bajo el umbral de la pobreza nos generan mucha indignación a todos, sobre todo cuando los máximos responsables nos sorprenden cada día con un escándalo mayor y se genera una sensación de impunidad. Pero no nos olvidemos de que en vacas gordas no decíamos ni mú y en parte, cada uno a su nivel, somos responsables.

Espero que hayamos aprendido la lección.

Está claro que son problemas distintos. Los griegos han hecho responsable de su propio engaño a los dirigentes y a los poderosos y han decidido un cambio profundo. Deberan afrontar reformas estructurales nada fáciles, porque no van a ser tan "populistas" como la de subir el Salario Mínimo Interprofesional. Y esto generará reacciones. Veremos en que queda y si realmente el pueblo tendrá ese renovado protagonismo en la toma de algunas decisiones. En el mismo sitio donde esa participación popular nació.

Ese despertar al pueblo me parece muy importante. El hacerlo sólo a los que piensan como yo (se excluye al resto) y no llevarlo a la practica con fórmulas y hechos concretos me parece humo.

En Grecia, desde luego deben de ser conscientes que tienen una deuda sobre PIB de aproximadamente 170-180%. Es mucho sí, aunque es cierto que Japón tiene más de un 200%, EEUU más de un 150%, Alemania, Francia, UK e Italia entre el 80% y el 120% y España en el 100% aproximadamente. El problema no es el nivel de deuda, que posiblemente debe de ser reestructurada en todos los casos y controlada de otra forma, sino que la mayor parte de la deuda Griega la tienen inversores (bancos) externos (Suizos, Alemanes, etc.) y claro, decirle de entrada a tu vecino poderoso que no le vas a pagar porque a ellos se les perdonó gran parte de lo que debieron en su momento como que no parece un buen comienzo.

Hacer un griego no nos lo podemos permitir en España. El sistema sanitario y educativo de nuestro país es de los mejores del mundo. Ojo, el hecho de que sea universal para todos, no el que el contenido de los programas, los profesores o que las ineficiencias de la sanidad puedan ser corregidas. A lo que voy, si de entrada decimos que vamos a no pagar la deuda o a pedir una rebaja, de manera unilateral, mandamos dos mensajes, el de “hasta aquí hemos llegado”, que está bien y el de “anda,  ¿y ahora quien me va a financiar la sanidad y la educación? Porque con los impuestos sólo, no da....”

Vamos, que si hacemos la cuenta de la vieja rápida resulta que si recaudamos 100, 38 se va en pensiones, 10 en intereses, 7 en Prestaciones por desempleo y 14 en el carajal autonómico que tenemos. Es decir, que nos quedan 30 para hacer cosas (Sanidad, Educación, Defensa, Justicia, S. Social, etc.). Vamos, que necesitamos financiación y lo más importante y aquí el quid de la cuestión, usarla bien.

Espero y deseo de verdad que ese despertar del pueblo dormido se traduzca ahora en una mayor participación en las vacas flacas y gordas y un impulso para salir del pozo. Pero que sea con cabeza. El corazón y la situación indignante pesan, pero hay que ser inteligentes para no caer en los mismos errores.

Por supuesto deseo lo mismo para mi país. No sé si la fórmula se llama Podemos o PP o PSOE u otra que me gusta a mí. Lo que sí que se es que divididos, como estamos ahora, jamás conseguiremos que la sociedad despierte del letargo y exija de verdad que el que la hace la pague.

Tenemos todos un mismo objetivo…Se puede llegar por varios caminos pero el foco es el objetivo. ¿Por qué no consensuamos el camino en el que estemos la gran mayoría cómodos, renunciando cada uno a un poquito de lo “nuestro” y entendiendo el punto de vista del otro sin llamarle rojo o facha?

Claro que es posible. Falta creerlo de verdad.

Nadie ha dicho que el camino vaya a ser fácil por cierto. Es muy largo y estamos apenas en la salida. #vamosssss

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