Protege lo que importa

Hace unos años existía este lema interno en Telefónica, como parte del ideario de Recursos Humanos con sus empleados.

Me encantaba y me encanta esa frase. Me pareció muy acertado en su momento y me lo parece hoy. Aplicable a todo pero sobre todo a aquello y aquellos que tenemos más cerca.

Ya se que todo es mejorable. Por supuesto. Nunca hay nada perfecto. Es más, dudo que nunca haya nada perfecto mientras sea gestionado por seres humanos. De ahí la grandeza y la miseria del hombre.

No me desvío. El caso es que, siendo todo mejorable, no paro de leer, escuchar y palpar constantes críticas a todo lo que tenemos alrededor. Y son legítimas, por supuesto, aunque también hay que hacerlas desde el punto de vista de uno mismo, de lo que contribuimos a que las cosas avancen o no cada uno de nosotros, no sólo aquellos que vemos todos los días en los periódicos.

Lógicamente en un país que está en crisis esto es se hace más patente. Como dice la frase, nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y es que ahora está tronando mucho.

Pero por eso no debemos bajar los brazos y empezar a disparar contra todo aquello que nos rodea. Ni lo bueno es tan bueno cuando hay sol ni lo malo tan malo cuando hay truenos. 

Esto no es, exclusivamente, una cosa de políticos y/o poderosos contra los que ahora nos gusta disparar y hacerlos responsables de todo, es una cosa nuestra, que algo de responsabilidad, la que sea, tendremos cada uno en todo lo que nos ha pasado como sociedad.

Y en ese ánimo destructivo que llevamos dentro nos empeñamos en cargar contra lo más cercano, contra lo que más nos importa. Nos convertimos en jueces de todo sin parar a mirarnos a nosotros mismos.

Todo es malo, todo negativo, no hay solución, esto o lo otro es imposible (odio esa palabra). Ese es el día a día que veo en redes sociales y palpo en mi entorno. Lo maravilloso está fuera, y nosotros somos un desastre. Una vergüenza vivir aquí y blablabla.

Debemos aplicarnos ese lema y proteger lo que importa. Importa lo que hacemos todos los días, nuestros sueños como personas, como sociedad. Nadie puede quitarnos nuestros sueños ni podemos rendirnos porque vengan dificultades. Está prohibido rendirse chic@s.

Creo que muchas veces es un problema de motivación. Los años buenos nos hemos malacostumbrado a tener cosas con "poco" coste personal. A no necesitar motivaciones extra para conseguir lo que considerábamos rutinario, sin tener en cuenta que eso costaba un esfuerzo común.

Y ahora, con las malas, nos rendimos por no tenerlo o quizás por no tener la motivación suficiente para no parar de intentarlo. Nos vamos del país porque no hay trabajo "de lo que yo he estudiado" y quizás porque ha habido un excedente de universitarios minusvalorándose otro tipo de profesiones. 

Aquí sí hay responsabilidades de Gobiernos y mucho que mejorar, pero también debemos pensar que no se caen a nadie, a nadie repito, los anillos por no acabar una ingeniería y ser director general de algo. Se puede trabajar de becarios, o de otras cosas. La universidad no es, y no lo ha sido nunca, una agencia de colocación, por duro que sea asumirlo. 

A veces para volar hay que andar pasitos pequeños antes...

No confiamos en nuestras posibilidades como sociedad porque nos seguimos dando caña y viendo al que piensa distinto como "enemigo", haciéndole el juego a aquellos que unos y otros cargamos toda la responsabilidad.

Pues amig@s, llega la hora de dar pasos al frente. Mirar a vuestro alrededor. Lo que habéis construido en vuestro entorno y que se ampara en lo que hemos construido todos, durante generaciones, y que como país merece la pena ser protegido. El amor, la paz, el bienestar (porque chaval@s, hay bienestar, muy muy mejorable y con necesidad de ayudar a los más desfavorecidos, pero lo hay), la amistad, el respeto... 

Todo merece la pena ser protegido, trabajando juntos, desde el soldadito raso hasta el capitán general, sin darnos palos unos a otros constantemente y siendo conscientes de que la suma de gotitas de agua hace el Océano. Cada gota cuenta y tiene su responsabilidad...

De nuevo, yo no pierdo la fe, nunca, en las personas. Y si algún día lo hago que alguno me de una buena torta para que me espabile. Yo estoy también dispuesto a dársela a quién me lo pida :-) 

Pero por favor, protejamos lo que importa o nos quedaremos sin ello

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