Divide y perderás
Divide et impera,
divide y vencerás, Esta es una frase que casi todos aprendemos de niños. No me
acuerdo bien del contexto en el que surgió la primera vez, si en el cole, por el
deporte, con los amigos. El caso es que un día alguien la dice. Se nos queda el
poso.
Es una
máxima Histórica. Su origen es griego aunque como casi todo lo de la Grecia
Clásica fue fagocitado por los romanos, en este caso por Julio César, que la
utilizó como frase de cabecera para tener controladas a las tribus latinas.
Luego
llegó Napoleón, gran estratega, y le sacó su correspondiente partido, que es
quien la puso de moda.
Pero
vamos, en la Historia hay múltiples ejemplos de esto. Un hábil manipulador y divisor
era Gengis Khan, padre de uno de los mayores imperios jamás existidos, que
basaba sus conquistas en alentar la división entre vecinos y una vez se habían destruido
entre ellos llegaba y con un mínimo esfuerzo obtenía todo el botín.
Divide y
vencerás...
Si lo
vemos desde la perspectiva del "vencido", la frase tiene el sentido
opuesto. Divide y perderás. Cuánto más tiempo y energías consumas
discutiendo con los “amigos”, menos tiempo y energías para pelear con los “enemigos”.
Es de cajón. Al final el enemigo te vence con un mínimo esfuerzo ya que nos
dejamos todo guerreando con los que no debíamos.
Últimamente esto es
el pan nuestro de cada día. Y me cabrea mucho, cada vez más. Sólo vemos bandos.
O “los míos” o “los otros”. Los rojos, fachas, azules, morados, naranjas,
perroflautas, zarrapastrosos, pijos, “lo del opus”, progres, alternativos,
antitodos, curillas, niños de papá y miles de etiquetas más que nos ponemos
unos a otros, a los que conjuntamente debiéramos estar hombro con hombro
buscando un futuro mejor para nuestro país y los que vienen detrás.
Porque todos
queremos lo mismo. Repito, TODOS queremos lo mismo, tenemos las mismas metas y
muchos sueños compartidos. Algunos no lo quieren entender y salvo el ¿2%? de
radicales de todo tipo el resto necesitamos, buscamos, luchamos por lo mismo.
¿No? Queremos una
Sanidad aceptable, que nos proteja a todos y que no nos deje tirados. Queremos
una Educación que enseñe cosas y valores. No basta con saber quién escribió El
Quijote, que luego no leemos, sino de entender que el respeto, la tolerancia,
el atreverse aún a riesgo de fracasar, etc son actitudes necesarias para el progreso
de una sociedad y sobre todo para hacernos mejores.
Queremos Seguridad.
Saber que salir a la calle no va a suponer un secuestro o que alguien nos meta
un tiro porque le apetece. Necesitamos saber que nuestros hijos van a un evento
y no va a haber una desgracia.
Queremos un mercado
laboral justo, sabiendo que eso conlleva derechos y deberes, de todos. Que a
veces toca apechugar y a veces podemos relajarnos.
Queremos unos
servicios públicos aceptables, que paguemos todos, cada uno en la medida de lo
que le corresponde, de manera equitativa, sin defraudadores sin los “con IVA o
sin IVA”, sin mentiras, con las cosas claras.
Queremos vivir en
paz. Sin necesidad de tener que pegarnos con el de al lado para conseguir algo
sino que haya mecanismos para que las oportunidades sean para todos y sea
justo, objetivo.
Y millones de cosas
más…
Y esto, ¿creéis que
no lo queremos todos? ¿No buscamos lo mejor para nuestro entorno y nosotros
mismos? Tenemos las mismas metas aunque a muchos les cueste aceptar esto, ya
seamos “rojos”, “azules”, o todo el arcoíris.
Lo que pasa es que
hay múltiples caminos para llegar a ello y es ahí donde podemos discrepar.
Obvio a los que se quejan absolutamente de todo y por todo. A los que nada más
que se conforman con su constante victimismo y con llevar todo al extremo. A
los que hacen del 2% la generalidad y minimizan el 98%. Obvio a esos porque
nunca estarán contentos con nada hasta que la vida les dé la espalda…que es lo
que acaba pasando.
Ojo, que en ese 2%
hay gente a veces muy culta o con mucha capacidad de movilizar a otros. Son
expertos en tirar la piedra y esconder la mano, como todos los cobardes o los
traidores.
Pero el resto, la
inmensa mayoría, tenemos unos objetivos comunes. Queremos llegar al mismo
sitio. Insisto, en el camino podemos discrepar, pero no en el objetivo.
En este país hubo
una guerra cruel hace casi 80 años. Es triste, pero seguimos en ella, sin
fusiles, pero cada vez hay más y más gente que trata de dividir y de que unos y
otros andemos a la gresca. Cada vez más hay oportunistas de que no enterremos
nunca ese fantasma, fantasma del que yo me sorprendo cuando hablo con gente que
realmente la vivió en primera persona y que lo único que quiere es que sus
hijos o sus nietos la olviden de una p*** vez.
Pero no, nosotros
erre que erre.
Mirar, aquí hubo
una situación de emergencia Nacional en los años 20 y 30, fruto de muchísimas
cosas mal hechas y la poca capacidad de entendimiento. La República, man que
pese, fue un desastre y la consecuencia, los que la traicionaron, otro desastre
mayor. Ni siquiera se habla de este tema con rigor histórico cuando oyes
argumentos de unos y otros, sólo mierdas y basura que arrojarse encima. Nunca
una foto completa, objetiva.
Pero lo cierto es
que tras el episodio más triste de nuestra Historia, nuestros padres, con los
que solemos discutir bastante, dieron un ejemplo al mundo de lo que es comerse
cada uno sus miedos y sus odios y tratar de convivir. Son un ejemplo y un
tesoro impagable que jamás comprenderemos el gran valor que nos han dado.
Una generación
única, que a pesar del dictador levantaron el país, creyeron en ellos y en el
objetivo común. Y tragaron lo que no está escrito. Sus crisis económicas con
intereses del 25% fueron durísimas, la pobreza era palpable, su Estado de
Bienestar era inexistente, pero su capacidad de sufrimiento y lucha fue
asombrosa y nos llevó a donde nos llevó cuando por fin murió Franco.
Y nosotros, unos
pelagatos a su lado, nos lo estamos cargando. Cogimos el testigo y lo hicimos
bien, creamos un Estado de Bienestar como nunca. Y sin embargo, cuando el
viento nos viene de cara nos entran los miedos y empezamos a tirarnos basura
unos a otros, a no saber ni buscar los puntos de encuentro en reuniones
familiares o de amigos. A sólo ver “nuestra verdad” y olvidarnos de que las
metas son las mismas y todos hemos de ceder.
Yo creo en mi país,
España. Y creo en la tierra en la que nací, Cataluña. Creo en la capacidad extraordinaria
de la gente para construir un país mejor, aunque venga viento de cara, como nos
demostraron nuestros padres.
No entiendo como
estamos educando a nuestros hijos para que nos estemos, cada vez más, acercando
a un estado de conflicto civil. No lo entiendo. Porque os digo una cosa, no
conozco conflicto civil en la Historia que no haya acabado a tiros y costado
mucha sangre, sobre todo agitando fantasmas de un pasado reciente.
A los que no queréis
construir un país mejor, estando dispuestos a entenderos con los que no piensan
igual, sean quienes sean y a ceder por el bien de todos, de verdad, iros de mi
país. Si no os gusta y os parece que no tiene solución iros, y no volváis. Pero
dejarnos que los que queremos que todas esas metas comunes se cumplan y que
creemos que es posible, ES POSIBLE, lo hagamos. No os necesitamos, os llaméis como
os llaméis, tengáis los recursos que tengáis o seáis las pobrecitas víctimas
constantes de todo. Si no vais a construir y sólo a dividir iros. Pero hacerlo
ya.
Estoy harto de
tanto bocas que cuenta lo mal que lo pasan otros cómodamente sentado en su
sillón y que es incapaz de mover el culo…
Ahí lo dejo
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