Motívame otra vez
Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen
y mueren. Para los que hicimos la EGB, por allá por la prehistoria, y teníamos
“ciencias naturales”, este era uno de los dogmas. Explicaba, en resumen y desde
el punto de vista biológico, lo que somos cada uno de nosotros. Nuestra
naturaleza más simple.
No sólo biológicamente, sino que también
en cierta medida, este dogma condiciona el comportamiento social. Esta frase
nos marca mucho, sobre todo en los países “desarrollados”.
Eso sí, sí sólo nos limitáramos a
esto, sería un rollo. La rutina nos mataría, incluso en la parte más divertida (malpensad@s).
El ser humano necesita algo más que lo que le marca su propia naturaleza. Ahí
entra lo emocional y trascendente…Hay que alimentar el alma.
Necesitamos encontrar retos,
aventuras, novedades, cosas que nos motiven, que nos hagan sentirnos vivos. Incluso
en los casos de personas que vemos frías como el hielo. Incluso ahí, aún a bajo
cero, se necesitan motivaciones.
Y aquí entra un amplio abanico de
ellas. Imaginaros. Personales, emocionales, laborales, competitivas y hasta el
infinito. Multitud de razones para encontrar un nuevo reto e infinidad de
campos donde hacerlo.
Para afrontar un nuevo reto, del
tipo que sea, tiene que haber una motivación que empuje a “darlo todo”. Y eso
es lo complicado. Es difícil salir de una “zona de confort” y asumir riesgos. A
todos nos gustan los desafíos, pero ¿a qué coste?
Cuando algo nos interesa de verdad
lo hacemos parte nuestra, parte de nuestro ser. Sea lo que sea. No sólo nos
implicamos sino que forma parte de nosotros, se mete en nuestra alma en nuestro
corazón, en nuestra cabeza…Ahí es cuando conseguimos aquello que algunos llaman
“imposible”. Ahí es cuando alcanzamos los sueños y nos sentimos plenos de
verdad.
Para asumir el coste, muy alto
muchas veces, tenemos que tener una gran motivación. Digo yo que alcanzar los
sueños, lo que nos llena, debería ser motivación suficiente… ¿por qué nos conformamos entonces?
Hace tiempo escribí (más bien
recopilé http://puedoentrar.blogspot.com.es/2011/05/impossible-is-nothing.html)
historias de personas, como tú y como yo, a las que dijeron que no se podía,
que no lo conseguirían. Pero... mira por donde, lo hicieron.
Todo se puede. Si nos limitáramos a
la frase inicial de nace, etc, seríamos sólo simple seres vivos, sin más. Pero es
que no somos “sin más”. Hay mucho, mucho por lo que no debemos limitarnos a dejar que el reloj corra.
Para creer que se puede es necesario
creer en nosotros, por muchas veces que nos salga mal. Cuantas más veces mal, una mayor
voluntad. Que sea de hierro. Si no creemos en nosotros ni en alcanzar el sueño no hay
nada que hacer.
Por el camino encontramos a seres
maravillosos que nos ayudan. Si señor@s, los seres humanos somos capaces de
ayudarnos. De manera altruista, sin esperar nada a cambio. Esto también se
puede.
Esas personas son capaces de valorar
lo que queremos hacer y ayudarnos a recuperar la confianza cuando flojea. Son
capaces de funcionar como una brújula que nos vuelve a orientar cuando nos
hemos perdido. Esas personas son las que siempre debemos mantener al lado.
La confianza es fundamental…sin ella…
Pero la confianza, en nosotros
mismos, se gana no sólo teniendo al lado esas personas, esos "Pepito Grillo", sino trabajando y trabajando y trabajando. Aquella frase de Edison
de “no fracasé, sólo encontré 999 formas de entender que no funciona”,
refiriéndose a la invención de la bombilla, nos enseña lo que es no
desfallecer. Prohibido rendirse.
La regla de oro cuando hablamos de
alguien capaz de liderar y capaz de motivarnos es “predicar con el ejemplo”. El
líder, el que es capaz de hacernos sentir de nuevo el alma, es uno que no está
en el Olimpo. Se pone a nuestro lado. Se mancha con nosotros y comanda desde
delante, no desde detrás. Ese es el que realmente nos motiva, porque nos deja
con la boca abierta…Nunca nos decepciona, ni cuando no sale bien.
Quizás me hago mayor pero veo una
sociedad muy acomodada. Nadie se mueve de su zona de confort y menos por algo
tan romántico como “perseguir su sueño”. Pocos son capaces de hacerlo sin red y
la mayor parte del tiempo estamos justificando, echando la culpa al mundo,
aquello que no somos capaces de hacer.
Por no decir de los líderes que no se manchan, que no sienten ni padecen con nosotros, que están en su propio mundo. No nos valen y hasta que haya algunos que merezcan la pena vamos a tener que hacerlo nosotros, sin esa ayuda "extra".
Como decía el padre de un amigo, “el
que quiera peces que se moje el culo”. Y chavales, por las redes sociales ya os
digo yo que no “se pesca”. Hay que bajarse al barro. Vale ya de tanto disparo
hacia fuera y tanto egocentrismo.
No vale con echar pestes por estas nuevas herramientas perfectas para hacer grandes cosas. Las utilizamos para destruir, no para construir...¿Por qué?. No son mecanismos de manifestación virtual ni nuestros tuits, posts, mensajes en el muro, etc una pancarta. Son justo lo contrario, mecanismos para no tener que quejarnos más del "otro"...pero no lo hemos entendido.
Nos falta un poquito de humildad.
Lo interesante, lo que nos hace grandes, lo que nos dignifica es, que cuando volvemos a nuestra esencia, por allá por una vez cada 10 años, el día en
que algo nos hace resetear… somos imbatibles. Cuando volvemos a creer y a soñar y vuelve a ser parte de nuestro "yo" entonces hay esperanza. Entonces nos lo creemos.
Se trata de perseverar en el sueño y no caer en la rutina.
Se puede todo. No le deis vueltas…
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