Las discusiones digitales

Hace no mucho si te enfadabas con alguien tenías dos opciones, o quedar con él o ella y decírselo o pasar del tema. Había una tercera que era utilizar un medio indirecto (carta, teléfono, mensajero) donde no fuera necesario mirarse a los ojos para dar el mensaje.

La tecnología nos ayuda a muchas cosas, incluso a discutir. Estoy seguro que más de un@ y de dos habéis tenido alguna discusión “acalorada” por una red social o por whatsapp o similar. El hecho de estar permanentemente conectados a la red hacer que incluso discutamos a través de ella.

No digo que sea bueno o malo. Simplemente es. Forma parte del beneficio de tener un mundo cada vez más pequeño. También os digo que la reconciliación sí que es mucho mejor que no sea digital, le quita emoción al tema.

Lo que tengo claro es que en el mundo de hoy la tecnología, por cada 10 cosas buenas que nos da, nos abre la puerta a “externalidades”, es decir, a agujeros que podemos utilizar como queramos y que pueden ser buenos o malos en función de cómo los usemos.

Una externalidad es que las redes sociales o las aplicaciones de mensajería instantánea, que nos mantienen conectados con todos y comunicados con los que queremos, nos permiten también tener acaloradas discusiones sobre muchos temas, desde cosas muy banales hasta temas muy serios. Podemos discutir desde chorradas como la Champions hasta ponernos de acuerdos con la familia para tomar una decisión de calado.

En los famosos grupos además siempre hay perfiles de dedo suelto. Mucho más suelto que en el cara a cara y eso, que puede ser una virtud, se puede convertir en un problema. Ya sabéis eso de que las peleas uno sabe cómo empiezan pero no tiene ni idea de cómo terminan.

Gracias a estas aplicaciones, personas muy tímidas o con temor a decir determinadas cosas en presencia de alguien son capaces de hacerlo a través de la famosa pantallita y con los respectivos emoticonos. Y esto, sin duda es bueno, porque el hablar las cosas, sobre todo las que molestan creo que es positivo, siempre que se haga con respeto.

Y esa es la clave, como casi todo lo que tiene que ver con la interacción de dos o más personas: el respeto. En mi caso prefiero decir las cosas a la cara pero entiendo a las personas que no les es sencillo y utilizan otra vía. Bienvenida sea. Y si es en modo constructivo y con respeto entonces un diez.

El problema es cuando se hace con ganas de “joder” o de un modo irónico. En el mundo de la mensajería instantánea hay mucho listill@, o mejor dicho, que se cree listill@ y utiliza la presunta broma como una forma de reírse de, no de reírse con. Y ahí ya…no mola.

Dónde van a parar aquellos momentos en que uno se ponía como una olla express y, poniéndose rojo de repente, explotaba echando una lengua de fuego hacia el que aguantaba el chaparrón. Eso ya pasó, ahora el whatsapp nos lo soluciona, pero el hecho de hacerlo de una manera subliminal puede, incluso, cabrear más al otro.

Este es el quid de la cuestión. El cachondeo y el reírse con, aprovechando la tecnología, está muy bien. El discutir con respeto y argumentos está muy bien, incluso muy divertido porque cuenta más el argumento que el intercambio de gritos en que a veces se convierte en el mundo analógico. Pero el reírse de, creyéndose más rápido o gracios@ que la otra parte o el sacar los trapos sucios de forma grupal no lo veo un avance con respecto al mundo antes de internet.

En los Grupos se da otra circunstancia muy divertida. La mitad del grupo o el 10% de los que lo forman pueden apasionarse mucho en algún tema y llegar a ser cansinos. Nos pasa a todos y lo hacemos todos, en unos los sufrimos y en otros casos los originamos.
Es como cuando en el mundo analógico estamos ocho y dos se enzarzan en una discusión. A veces les cortamos y a veces no. A veces nos involucramos y a veces no. A veces les echamos la bronca por pesado pero al rato somos nosotros los que estamos con otro tema haciendo lo mismo. Es un tema de coherencia.

En el fondo, cuando se quiere a alguien, se le quiere con lo bueno y lo malo, aunque sea un pesado. Se le calla con educación y se le pide que lo discutan aparte y santas pascuas. Pero la reprimenda pública…ahí aumenta el mal rollo. Cuidadito con eso.

Seamos responsables con el uso de las nuevas formas de comunicación. Es un lujo tenerlas y una ventaja como nunca en la Historia, pero no deberían ser un motivo de generar “mal rollo”, sino de subsanarlo…

Un poquito de cabeza chic@s...


#impossibleisnothing

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