Del chat al Networking

En Abril de 1995 contraté mi primera conexión a internet. Había estado con un amigo en la sala de ordenadores de mi facultad. Me había enseñado la recién inaugurada “intranet” de Universidades Públicas Españolas, en la que podías interactuar con personas de otras escuelas y facultades, mandar mails y entablar conversaciones con ellos por chat. Y claro, también podías “ligar”. Teniendo de fondo aquella pantalla negra sobre verde de MS-DOS (el sistema operativo sobre el que funcionaba Windows), habíamos entablado un chat con dos chicas de la facultad politécnica de Barcelona. Y habíamos “ligado”, eso sí a 600 kilómetros de distancia, pero era extraño…esta nueva herramienta nos había acercado.
Al día siguiente fui a probar de nuevo este “juguete” que había descubierto. Había más. No sólo una intranet, había algo más grande, incapaz de poder calibrar su dimensión en aquel momento.
Se llamaba internet y allí descubrí el mundo de los chats. No sólo podías conocer gente o hacer amigos, también podías hablar de temas que te interesaran, del último clásico (Madrid-Barcelona de fútbol) o comentar cosas que pasaban por el mundo.
Dije, esto no puede quedar así. Acordé con mis padres contratar internet pagándolo con mi sueldo de becario. La primera conexión, de seis meses, con Infovía (Telefónica) me costó 46.500 pesetas (280 euros) con un modem de 14.400 bps (eso sí que era una medida antipiratería). Y eso sin contar la factura del teléfono, que iba aparte y os puedo asegurar que era todavía más cara.
Pero merecía la pena. No sólo era conocer gente, sino que cada vez que navegaba veía que el acceso a la información era mayor…Podía saber, casi a tiempo real, qué sucedía en el mundo,  cómo quedaba mi equipo de baloncesto o si iba a llover en mi ciudad al día siguiente. Los americanos, siempre por delante, tenían páginas (las .com) en las que podías encontrar de todo. Incluso comprar…aunque daba mucho miedo eso de dar datos personales por la red.
El buscador español del momento se llamaba Olé, y el mundo de las “redes sociales” era el IRC, más tarde evolucionado a MIRC. Y esto fue hace nada.
Y entonces empezaron a llegar “sites” muy interesantes. Distintos del chat, pero con un mismo fondo. Y a lo largo del tiempo han ido surgiendo y asentándose my space, google, facebook, twitter, tuenti, linkedin, y un sinfín de redes y comunidades de todo tipo que tienen una misma cosas en común, son comunidades de afiliados con intereses comunes. Esto es innegable.
Pero esto no es una novedad. Las comunidades, grupos, redes, etc, llevan existiendo desde el Paleolítico. La novedad está en la inmediatez y en la accesibilidad. Nunca antes había sido así. Y nunca antes se había generado un efecto tan interesante. Cuando unos miembros de una red conectan con otros miembros de esa red, con intereses comunes, también lo están haciendo con todos sus contactos, en diferentes niveles según la red de la que se trate, pero un contacto puede dar acceso a miles de contactos que de alguna manera se relacionan con él.
Y de aquí pueden surgir nuevos grupos, nuevos intereses comunes e incluso se pueden adquirir compromisos constituyendo nuevas comunidades.
A esto le llamamos Networking. Pero no nos engañemos. Esto, existió siempre. Antes accedíamos al primo de un vecino que era el que nos iba a recomendar en su empresa a través del contacto personal con ese vecino. Y ahora hacemos lo mismo, pero a través del acceso que nos da el perfil on line del vecino al perfil online de su primo para que podamos compartir inquietudes con él.
Para mí esto es magia. Es increíble la potencia que tiene. Y si no lo miramos de forma oportunista, sino con todas las posibilidades de mejorar nuestro entorno y de buscar  y brindar sinergias en nuestras actividades y las de otros, tal vez consigamos beneficiarnos todos y consigamos potenciar nuestros negocios…contribuyendo a hacer las cosas de manera más eficiente.
¿Nos vemos en la red?

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