Niño, ¿qué quieres ser de mayor?

Tengo 37 años. Cuando era niño (cuánto tiempo ya) había una pregunta frecuente: ¿qué quieres ser de mayor?
Mis amigos y yo lo teníamos claro. La primera posición, por supuesto, futbolista. ¡Qué niño no quería serlo!

Después estaba lo de ser policía, bombero, astronauta, ya sabéis, algo que significara riesgo y que pudiera resaltar las virtudes de héroe sobre el resto.

¿Y las niñas? Pues enfermera, profesora o secretaria. Profesiones  condicionadas por lo que era la tradición y sociedad de aquel momento.

Claro, en estos 30 años han cambiado muchas cosas. Ya no hay UHF (el segundo canal de Televisión Española en blanco y negro) y no están de moda ni el bigote ni las patillas. Las mujeres trabajan (¡y mucho!) y la selección española gana mundiales. Tenemos accesible toda la información y tecnológicamente ya no estamos en la prehistoria. Con todos los errores que se han cometido, pero gracias a la “gente pequeña” que se levanta todos los días, este y otros países han cambiado y han avanzado.

¿Y qué quieren ser los niños ahora?. Pues sorprendentemente casi lo mismo. Según el estudio de hace un año publicado por Adecco, un 18% de los niños quieren ser futbolistas, un 5,6% policía, un 5,2% veterinario y un 4,4% médico o profesor.

Las niñas, en cambio, son algo más tradicionales. Un total de 26,1% profesoras, un 13,9% artista, un 13% enfermera y el 9,8% veterinaria.

“La televisión y el cine hace mella entre las niñas y adolescentes, pues la profesión de artista (cantantes, actrices, bailarinas…) sorprende en ocupar el segundo lugar del ranking” (informe de Adecco).

Está claro, los niños sueñan igual hoy que hace 30 años. La vocación de ser reconocido como una estrella o de hacer algo que tenga un servicio hacia los demás está ahí y es un hecho. ¿Qué pasa después?

Pues que los niños crecen y se encuentran con realidades en las que sus sueños son difíciles de cumplir. Futbolista o artista vienen además dimensionados por la parafernalia televisiva y mediática que hay a su alrededor. Chicos y chicas creen que sintiéndose Ronaldo o Shakira van a poner a sus pies al otro sexo. Y no funciona exactamente así...

Hay un primer paso crítico para poder cumplir un sueño. Es el apoyo familiar. La educación en casa condiciona toda tu vida. Hoy oí en la radio cómo una persona agradecía a sus padres, con una canción (El Dorado de Revolver), el que a pesar de ser niña, menor de cuatro hermanas y viviendo en un pueblecito en los años 70, sus padres hubieran apostado por ellas y hoy sea un cargo público muy importante. Si os digo la verdad me he emocionado un poquito.

El primer eslabón está en casa. Gracias a lo que lucharon mis padres por mi educación y mi desarrollo he tenido éste futuro. Si no habría tenido otro, pero posiblemente con menos oportunidades.
Pero hay un segundo paso que no está en casa. Es el entorno. La escuela, los amigos. Y ahí la responsabilidad es del Estado (que somos todos).

España, al igual que otros países del mundo tiene una política educativa nefasta. Hicimos lo más difícil, conseguir que todo el mundo pudiera estudiar. Esto no lo pueden decir todos. Y después la pifiamos. Las transferencias educativas regionales y la mala política en cuanto a inversión en profesorado y programas escolares nos han llevado a  estar en la cabeza del fracaso escolar. ¡Y eso tiene que cambiar!

Una sociedad necesita avanzar porque hay gente que arriesga, y arriesga en su mayor parte porque tiene conocimientos para hacerlo y una formación. Y aquí y en muchos países no pasa. Tenemos que presionar para que el gobierno que haya, del color que sea, que es elegido por nosotros, fije una política uniforme en todo el Estado. Los niños deben estudiar la mayor parte de sus programas en el idioma común, que es el castellano (lo dice un catalán), y los programas escolares deben ser uniformes, así como los criterios de evaluación y de inspección de la calidad de los maestros. Hay que invertir en buenos profesores, que serán un ejemplo (como pasa con los padres en la familia) y hay que destinar presupuesto. ¿La educación importa? ¡Pues invirtamos en ella y despoliticémosla de una vez!

Y si no, no me vengan con monsergas. Si no se hace es que importan más otras cosas y entonces asumamos que la cultura de la telebasura, el botellón sistemático y lo que se ha llamado generación nini (que hay mucho que hablar de eso) es una consecuencia de que “la gente pequeña” nos conformamos con eso. No es sólo de políticos.

Los chavales de hoy, no es que no quieran hacer nada o sean unos pasotas o es que hayan nacido en una sociedad muy cómoda, no, no es eso. Es que no están motivados. Y ahí el Estado (todos) tiene una responsabilidad. No la eludamos.

Terminaré haciendo referencia a una noticia del diario Público que me ha llamado la atención. Los niños españoles empiezan a utilizar internet a los 9 años y el 90% de los niños/adolescentes entre 9 y 16 años es usuario frecuente ( http://bit.ly/hMf5nj )

El nuevo mundo digital abre una puerta inmensa al mundo educativo. No sólo porque en vez de ir con mochilas de 10 kilos al cole los niños irán con video libros, sino porque permite, a través del entretenimiento, motivar al niño y al adolescente para que se divierta y se forme. Hace falta inversión, inversión en programas y en formadores e inversión en emprendedores que sean capaces de articular esto y poner su imaginación al servicio de todos.

¿Queremos que la telebasura, y el botellón se conviertan en digitales o queremos que el mundo digital nos de la oportunidad de pegar un salto en la calidad de los contenidos educativos?

¿Cogerá el guante el Estado?

¡Pues hagámoslo y seamos de mayores lo que siempre quisimos ser!

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